Cómo entrenar la agilidad emocional y para qué sirve esta capacidad

La
inteligencia emocional
es un concepto que se ha extendido desde los años 90, gracias al trabajo de autores como Daniel Goleman, quien acercó este término a entornos como el mundo empresarial. Sin embargo, a día de hoy es un concepto que, aunque a la mayoría nos suena, la práctica de la inteligencia emocional así como el entrenamiento en competencias emocionales no está tan extendido. Incluso a veces, el término puede resultar confuso, ya que se ha asociado, por ejemplo, con controlar las emociones o con una falsa positividad, cuando, por el contrario, en esos casos, estaríamos hablando de falta de inteligencia emocional.

Sin duda, la inteligencia emocional abarca un conjunto de habilidades personales y sociales fundamentales, tanto para nuestra productividad, como para tener calidad de vida.

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Hagamos un repaso desde diferentes modelos, para entender mejor el concepto:

1. Salovey y Mayer, acuñaron el término Inteligencia Emocional, por primera vez en los años 90 y, según su modelo, la inteligencia emocional es el conjunto de 4 habilidades básicas:

– Percepción y expresión emocional.

– Facilitación emocional.

– Comprensión Emocional.

– Regulación Emocional.

2. El modelo de Daniel Goleman es uno de los más conocidos en Inteligencia Emocional. Según Goleman, la inteligencia emocional intrapersonal abarca un conjunto de habilidades como la autoconciencia emocional, la automotivación, o la autorregulación. Mientras que la inteligencia emocional interpersonal comprende habilidades como la empatía, el liderazgo o el trabajo en equipo.

Más recientemente, cabe destacar las investigaciones de la doctora en psicología y profesora de Harvard, Susan David. Ella ha acuñado un nuevo concepto, que puede ser muy útil para entender de una manera más sencilla la Inteligencia Emocional: el concepto de agilidad emocional.

Qué es la agilidad emocional
El término agilidad emocional se refiere a una manera de relacionarnos e interactuar con nuestras emociones, desde la flexiblidad, para responder de manera óptima a las situaciones diarias.

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Test de inteligencia emocional: ¿eres capaz de gestionar los sentimientos?

Su modelo se basa en una premisa básica: las emociones son data, es decir, siempre nos aportan información útil sobre nuestra relación con el entorno. Y cuando aprendemos a observarlas en lugar de negarlas o reprimirlas, podemos adaptarnos mejor a la situación que estemos viviendo.

La agilidad emocional nos ofrece la posibilidad de desaprender conductas que nos arrastran de manera involuntaria y aprender otras más adaptativas y más útiles. Sin embargo, desde la rigidez emocional, su concepto opuesto, nos quedamos «enganchados» a emociones, pensamientos o comportamientos que no son útiles.

Agilidad emocional, en cuatro pasos
Ahora bien, ¿cómo podemos ejercitar nuestra agilidad emocional? Según el modelo de la Dra. Susan David, podemos entrenarla en 4 pasos:

1. – Mostrarse es afrontar nuestra emociones, pensamientos o comportamientos con aceptación, curiosidad y amabilidad, ganando así, autoconocimiento y autocomprensión.

2. – Distanciarse. «La agilidad emocional abre este espacio que hay entre cómo nos sentimos y lo que hacemos en relación con nuestros sentimientos». Susan David. Al distanciarnos ampliamos nuestra perspectiva de la situación y ganamos claridad.

3. – Seguir el propio camino. Integrar nuestros pensamientos y emociones con nuestros valores o aspiraciones a largo plazo. Nuestros valores y objetivos nos marcan la dirección correcta para nosotros.

4. – Seguir adelante. Desde la rigidez emocional es fácil abandonar cuando se presentan imprevistos o decepciones. Sin embargo, la agilidad emocional propone, en este cuarto paso, hacer pequeños ajustes, en relación con nuestros valores y objetivos, intentando encontrar el equilibrio entre nuestros retos y nuestras aptitudes.

«El objetivo final de la agilidad emocional es que conserves tu amor por los retos y el crecimiento a lo largo de la vida»Susan David,
Todos tenemos la capacidad de elegir o regular nuestro estado emocional ante las dificultades del día a día, pero para ello, necesitamos herramientas que nos permitan interactuar de una manera sana con nuestras emociones, tanto las agradables, como las desagradables.

Meditación

Cómo entender las emociones para trabajar la inteligencia emocional

Mejorar la relación con nuestras propias emociones es mejorar la relación con nosotros mismos, con nuestro diálogo interno y esto tiene repercusiones positivas en todas las áreas de nuestra vida: nos ayuda a utilizar la información emocional para tomar decisiones conscientes, a mantener nuestros objetivos a pesar de las dificultades, tiene un impacto positivo en nuestras relaciones, mejora nuestra salud y calidad de vida.

En definitiva, mejorar la relación con nuestras emociones marca la diferencia entre vivir y sobrevivir.

Sobre la autora: Marisol Sánhez Chinchilla (@marisol_sanchezc en instagram) es pedagoga, Diploma de Estudios Avanzados en Comunicación Educativa, Master en Emprendimiento y Especialista en Coaching Educativo. Formadora en Habilidades para el siglo XXI. Instructora del curso ‘Aprende a emocionarte’. 

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