La industria de la alimentación, el marketing y esa infinidad de dietas milagro que nos venden a diario hace que sea complicado diferenciar lo saludable de aquello que no lo es. Cualquiera diría que necesitamos ser expertos en Nutrición para que no nos engañen y, quizás, tanto no sea necesario, pero sí el tener una base que nos ayude a la hora de hacer la compra y elaborar platos equilibrados y saludables.
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Núria Coll, periodista especializada en temas de salud y nutrición, empezó en 2014 con la divulgación de la alimentación saludable sin tener muchos conocimientos al respecto. Al poco tiempo se dio cuenta de que debía cambiar rápidamente sus hábitos y su forma de comer: «Lo importante no era solo el qué comer, sino el cómo».
Ahora comparte en su libro ‘Soy como como’ (Grijalbo) diferentes trucos y consejos para iniciarse en la alimentación saludable huyendo de las mentiras del marketing.
Núria Coll, periodista especializada en temas de salud y nutrición
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Joel Codina
Ahora que se come de forma más saludable y nos bombardean con tanta información. ¿Cómo diría que afecta el marketing a nuestra alimentación? ¿Podemos distinguir lo que es sano de lo que no?
La gente que no está muy informada sobre alimentación saludable realmente no tiene muchas maneras de entender el marketing que hace la industria alimentaria, que lo sigue haciendo demasiado bien y nos sigue engañando. Como trucos fáciles diría ir con mucho cuidado cuando se entre a un supermercado, mirar siempre la etiqueta en la parte de atrás y entender los ingredientes y la tabla nutricional, que no es difícil.
Y no quedarnos en el frontal del paquete.
Ahí es donde están esas promesas y mentiras. Además, para comer saludable lo mejor es sacar la comida de alimentos reales y naturales y evitar todos los tarros, botes y paquetes. Después podemos encontrar conservas que están superbién y que nos acompañan en el día a día y nos lo hacen más fácil, como una buena salsa de tomate sin azúcar, una conserva de pescado azul si no tenemos pescado fresco ese día, unas aceitunas buenas… Pero para esto tenemos que entender las etiquetas y los ingredientes.
Necesitamos un mínima formación, ¿no?
Muchas veces los empresarios dicen que no hace falta que aprendamos, que ellos ya nos lo cuentan porque tampoco podemos jugar a ser nutricionistas toda la población. Pero creo que no nos queda otra. Al final el mundo de la alimentación es un ‘lobby’ muy poderoso que no se rige por proteger la salud del ciudadano, sino que solo busca el negocio a toda costa.
¿Es mejor comprar en un mercado en lugar de en un súper?
Mil veces. Pero las aceitunas en un mercado pueden tener el mismo aditivo tóxico que las del supermercado. En el mercado, si es comida real, como fruta, verdura, carne, pescado, huevos o legumbres, fantástico, seguro que no falla. Aun así necesitamos aprender algunas cosas que desafortunadamente no se dan en los colegios. Siempre digo que la nutrición debería ser una asignatura obligatoria, pues tenemos que aprender unas bases, nadie nos enseña nada y no sabemos cómo se hace un plato saludable.
Y comemos mal.
Cuando vamos a un restaurante y pedimos el primero y el segundo lo hacemos muy mal. Deben tener un equilibrio perfecto para que tengamos una buena salud y estar sanos.
«Muchos estudios de la Universidad de Granada muestran que 8 de cada 10 botellas de agua de plástico son auténticos disruptores endocrinos», Núria Coll
El tema de los precios. ¿Realmente son más baratos los ultraprocesados que la fruta y la verdura?
En un primer momento, sí, pero después salen más caros porque lo pagas con enfermedades: problemas de movilidad, de insulina y glucosa, cardiovasculares…
¿Podría explicar en qué consiste la rueda de la vida sana que menciona en el libro?
Me di cuenta de que la alimentación es muy importante para tener una vida saludable, pero no es el único factor. También hay que alejarse de los tóxicos (ambientales, productos de higiene y cosmética, el agua…); descansar, pues el cuerpo se repara por la noche; ejercicio físico, porque necesitamos una vida activa de verdad, somos muy sedentarios; mejorar la gestión emocional y el estrés; y tener una tribu, en el sentido de que necesitamos un grupo de gente afín a nosotros, ya sea familia o amigos, que nos acompañen en el camino y nos escuchen, respeten y valoren.
Ha mencionado que el agua es un tóxico.
Es un tema difícil de resolver. En el agua hay muchos metales pesados, microplásticos… Dicen que o filtras el agua del grifo o el filtro eres tú. Por lo que necesitamos maneras de eliminar los tóxicos del alimento que más tomamos a lo largo del día. Muchos estudios de la Universidad de Granada de Nicolás Olea muestran que 8 de cada 10 botellas de agua de plástico son auténticos disruptores endocrinos.
¿Qué alimentos deberíamos eliminar de nuestra dieta?
Todos los ultraprocesados y el azúcar. Solo con estas dos cosas, si la gente de verdad las cumpliera, tendríamos una mejor salud. Después podemos optimizar un poco más y tener una dieta antiinflamatoria. Para eso tiene que haber mucha fruta y verdura, pues necesitamos añadir antioxidantes a nuestra vida. Los cereales refinados no ayudan, ya sean de trigo, soja, maíz o arroz, y comer esto en el formato más refinado que existe, como un pan blanco, se convierte en un enemigo brutal de nuestro intestino.
Por el contrario, ¿qué ingredientes no pueden faltar en nuestra nevera?
Sobre todo verduras de todos los colores, por los antioxidantes y los polifenoles que te comentaba. Y aquellos que son densos nutricionalmente. Hay un índice que valora los alimentos y hace un ranking por su densidad nutricional, es decir, pocas calorías, pero muy nutritivo. El primero, a mucha distancia del resto, es el hígado, sea de ternera o de pollo. Otros muchos alimentos densos nutricionalmente son de origen animal, por eso las dietas muy restrictivas, como las veganas, no nos ayudan a conseguir ese equilibrio que nos puede aportar un simple huevo.
«La grasa no engorda, al revés, la grasa bien colocada en una dieta equilibrada ayuda a adelgazar», Núria Coll
En la cena, ¿no todos los alimentos son buenos para descansar bien?
Por la noche no pondría mucho carbohidrato y tiraría de algo más frugal como una verdura, pescado, huevo… Ni tan siquiera carne, que oxida un poco más y puede costar más de digerir por la noche. Nada de postres, ni lácteos ni fruta, porque es un pico de insulina innecesario por la noche. Aparte de esto, es muy importante cenar dos horas antes de irte a dormir y hacerlo antes de las nueve de la noche, idealmente siete y media u ocho.
Muy pronto.
Hay estudios que demuestran que aumenta el riesgo de cáncer de próstata y de mama en gente que come después de las nueve de la noche o no deja dos horas de descanso entre la comida y la hora de acostarse. Aparte de que tendrás muchas más posibilidades de no descansar bien si no has hecho bien la digestión. Por tanto, es más importante el hábito de comer pronto y dejar dos horas como mínimo que el qué. El qué te diría que algo ligero y poca cantidad.
¿Qué consejos daría para alguien que se quiere introducir en la alimentación saludable?
Que tenga la voluntad de hacerlo de verdad. Pasará por tener que reconstruir muchas de sus creencias y empezar a entender mejor la alimentación saludable. La gente está demasiado obsesionada con adelgazar y si hablas de aceitunas y grasas saludables, que para mí es un grupo de alimentos maravilloso, lo primero que te dicen es que eso no lo van a comer porque engorda, las mujeres sobre todo. Entonces, si seguimos en este bucle y con creencias de los años 90, no evolucionamos y es imposible que aprendamos. Comer sano quiere decir comer aguacates y aceitunas. Y la grasa no engorda, al revés, la grasa bien colocada en una dieta equilibrada ayuda a adelgazar.