Puede que alguien cercano, de confianza, atraviese un periodo complicado, como es el duelo por alguien fallecido, una ruptura sentimental, una enfermedad grave, algún problema con sus hijos, la pérdida de empleo. Tenemos miedo a ser indiscretos, inoportunos, incómodos. No deseamos que la persona sufra al revivir o al tener que contestar. Pero la mayoría de las personas que atraviesan crisis duras en sus vidas relatan que prefieren que los demás se interesen por su situación a que no les pregunten. Einav Hart, de la Universidad George Mason, demostró en un estudio que preguntar temas personales no suele resultar tan incómodo como imaginamos. Sobre todo, cuando tomamos en cuenta dos parámetros, los modales, es decir, la buena educación a la hora de preguntar y que la pregunta íntima o personal esté justificada. Como uno nunca sabe si preguntar o no, te facilito algunos consejos que nos pueden ayudar a preguntar con buenos modales.
• Pide permiso para preguntar. «¿Te importa que te pregunte cómo va tu enfermedad?», «¿Podría preguntarte sobre cómo se encuentra tu hija con lo de su la separación? Querría saber si está bien, si tú también estás bien.»
• Encuentra el momento apropiado. Lo es cuando estáis a solas, en un lugar tranquilo, sin prisa y con tiempo para poder escuchar la respuesta de quien preguntas.
• Respeta que la persona no tenga ganas de hablar en ese momento.
• Utiliza un tono amable, conversacional, relajado.
• No emitas opiniones muy personales o críticas sobre el tema del que se hable. «Ya sabía yo que esa mujer lo iba a dejar tirado a la primera de cambio, si se la veía venir». Las personas que están sufriendo necesitan más escucha y menos intervención por tu parte.
Existen situaciones especialmente delicadas, como reuniones o consultas con abogados, personal sanitario, temas burocráticos… que además pueden tener momentos con preguntas íntimas o personales. Aunque exista un protocolo que justifique según qué cuestiones, siempre podemos tratar de preguntar justificando por qué hacemos esa pregunta en concreto. Harás sentir más cómoda a la persona.
En el ámbito profesional mantén el contacto ocular, avisa que a continuación se le harán algunas preguntas de las cuales alguna puede ser personal, íntima o incómoda, pero que las respuestas son importantes para el proceso. Y agradece la respuesta sincera de la persona. Si fuera conveniente, también puedes validar la emoción que la persona pueda sentir. Imagina que tienes que recetar algún medicamento o realizar alguna intervención y que te ves en la necesidad de preguntar algo como «¿ha tenido algún aborto?». Imagina que la paciente se emociona con la respuesta. Puedes validar con un comentario del tipo «entiendo que te sientas triste, es normal, estás en tu derecho de sentirte mal, preocupada, irascible, etc.» o la emoción que sea.
Otra ocasión en la que sería recomendable hacer preguntas personales es cuando estás conociendo a alguien como pareja o cuando conoces a alguien que con quien puedes terminar teniendo una amistad. Las aplicaciones para conocer a gente están a la orden del día y son muchas personas las que se sientan por primera vez a tomar un café a solas sin haberse conocido o visto antes. Es decir, no terminas quedando para tomar café a solas o un vermú después de muchas quedadas con amigos. Y es en ese momento en el que tienes que preguntar para poder conocer a la persona de forma más profunda e íntima. Que te atraiga el físico o que sientas que haya química no es suficiente para iniciar una relación en la que te gustaría tener estabilidad o compromiso. Necesitas preguntar y conocer si la escala de valores, el estilo de vida de la otra persona o su proyecto de futuro encajan con el tuyo. Pero tememos preguntar algo personal por miedo a incomodar, por miedo a perder a esa persona que nos atrae.
Puedes iniciar tus preguntas haciendo una pequeña introducción «seria genial poder hacernos preguntas personales que ayuden a conocer qué tipo de relación de pareja nos gustar, ¿te importa que te haga alguna pregunta? No tengo ningún interés en juzgar tu postura, solo conocerte un poco más», «me encantaría saber si te gustaría tener hijos», «¿crees en Dios?», «¿cómo te planteas una economía familia?», «¿apuestas por las relaciones monógamas o alguna vez has fantaseado con tener una relación abierta?», etc. Muchas personas empiezan a salir con alguien que les atrae, cuando se dan cuenta se han enamorado sin conocer siquiera la escala de valores de la otra persona. Conocer a la persona en profundidad no te asegura el éxito de una relación, pero te facilita congeniar, tener complicidad, admirar… todos ellos ingredientes básicos en el éxito de una relación estable.
Las preguntas son temas delicados. Pero recuerda que ahora se ha demostrado que se puede preguntar sobre qué se siente, qué decisión se va a tomar, cuál va a ser el curso de la enfermedad, qué se va a decir… pero siempre desde el amor, el respeto y la educación.
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