Agotamiento, sentimiento de fracaso, desmotivación, sentirse poco valorado, dificultad para concentrarse, insomnio, dolor de cabeza, agresividad, nerviosismo, irritabilidad, problemas para comunicarse con los compañeros, impaciencia… La quemazón laboral, síndrome del trabajor quemado o síndrome de burnout puede hacer estragos en la salud mental. Aunque se trata de un problema más común de lo que se piensa pues se estima que afecta al 3%d e los profesionales en España (según la Guía del Mercado Laboral 2022 de Hays), lo cierto es que este trastorno no es algo que los empleados identifiquen tan fácilmente, pues a menudo sus síntomas se diluyen en los efectos del estrés habitual y de la carga de tareas.
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Tal como define el equipo de psicólogos de TherapyChat, el síndrome de burnout o síndrome del trabajador quemado es una alteración psicológica ligada al estrés y al contexto del trabajo que se extiende en el tiempo con las siguientes características: alta desmotivación, dificultad para concentrarse y un gran cansancio físico y mental.
Cómo superarlo
El síndrome de burnout puede tener una enorme repercusión negativa en el rendimiento laboral, ya que todos los factores que lo componen contribuyen a disminuir la productividad, la motivación y el rendimiento y a deteriorar las relaciones y la comunicación entre los trabajadores. Asimismo, puede tener repercusión en el equilibrio físico y psicológico personal hasta el punto de afectar a la autoestima, el bienestar emocional y la capacidad para disfrutar de la vida.
Todo ello convierte en muy complicado plantarle cara y encontrar una salida. Sin embargo, en TherapyChat aseguran que es posible superar el burnout y recuperar la motivación perdida.
El primer paso es aceptar lo que sucede y asumir la vulnerabilidad, con el objetivo de tomar las riendas de la situación.
Como segundo paso, será determinante averiguar las causas que han llevado hasta ese punto.
Una vez que se haya trabajado en esos dos pasos, será el momento de abordar los siguientes consejos del equipo de expertos de TherapyChat para afrontar esta situación:
Marca límites claros en tu trabajo
La falta de límites claros en el entorno laboral es una de las razones principales que conduce a la sobrecarga de trabajo. Cuando no hay límites bien definidos es fácil acabar asumiendo más tareas de las que se debe y trabajar más horas al día. Para evitarlo se deben marcar límites claros en el entorno laboral. Esto no sólo se refiere a delimitar las tareas y el tiempo que se dedica al trabajo sino también tiene que ver con la capacidad para desconectar de verdad de las responsabilidades fuera del horario laboral.
Aprende a delegar y compartir responsabilidades
Muchas veces el burnout se produce porque esa persona se carga con más responsabilidades y tareas de las que debería. En estos casos, es importante aprender a delegar y comenzar a compartir responsabilidades con otros profesionales. El trabajo forma parte de un engranaje mayor en el que el resto de los compañeros también tienen una cuota de responsabilidad, por lo que distribuir la carga laboral entre todos no sólo aligerará la presión, sino que potenciará el trabajo en equipo. Y lo mismo es aplicable en el ámbito familiar.
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Ajusta tus expectativas
Cuando las expectativas son muy elevadas, el trabajador puede exigirse más de lo que puede dar en cada momento y llevar sus recursos al límite, poniendo en riesgo su estabilidad emocional y psicológica. En estos casos, la presión por cumplir con la carga de trabajo no proviene del entorno sino de uno mismo. Por eso es fundamental hacer un análisis de conciencia sobre las expectativas, ya que es el primer paso para reajustarlas. Es preferible proponerse metas más pequeñas que se puedan cumplir con relativa facilidad.
Convierte el descanso en tu aliado
La falta de descanso puede convertirse en un agravante del cansancio físico e intelectual. Afortunadamente, es posible romper este círculo vicioso programando pequeños descansos a lo largo de la jornada. Se pueden programar avisos cada dos horas para levantarse del puesto de trabajo, salir a tomar el sol o estirar un rato las piernas; y tomarse de vez en cuando un día libre para descansar o disfrutar de los pasatiempos favoritos. Y unas dos veces al año puede organizarse una escapada para desconectar completamente del trabajo durante unos días.
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Pide ayuda
Muchas de las personas que sufren burnout sienten vergüenza de pedir ayuda porque creen que sería reconocer su vulnerabilidad. Sin embargo, buscar ayuda no hará que los demás van a esa persona como débil o incapaz de gestionar tu trabajo. Cuando se tiene la sensación de que la situación se ha escapado de las manos y los síntomas del burnout bloquean el día a día conviene buscar apoyo psicológico profesional. Igualmente será útil apoyarse en la familia, los amigos cercanos y también en los compañeros de trabajo o incluso en el jefe.
¿Es posible prevenirlo?
Superar los síntomas asociados al burnout y recuperar la motivación y la energía perdidas es sólo la mitad del camino. La otra mitad es prevenirlo para que no vuelva a suceder. Hay que tener en cuenta que, incluso aunque las circunstancias laborales que desencadenaron esta alteración desaparezcan, podrían repetirse en otra ocasión o aparecer nuevos detonadores emocionales que lleven al límite a esa persona. Por eso, es importante contar con estos recursos psicológicos para evitar posibles recaídas:
Ser consciente de las capacidades y proponerse metas realistas ayudará a evitar abarcar más de lo que somos capaces de gestionar.
Aprender a priorizar y a delegar ayudará a reducir la carga mental, a la vez que contribuirá a centar esfuerzos y energía en lo importante.
Dedicar tiempo a tu descanso y relax no es un lujo sino una necesidad.
Aprender a gestionar el estres con técnicas de relajación efectivas y mindfulness previene el desgaste psicológico.
Encontrar un equilibrio entre tu vida laboral y personal es fundamental para evitar una recaída.
El síndrome del trabajador quemado puede ser el germen de algo más grave, por lo que es algo que conviene atender a tiempo. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, por encima de 300 millones de personas padecen depresión en el mundo, un trastorno que tiene una elevada presencia en el ámbito laboral, causando un gran impacto en la economía mundial sobrepasando los 2 billones de dólares al año.
Esta alteración psicológica, a diferencia del burnout, está caracterizada por un bajo estado de ánimo, acompañado de sentimientos de tristeza, cambios y alteraciones del comportamiento, baja actividad y predominancia de pensamientos negativos. Cuando la causa de la misma pasa a ser el propio entorno laboral, estaríamos en disposición de hablar de depresión laboral, que puede tener comorbilidad con la ansiedad laboral y el burnout.
En estos casos, la sintomatología es diferente a la relacionada con la depresión común. Hablamos, por ejemplo, de faltas continuadas al trabajo, pérdida de atención e incapacidad para concentrarte, repercutiendo negativamente en tu proactividad y, a su vez, en la autoestima y confianza de los otros trabajadores, malestar exclusivamente en el entorno profesional manteniendo la estabilidad en el resto de ámbitos de tu vida, o una carencia continuada de energía y motivación que provoca que la fatiga se apodere de ti en el día a día y se resienta tu estado de ánimo.