Cada pareja amorosa es un mundo, pero es cierto que hay patrones que se repiten una y otra vez y todos hemos visto. Por ejemplo, ¿conoces una relación perfecta? Quizá sea la de tu mejor amiga, la de tu hermana o la tuya propia pero, en líneas generales, todos ubicamos una relación que, a ojos de terceros, parece admirable. De igual modo ocurre con otras tantas que ni de lejos las querríamos nosotros: quizá porque están siempre juntos, sin darse espacio entre ellos, o porque se han aislado del resto de amigos… En cualquier caso, también sabemos señalar un par de estas. Y en el bando más repetitivo, junto a las que consideramos relaciones normales, encontramos también las llamadas relaciones ‘boomerang’, cuando van y vuelven tantas veces que ya has perdido la cuenta…
Las relaciones intermitentes en las que el patrón de ruptura y reeconciliación es un hábito frecuente para muchas personas incluso sin darse cuenta. Investigaciones recientes apuntan a que esta dinámica puede afectar mucho porque son muy adictivas y porque son extremadamente tóxicas. ¿Quién no conoce a una pareja que se han dejado y vuelto por lo menos cuatro veces? ¿Qué les hará pensar que les va a funcionar en la nueva oportunidad que se están dando?
Lara Ferreiro, psicóloga experta en relaciones de pareja y autora de ‘Adicta a un gilipollas’, sabe mucho de esto. Tanto que es uno de los temas más recurrentes en su consulta: «Es importante que las relaciones sean de calidad, es decir, sin cortar salvo que sea definitivamente. Si cortas más de una vez y vuelves al cabo del tiempo, ya implica que algo pasa, y no hace falta romper con tu pareja para saber que la quieres». En esta línea, la especialista asegura que las relaciones ‘boomerang’ pueden generar un efecto angustiosísimo en las personas que lo viven porque «una ruptura es muy dolorosa y este impacto negativo en tu cabeza y en tu cerebro una y otra vez hacen mucho daño al ser bucles intermitentes».
Parejas on-off
Estas idas y venidas en algunas relaciones, como ya adelantaba Lara Ferreiro, son destructivas mentalmente porque, por lo general, suelen tener muchos conflictos sin resolver. «En las relaciones ‘boomerang’ siempre hay conflictos irresolubles, como por ejemplo, uno de los miembros de la pareja quiere tener hijos y otro no, o infidelidades intermitentes que, ya avanza la psicóloga «no van a dejar de estar ahí».
«Es importante que estas parejas, conocidas como ‘on-off’, piensen si realmente tienen un problema irresoluble, y en caso de tenerlo, tienen que intentar resolverlo cuanto antes para dejarse de tantas rupturas que desgastan la relación.», asegura.
Personalidades ‘boomerang’
Tal como garantiza la experta en relaciones de amor, este tipo de relaciones que no llevan a ninguna parte, tienen un vínculo entre ellos y un apego muy tóxico: «Son personalidades impulsivas y muy explosivas, que de repente se enfadan con un ‘se acabó, ya no quiero estar contigo’ y luego se arrepienten. Así una y otra vez».
Otro rasgo en común de las personas que conforman estas relaciones es que son narcisistas porque «a través del castigo cortan la relación y luego vuelven, haciendo un tratamiento de silencio durante unas semanas para después volver».
Además, suelen tener adicción emocional, es decir, cuando eres adicto a una relación. «Es muy peligroso. Por eso la gente vuelve, porque necesita su ‘droga’», dice Lara Ferreiro, relacionándolo también con un apego ansioso: aunque no hay compromiso real y saben que tienen que dejarlo porque una relación así no es buena, hay algo que les impide dejarlo.
Al parecer, el 60% de los adultos se involucra al menos una vez en su vida en este tipo de relaciones, y sus síntomas psicológicos son traumáticos y, también, 7 de cada 10 personas han tenido una relación tóxica al menos una vez en su vida. «Yo lo veo mucho en consulta: cuando vuelven es, por un lado, un enganche y alivio y cuando cortan otra vez viene la angustia: no duermen, están tristes… esto al final acaba desgastando mucho», advierte.
Las parejas intermitentes se alimentan de reinicios y a base de repetición. Va por fases: primero se vive una «luna de miel», según informa la psicóloga, luego llegan las peleas, después se corta la relación, en la que pueden llegar otras personas en esa transición, para volver de nuevo al punto de inicio. Son bucles infinitos y a la pregunta de si hay posibilidad de éxito, Lara Ferreiro lo tiene claro: No. Así de rotundo. Eso sí, si se resuelven los problemas irresolubles, como los ejemplos comentados anteriormente de la maternidad y paternidad, es «prácticamente imposible salir del bucle: no son comprometidas ni sanas y lo que suele ocurrir es que aparece otra persona en la vida de uno de ellos o el propio desgaste hace que uno de los mismos rompa definitivamente», concluye.