Una relación tóxica no suele serlo desde un inicio, sino que se vuelve tóxica con el tiempo. Probablemente seas la última persona en darte cuenta porque estás enamorada y metida de lleno en el vínculo que has formado con tu pareja, pero hay ciertos aspectos que te pueden ayudar a abrir los ojos.
Guacimara Hernández, psicóloga y miembro de Doctoralia, indica que cuando una persona nota que su felicidad depende de cómo se encuentre y actúe su pareja, está en una relación tóxica. «Las primeras señales que suelen darse es la falta de empatía y el desinterés constante, acompañado de un daño psicológico. Además, aunque exista el perdón, se suele volver a repetir y se entra en un bucle de faltas de respeto y agonía casi diaria».
Muchas veces la persona afectada no lo ve, pero intenta en todo momento justificar ciertas actitudes, incluso llega a dudar de cosas que hace bien porque su pareja le dice que está mal. «Aquí la dependencia emocional es el factor más habitual, pues la persona llega un momento que lo normaliza todo y cree que lo que pasa es algo habitual en las relaciones», manifiesta la psicóloga. De ahí la importancia de pedir ayuda.
Por el contrario, Hernández Santana subraya que el amor sano es aquel en el que ambas partes se entregan, tienen una comunicación productiva y saben arreglar, de manera unida, los contratiempos o conflictos que puedan surgir. «Cuando hay amor sano, a las dos personas les suma estar juntas y se encuentran en la vida para compartir momentos que les hagan felices y, sobre todo, estar en lo bueno y en lo malo».
Así pues, aunque la esencia de la emoción es la misma, estos dos tipos de amores son muy diferentes entre sí. Es muy importante que seamos conscientes de ambos para poder diferenciarlos, evitando, de esta manera, que el amor tóxico se cuele en nuestras relaciones si queremos mantenerlas y cuidarlas con el paso del tiempo.
«Hay que tener en cuenta que es necesario que una relación tenga siempre muestras de cariño, comprensión…. Es decir, que no se apague esa inquietud por nuestra pareja y que el amor sea el motor que nos mueva día a día», manifiesta la psicóloga. Y, si algo va mal, hablar. La comunicación y la confianza son dos factores importantes para que una relación vaya bien a la larga.
Finalmente, Guacimara Hernández añade que evolucionar juntos y no por separado es fundamental a la hora de crear una relación fuerte y unida que siga una misma dirección. «Y en esta línea se debe mantener viva la llama del amor, con el objetivo de que no se apaguen o diluyan los sentimientos, y evitar caer en la monotonía».
La importancia de saber discutir
Arantxa Coca, doctora en Psicología y licenciada en Psicopedagogía, señala que está bien discutir, pero no deberíamos morir en una discusión: «Cada vez estoy más convencida de que saber hablar a tu pareja y saber mantener cierta educación es fundamental. Y es lo primero que se pierde por aquello de que la confianza da asco. Se emplean palabras hirientes, se mira mucho quién tiene la última palabra, quién pilla al otro en alguna contradicción, se pone a la pareja siempre a examen… Esto hace que se pierda la calidad en el vínculo amoroso».
Por eso es crucial saber qué frases es mejor no decir, y al contrario, frases que deberían estar siempre en el vocabulario de una pareja, y más en momentos difíciles. Coca comparte algunas de ellas:
El «estás loco» cuando algo no nos cuadra y queremos hacer sentir a nuestra pareja que es ridícula es una forma devastadora de atacar a la salud mental de la pareja. «Se puede decir en caliente, pero genera en el otro una duda de sí mismo que permanece durante mucho tiempo, abriendo una grieta en el amor y en la confianza. Y da igual que uno se disculpe 20 veces, que eso no se va a borrar», subraya.
En cambio, una frase que genera milagros es «somos un equipo» o «estamos juntos en esto». «Recuerda que no sois enemigos; estáis en el mismo bando. Esto reubica la discusión y se convierte simplemente en dos personas que intercambian puntos de vista», declara la psicóloga.