Seguro que el desconocimiento sobre tu propio cuerpo te ha llevado a buscar en Google a qué se deben los síntomas que padeces o qué es aquello desconocido que acabas de descubrir en tus genitales. La respuesta suele ser cercana a que te quedan dos días de vida y, aun sabiendo esto, vuelves a preguntar al buscador cuando algo nuevo te preocupa.
Esto probablemente se solucionaría si, primero, dejaras de buscar en Google las posibles enfermedades que puedes padecer, y, segundo, conocieras mejor tu cuerpo. Para ello podrías empezar por acudir al ginecólogo y contarle todo aquello que te preocupa o tienes dudas. ¿Lo has hecho ya? ¿Cuántos años tienes? ¿Sabes si ya tendrías que haber ido a alguna revisión?
En este sentido, Lorena Serrano (@hello.gyn), especialista en Ginecología y Obstetricia, nos enseña a conocernos mejor para en consecuencia aprender a cuidarnos. Con su primer libro, ‘Conócete bien, cuídate mejor’ (Planeta), descubriremos desde la anatomía de nuestro genitales, cómo funciona el ciclo menstrual, hasta las infecciones a las que nos enfrentamos más a menudo.
¿Con qué edad debería una chica acudir por primera vez al ginecólogo?
Lo ideal sería que desde las primeras reglas ya fuéramos al ginecólogo para que nos asesore y nos hable sobre cómo funciona nuestro cuerpo. Pero la realidad es que en esa franja solo se acude cuando se tienen problemas de regla, si son muy abundantes, no viene o duele. Pero sin duda este es el mejor momento. Si no, sí o sí, hay que ir cuando se empiezan con las relaciones sexuales para hacer cribados de infecciones de trasmisión sexual, hacer un poco de pedagogía sobre lo que puedes encontrarte y aprovechar las dudas que haya en torno a los métodos anticonceptivos.
¿Cuántas veces al año?
No está estipulado como tal, porque en la privada es más común que se hagan revisiones anuales, pero en la Seguridad Social no. Aquí hacemos citologías a partir de los 25, que de momento es cada tres años, y en menores de 25 sí que hacemos un cribado de ITS en función de las prácticas sexuales que se tengan.
¿Qué le diría a una chica de 30 años que nunca ha ido al ginecólogo?
Le diría que fuera, porque si ya ha tenido relaciones hay dos cosas que hay que hacerle: la citología y una prueba de cribado de ITS.
Hay mucha gente que con esa edad todavía no ha ido al ginecólogo. ¿Cree que esto es culpa de la educación o del sistema sanitario? Este desconocimiento también nos lleva a asumir que es lógico que nos duela mucho la regla o tener candidiasis a menudo.
El desconocimiento que tenemos sobre cómo funciona nuestro cuerpo y el no poder diferenciar lo que es normal de lo que no, nos hace apurar mucho para ir al médico. Yo soy consciente de que ir al ginecólogo no es lo que más te apetece del mundo, es como ir al dentista, intentas evitarlo lo máximo posible, pero es una parte de la salud y la mujer importantísimas.
Y a veces la tenemos olvidada…
Sí, la ginecología es una de las grandes olvidadas, porque ni siquiera las mujeres nos conocemos lo suficiente para saber cuándo tenemos que ir o no al médico. Y todas vamos a tener problemas ginecológicos. Es que la candidiasis, por ejemplo, tres de cada cuatro la vamos a tener, o el dolor de regla.
«Si no tomamos anticonceptivos, el flujo (vaginal) va cambiando», Lorena Serrano
En lo que a la menstruación se refiere, el síndrome premenstrual me llama mucho la atención. ¿Cómo es posible que los días antes de la regla otra persona se apodere de nosotras? ¿Hay alguna forma de evitarlo?
Tener ciertos síntomas antes de que te venga la regla es normal: leves cambios en el humor, hinchazón en el pecho y la barriga… Pero si esto es tan exagerado como para que nos afecte a nuestra vida y relaciones, podría haber algún desajuste hormonal que habría que mirar. Yo siempre recomiendo empezar por lo básico: comer sano, evitar la cafeína, el alcohol, el exceso de sal, hacer ejercicio e hidratarnos bien. Y luego, depende del síntoma que sea más prevalente, se pueden probar algunos suplementos que nos ayuden.
¿Qué tipo de problemas podría haber detrás de ello?
Si vemos que nos limita mucho, es importante ir al médico, ver que todo esté correcto y descartar, por ejemplo, un trastorno disfórico premenstrual (TDPM), que es una patología que conlleva un cambio de humor muy exagerado, incluso con depresión y ansiedad, que interfiere en tu vida. Aquí habría que medicar.
Además del ciclo menstrual, ¿el flujo vaginal también nos dice muchas cosas?
Sí, nos habla mucho, lo que pasa que hay que escucharlo. Lo primero es saber qué flujo es normal y cuál no, porque nunca está estable durante todo el ciclo. De hecho, si no tomamos anticonceptivos, el flujo va cambiando. Cuando estamos ovulando, favorece la entrada de espermatozoides siendo más transparente y acuoso; y si estamos cerca de la menstruación, será más denso. A la gente que busca quedarse embarazada le viene bien saber esto, pues le da información de su ventana fértil.
Además, si sabemos cómo es de manera normal, podremos saber si tenemos alguna disbiosis si se vuelve más grumoso, abundante, huele mal o pica.
«Se aconseja no esperar mucho más allá de los 35 o 36 años para congelar óvulos», Lorena Serrano
Algunas somos muy hipocondríacas y a la mínima nos ponemos a buscar en Google.
Es inevitable. Yo creo que toda paciente que me llega a consulta lo ha mirado antes en Google; no sé si es que tenemos tanta información que nos hemos vuelto hipocondríacos. Por eso me puse en redes sociales, pues recibes tantos comentarios contradictorios que al final ya no sabes ni con cuál quedarte.
En este aspecto, ¿qué es normal encontrarse en la vulva?
Es complicado, pero sí hay algo que se ve mucho en el cambio de la pubertad a la edad adulta, que es que los genitales cambian de forma. Por otra parte, aunque hay que fijarse mucho, en la entrada pueden aparecer unos puntitos amarillos, pero es algo completamente normal. A veces aparecen también verruguitas por roce en la zona de las ingles. No obstante, siempre que haya alguna duda, hay que acudir al médico, porque es muy difícil una misma saber si lo que sale es normal o no. Aparte que es difícil vérselo.
Respecto a ser madre. ¿Por qué hay mujeres que les cuesta tanto quedarse embarazadas sin tener ningún problema?
Hay varios motivos: uno de los más frecuentes es la edad. La reserva ovárica baja a partir de los 30 años y desde los 36 o 37 se pueden tener más dificultades para quedarse embarazada.
Otras veces el problema está en las trompas, que están obstruidas. A veces esto ocurre porque hemos tenido infecciones cuando éramos más jóvenes y las han dejado dañadas. Por lo que no son funcionales, ya que que no pueden transportar el óvulo para que se fecunde.
Y también está el factor masculino, porque a veces echamos la culpa a la mujer, pero hay muchas alteraciones en el esperma que son causa de infertilidad.
Todo lo demás sería verlo, porque hay en torno a un 15% de los casos que su causa es desconocida y no se termina de saber por qué.
¿A qué edad recomienda congelar óvulos?
Es un tema un poco controvertido, pero se aconseja no esperar mucho más allá de los 35 o 36 años; cuanto antes mejor.