El sentido que le damos a la vida, así como los proyectos o propósitos que tenemos, comparten un sentido fundamental: luchar contra la única certeza que tenemos los seres humanos, que es el hecho de saber que nos vamos a morir. En este sentido, encontrar una meta o un objetivo es probablemente lo que nos mantiene atados a la vida, siendo esto una necesidad básica de los seres humanos y lo que nos diferencia de otras especies.
El psicólogo especialista en vínculos Sebastián Girona indica que un propósito nos ayuda con aquello de ‘falta mucho’. «No sabemos cuánto nos queda, pero todo lo que podamos poner entre la muerte y nosotros nos ayuda». Por ejemplo, cuando queremos estudiar una carrera, es una forma de decir que pensamos estar vivos para poder terminarla; no hay certeza de ello, pero tener ese proyecto nos mantiene enfocados. Además, también impera el mandato social que implica el hacer algo útil con nuestra vida. «Circula y ejerce presión aunque no nos demos cuenta».
El problema es que cada vez son más las personas que no le encuentran el sentido a su vida. Les falta un propósito, un objetivo, y se sienten perdidas e, incluso, deprimidas. Anna Valentina Caprioli, psicóloga de Buencoco, manifiesta que son diferentes factores lo que influyen en esto:
Por un lado, puede estar relacionado con sentirse parte de una comunidad. «En el pasado, esto nos guiaba y nos permitía sentir que pertenecíamos a un grupo con un propósito. A día de hoy, gracias al acceso a internet y las menores dificultades para moverse de un lugar a otro, aun cuando estamos separados por grandes distancias, las personas tenemos la posibilidad de vivir experiencias muy diferentes entre nosotros y de elegir cuales son nuestros valores, tradiciones y modos de vivir. Si bien esto aumenta el grado de libertad, también incrementa la complejidad para entender quiénes somos, lo que puede hacer que sea más difícil descubrir qué propósito queremos darle a la vida», comparte Caprioli.
Por otra parte, cambios importantes que se hayan producido en nuestra vida, como algún duelo o migración, pueden hacer que nos sintamos perdidos y sin un propósito en algún momento dado de nuestras vidas. Girona añade la ansiedad y la depresión como un factor de riesgo para este tema.
«Y la cultura en la que vivimos, pues muchas veces nos exigen tener un alto rendimiento, haciendo sentir a algunas personas que serán siempre incapaces de lograr sus objetivos porque no lo han hecho en el mismo tiempo que otros», explica la psicóloga.
Hay muchas señales que indica que nos falta un propósito en la vida. Girona destaca la falta de ánimo y de esperanza. «Por supuesto, la tristeza es un factor fundamental si se sostiene en el tiempo». A esto habría que sumar la pérdida de capacidad de disfrute, así como darnos cuenta de que lo que antes nos generaba placer, ya no nos produce nada. «Sería como ver la vida en blanco y negro».
Cómo encontrarle sentido a la vida
Estos dos expertos comparten los siguientes consejos:
– Experimentar diferentes actividades nuevas para descubrir qué cosas nos gustan.
– Darle otra oportunidad a aquellas ‘hobbies’ que practicábamos y dejamos de hacer.
– Involucrarse en actividades de nuestra comunidad: voluntariado, asociaciones culturales, eventos, etc.
– Respetar tus tiempos: cada persona es diferente y se puede alcanzar un mismo objetivo de otra forma y en un momento distinto al del resto.
– El ejercicio físico moderado también funciona como un estimulador natural del estado del ánimo y es muy beneficiosos.
– Preguntarnos cuál es nuestro ‘para que’ en la vida, tratando de que esté más allá de los mandatos sociales.
A veces, la sensación de que la vida no tiene sentido puede volverse muy invasiva y pesada. En estos casos, puede ser necesario pedir la ayuda profesional de un psicólogo.