Una detección temprana de un trastorno de la alimentación es vital para un adecuado tratamiento de esta patología que engloba una serie de trastornos psicológicos donde las personas afectadas, en su mayoría jóvenes, presentan un comportamiento patológico en la conducta alimentaria, acompañado de una auténtica preocupación por el peso e insatisfacción de la propia imagen corporal.
En nuestro país se ha visto un gran incremento de casos en los últimos años, llegando a estimarse que 1 de cada 20 adolescentes padecen un tipo de TCA según la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, siendo la alarmante media de edad, los 12 años y medio, cuando se comienzan a sufrir.
A pesar de que su origen es muy complejo porque no suele deberse a una sola causa, tenemos que estar atentos ya que un diagnóstico precoz es crucial para un buen tratamiento. Aquí es donde el entorno más cercano, jugamos un papel imprescindible para su pronta detención, por lo que hoy vamos a revisar algunos de los cambios que nos podrían servir como pistas.
Señales que deben llamarnos la atención de los trastornos alimenticios.Señales que deben llamarnos la atención
– Entrar en un bucle constante de dietas. Las dietas restrictivas e hipocalóricas, en la mayoría de los casos pueden desencadenar en atracones, seguidos de un fuerte sentimiento de culpa que vuelve a provocar restricción de alimentos y así sucesivamente, creando un bucle muy difícil de cortar.
– Cambios de peso significativos, sin motivo aparente. El riesgo puede verse aumentado en personas con sobrepeso u obesidad. Aparentemente puede parecer que están tratando de cuidarse y al no tener una delgadez extrema y estar «más normalizado» el hecho de que quieran perder peso, puede pasar desapercibido durante más tiempo.
Señales que deben llamarnos la atención de los trastornos alimenticios.- Rituales a la hora de comer. El hecho de adoptar nuevos patrones de conducta durante la alimentación, como comer muy lento o muy rápido de forma compulsiva, separar los alimentos durante la ingesta para consumir primero unos ingredientes o rechazar otros…
Te interesa:
Cómo prevenir un trastorno de la conducta alimentaria en la familia
– No querer comer con la familia. Si empiezan a utilizar constantemente excusas para no comer con el resto de miembros de la familia.
– Contar calorías. Obsesión y preocupación excesiva por las calorías de los productos y la lectura de etiquetado, mostrando prioridad ante aquellos alimentos denominados como light, sin azúcar…
– Más agua. Aumentar considerablemente la ingesta de agua, sobre todo antes y durante las comidas para sentir más saciedad.
– Ejercicio físico. La práctica de ejercicio físico excesivo como medida compensatoria.
– Conductas inusuales. Si desaparece la comida de forma continua en casa, se termina mucho más rápido de lo habitual o si por el contrario, vemos que que tarda mucho más en terminarse.
– Visitas al baño. Ir al baño inmediatamente después de una comida.
– La ropa. Ropa muy abrigada en épocas de calor o más ancha de lo habitual con la intención de esconder o disimular el cambio físico.
Señales que deben llamarnos la atención de los trastornos alimenticios.- Nutrición, cocina y deporte. Un aumento repentino de interés por temas relacionados con la nutrición, cocina saludable o actividad física
– Cambios en estado de ánimo. Los cambios repentinos de humor, aislamiento social o irascibilidad.
Además, existe también insatisfacción y negatividad hacia uno mismo o una misma.
¿Qué podemos hacer?
Percibir señales a tiempo y por lo tanto pedir ayuda profesional, puede resultar vital, pero para los siguientes consejos pueden servirnos de utilidad para prevenir estos casos:
– Comer en familia siempre que se pueda, intentando mantener un ambiente cómodo.
– Evitar distracciones como televisión, radio o móvil y que las conversaciones sean agradables, evitando que giren en torno de la comida o temas estresantes.
– Realizar todos juntos media horita de reposo tras cada comida.
– Evitar discutir, insistir o convencer, sobre todo durante las comidas, ya que puede ser el momento del día que más difícil les resulte.
– Controlar que la actividad física que realicen no sea excesivo e intentar que pasen el menor tiempo posible solos
– No tratarlo como una moda o restarle importancia, ya que quizás nos necesiten más al lado que nunca.
– Favorecer siempre la autoimagen de manera positiva y nunca criticar o juzgar porque algo no nos guste.
Por supuesto, si observas estas señales, no lo dejes pasar: es importante acudir a los profesionales que te ayudarán durante el proceso. Hoy en día podemos encontrar unidades de trastornos de la alimentación en los hospitales, en los que se trata estas patologías tan complejas multidisciplinariamente.
Puedes saber más de Elisa Escorihuela a través de su cuenta de Instagram: @eliescorihuela, su labor en el Centro de Nutrición Nutt y en su libro ‘Dietoterapia’.