En los últimos 30 años, la otorrinolaringología ha evolucionado enormemente en la solución de problemas auditivos, según el jefe de servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario La Paz (Madrid), Javier Gavilán Bouzas. La aparición de distintos implantes auditivos ha permitido tratar prácticamente todos los tipos de pérdida auditiva.
Sin embargo, una de las causas más comunes de pérdida auditiva sigue siendo la exposición al ruido. La intensidad del sonido y el tiempo de exposición son los dos factores determinantes de su efecto sobre la audición. Tanto un sonido extremadamente intenso pero muy breve, como una exposición larga a un sonido intenso, pueden derivar en casos de pérdida auditiva.
Los jóvenes son especialmente vulnerables a la pérdida auditiva en la actualidad. Casi el 50 por ciento de la población entre 12 y 35 años corre el riesgo de dañar su audición de forma permanente debido a la falta de concienciación acerca de los peligros asociados a la exposición constante a sonidos o ruidos de alta intensidad durante largos periodos de tiempo. Esto se debe en gran medida a la escucha de música a través de auriculares, teléfonos inteligentes y otros dispositivos.
Para prevenir la pérdida de audición, es importante limitar el volumen de los reproductores musicales, proteger los oídos de sonidos fuertes, reducir los ruidos de fondo y tomar descansos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que los casos desatendidos de pérdida auditiva pueden suponer aproximadamente 900 mil millones de euros al año a nivel mundial, lo que destaca la importancia de abordar esta problemática.
En conclusión, aunque la evolución de la otorrinolaringología ha permitido solucionar la mayoría de las pérdidas auditivas, la exposición al ruido sigue siendo una causa común de pérdida de audición, especialmente en los jóvenes. Por lo tanto, es importante tomar medidas preventivas para proteger nuestra audición y reducir el impacto económico y social de la pérdida de audición en todo el mundo.