No nos gusta llorar y preferimos reír, por supuesto, pero tan importante es la una como la otra.
Llorar es una conducta asociada generalmente a la emoción de tristeza, aunque puede aparecer también por emociones como la ira, el miedo, ansiedad o la alegría. Tal como indica Laura Fuster, muchas personas que acuden a su Centro de psicología en Valencia y online les comentan que lloran frecuentemente y no saben por qué. Es decir, no lo asocian a una situación específica sino que «puede pasar que van andando por la calle y se ponen a llorar o mientras están relajados en casa».
Por este motivo, y según explica la psicóloga, piensan que su llanto no se corresponde a ninguna causa. Lo cierto es que, aunque no asociemos el hecho de llorar a lo que estemos haciendo en el momento, sí que suele haber un motivo para el llanto aunque no sea muy evidente.
«Cuando evaluamos el caso más a fondo, podemos detectar que la persona sí que esta viviendo procesos que le generan estrés o tristeza. Quizá no son muy evidentes para ella, pero le producen un malestar que se libera de este modo», explica. Es decir, llorar puede ayudarnos y actuar como un regulador emocional, rebajando nuestra tensión y la intensidad de lo que sentimos.
Por qué lloramos
Los motivos pueden ser muy diversos y Laura Fuster identifica cinco:
1. Ansiedad. Periodos de estrés sostenidos en el tiempo pueden hacer que aparezca el llanto recurrente.
2. Depresión. La tristeza mantenida en el tiempo hace que lloremos incluso en situaciones que parece que no tiene sentido…
3. Problemas sin resolver. Pueden existir vivencias del pasado que pensamos que están superadas y se manifiestan a través de llanto
4. Duelo. Síntomas de depresión asociados con una pérdida como la muerte de un familiar o una ruptura de pareja
5. Procesos de cambio. Los cambios hacen aflorar muchas emociones. Situaciones como un cambio de trabajo o de vivienda pueden hacer que aparezca el llanto sin motivo.
Para que esto deje de suceder hay que detectar primero la causa del llanto. Como comentaba Fuster, «si la persona pasa por un periodo en el que llora de manera frecuente, suele deberse a un motivo». En algunos necesitamos ayuda para ser conscientes de donde viene el malestar y ponerle remedio:
Trabajar pensamientos. Una vez conocemos el origen del llanto, debemos concretar los pensamientos asociados y trabajarlos ya que se tratará de creencias irracionales o problemas sin resolver.
Aceptación. También es importante aceptar que llorar forma parte de la vida y en algunos casos es un mecanismo sano para nosotros. «En este caso trabajaremos pensamientos como ‘llorar es de débiles’ o ‘si me ven llorar haré el ridículo’», añade.
Autocuidado. Cuando pasamos por un proceso de ansiedad o tristeza es importante aumentar el cuidado hacia nosotros mismos y las actividades agradables.