Síndrome de Korsakoff

El síndrome de Korsakoff es una especie de demencia, que se caracteriza por la pérdida de memoria y la confabulación, es decir, la persona afectada llena las lagunas de memoria con historias inventadas que ella misma cree que pasaron. Esta enfermedad también da problemas de corazón, vasculares y del sistema nervioso.

Este síndrome suele darse con mayor frecuencia en personas que han abusado del alcohol y que han tenido previamente un episodio de encefalopatía de Wernicke. Muchos especialistas creen que son diferentes etapas de la misma enfermedad, mientras que la encefalopatía de Wernicke es la fase ‘aguda’ de la enfermedad, el síndrome de Korsakoff representa la fase ‘crónica’.

Ambos síndromes se dan en personas que tienen déficit de tiamina en el organismo. El síndrome de Korsakoff se suele dar siempre en casos de personas con historial de alcoholismo o en algunas formas de malnutrición. Las personas alcohólicas tienen déficit de tiamina porque tienen una lesión en la mucosa gástrica y esta da lugar a una mala absorción de esta vitamina.

Como bien hemos dicho, el síndrome de Korsakoff se caracteriza por la pérdida de memoria y por la confabulación para llenar de historias inventadas las lagunas de memoria que tiene el paciente. Pero, hay que tener en cuenta, que la pérdida de memoria es una muy concreta y se basa en la gran dificultad que tiene la persona afectada para formar nuevos recuerdos. El enfermo será incapaz de recordar lo que le hemos dicho o nos ha dicho hace tan solo unos minutos.

Por otro lado, el paciente con síndrome de Korsakoff presentará una pérdida de recuerdos propios de varios años previos a la lesión. Por norma general, los recuerdos de la infancia permanecen intactos.

Pero, sin duda, el síntoma más característico y llamativo del síndrome de Korsakoff son las confabulaciones. Estas suelen ser de dos tipos: provocadas o reactivas, que ocurren cuando escuchan comentarios o reciben preguntas de otra persona. Y luego están las que son de tipo espontáneo o fantástico que se cuentan y se elaboran sin provocación alguna y se nota a la perfección que son imposibles, además de muy exageradas y con aires de grandeza. Normalmente, las confabulaciones de este tipo desaparecen a las pocas semanas de que el enfermo comience con el síndrome de Korsakoff.

Otros síntomas habituales en personas con este síndrome es la falta de conciencia del problema de memoria y el déficit a la hora de planificar.

A nivel de conducta, llama mucho la atención la indiferencia emocional y apatía que tienen los afectados por el síndrome de Korsakoff hacia la enfermedad.

Los pacientes con síndrome de Korsakoff raramente se recuperan, pero sí que se puede buscar la ayuda de un profesional y de este recibir conocimientos y técnicas con las que mejorar la calidad de vida y el bienestar tanto de los pacientes como de los familiares. 

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