Resulta sorprendente pero la psicóloga Lara Ferreiro es la primera autora de un libro que habla sobre adicción emocional. De hecho, si buscamos este concepto en Google, por ejemplo, no encontramos rastro de él. Sí de dependencia emocional, algo muy diferente para la experta en terapias de pareja.
La autora de ‘Adicta a un gilipollas’ ha formulado un método pionero que te ayudará a desengancharte de una relación tóxica. Su libro incluye incluso un «yonqui-test» para que conozcas tu grado de adicción emocional, así como historias de otras mujeres que pasaron por la misma situación que tú y la superaron.
Entre las páginas de su libro se aprende a reconocer si tienes un perfil de adicta emocional y a identificar a los hombres tóxicos más habituales en el ranking «top 10 de gilipollas». Y, por último, tendrás que dejarte la piel en el programa de desintoxicación radical de seis semanas para desengancharte de esa persona que solo te da quebraderos de cabeza.
Tu libro va enfocado a la adicción emocional y las relaciones tóxicas. ¿Tu propia trayectoria como psicóloga te ha llevado a inspirarte?
Lo he escrito por ellas, por mis pacientes, y es mi forma de dar terapia a personas que lo necesitan. También es verdad que yo lo viví con 22 años y me pilló sin herramientas, así que necesitaba sacarlo y ha sido en forma de libro. En definitiva, va dedicado a todas las adictivas emociones que esperan con cariño y paciencia a que sus parejas cambien, a las que lo saben y a las que son adictivas y no son conscientes…
¿La adicción emocional solo nos compete a las mujeres? Tu libro va dirigido a nosotras…
No es cuestión de género porque le puede pasar a cualquiera, pero sí que es verdad que mi público son mayoritariamente mujeres. Fui adicta emocional muy jovencita y no sabía cómo salir de ese agujero. No es algo que te enseñan en la escuela. Yo estaba viviendo una serie de circunstancias que me hicieron muy vulnerable, encuentras a alguien de quien te enganchas y aunque al principio todo es maravilloso y no te das cuenta, después llega la depravación y tú te encuentras completamente enganchada…
Según tu vocabulario en el libro, de quienes nos enganchamos son ‘gilipollas’… ¿por qué este concepto?
He titulado por gilipollas porque tengo una frase slogan desde hace muchos años… Cuando mis amigas me contaban alguna historia en la que sufrían por un tío, yo siempre les decía ‘ese es un gilipollas’, refiriéndome a que se trata de un hombre tóxico, y daba mis argumentos como experta. La palabra gilipollas significa disfuncional, tóxico… Lo cierto es que estos últimos días esperaba muchos haters metiéndose conmigo pero a penas los ha habido. Al contrario, me han escrito muchos hombres dándome las gracias por mi publicación y comentándome que se lo van a regalar a sus hijas… También ha habido algún caso de que se lo van a regalar a sus novias… (risas). Si la tóxica es la mujer, que se lo lea para cambiar porque no podemos hacer lo que no queremos que nos hagan.
Parece que pasen los años que pasen, siempre se habla de este tipo de enganche…
Es un tema que nunca pasa de moda porque relaciones tóxicas las ha habido, las habrá y las hay hoy en día. Cuando hablamos de un enganche peligroso, como las drogas, sí hablamos de adicción pero cuando se trata de algo emocional, lo tratamos de dependencia, como si la dependencia fuera algo malo.
La dependencia emocional entre gente sana es buena. Yo dependo de mi novio o de mi familia que son personas buenas, no dependo de personas que me hacen daño. Es gente buena que me nutre y da sentido a mi vida. Otra cosa es que yo sea adicta a gente que me hace daño, pero en este caso la dependencia emocional es buena.
Entonces, ¿nos referimos mal a la dependencia emocional?
Completamente. Muchos psicólogos dicen que la dependencia emocional es un género radical y no tienen ni idea. El ser humano es el ser más dependiente de todo el planeta, somos seres sociales. Sin esos vínculos no podríamos vivir. De hecho, hay un montón de investigaciones de gente que se ha desarrollado sin socializar y terminan teniendo mogollón de problemas.
¿Cómo es posible que a día de hoy haya cero artículos hablando de la adicción emocional y lo que Google te muestra sea sobre dependencia emocional? Es muy fuerte… Entonces así pasa, que la gente viene a consulta diciéndome que quieren ser independientes emocionales de su familia, de su pareja… Si sus familiares son buenos, ¿por qué se van a alejar de ellos? No está bien usado el concepto porque la adicción emocional es el enganche tóxico y peligroso que hay entre dos personas, y se caracteriza por un estado mental obsesivo, necesitas consumir esa droga, no tienes control de impulsos… Es un fantasma del que nadie habla.
¿Dirías que la adicción a las drogas es como la adicción emocional?
Hace muchos años trabajé en un centro de adicciones y yo veía todo tipo de sujecciones: a la droga, al tabaco… muchísimas cosas. Y, en cambio, se pasaba por alto que existen también adicciones emocionales. De hecho, el cerebro de estas personas y el las que consumen drogas funciona exactamente igual porque participan las mismas sustancias químicas y hormonas. El cimiento de toda la locura sentimental es la oxitocina, que borra todo lo malo y te deja con las sensaciones buenas.
Es más, una adicción a las drogas es incluso mejor porque desengancharte depende de ti. Es decir, yo digo ‘mañana dejo de fumar’, y me hago un plan de acción, etc., pero en temas de amor depende también de la otra persona porque puede que no deje de escribirte, que te maltrate… Hay gente que aguanta una, dos… pero a la tercera vuelven con ellos.
¿Somos ‘blanditos’ y caemos ante la mínima tentación?
Hay que ser muy conscientes de que se tiene este tipo de adicción para poder salir de ella, y por eso yo tengo el ‘yonki-test’, porque muchas personas no identifican este enganche disfuncional y peligroso y creen que con el tiempo esa persona cambiará cuando esto no va a ocurrir.
Y una vez hemos cerrado esa relación, hay que tener consumo cero. La gente habla de contacto cero y eso está mal dicho… Una paciente me dice ‘no, no, si yo no he contactado con él’ pero sí has hecho consumo todo el día y pareces del FBI de toda la investigación que has estado haciendo. Desde hace mucho tiempo no uso el concepto de contacto cero porque, basándome en los casos que llevo en consulta, hay mucho consumo para poder saber sobre esa persona y parto de la base de la adicción. Consumo cero significa que no vas a consumir nada de él, mientras que el contacto cero es que no vas a contactar con él, pero sí enterarte de su vida mediante otras personas o las redes sociales…
Sobre la autora
Lara Ferreiro (Madrid, 1988) es psicóloga especialista en adicción emocional, autoestima, pareja y desarrollo personal para la mujer. Estudió en el Metropolitan Center for Mental Health de Nueva York y en la actualidad compagina la atención clínica presencial en su despacho de Madrid con la terapia online. Participa en congresos de psicología y salud emocional, colabora en televisión, radio y medios digitales (ABC Bienestar, Cosmopolitan, Uppers, etc.) y es profesora universitaria de psicopatología. Puedes disfrutar de sus cursos online en su web y encontrar contenido gratuito con vídeos divulgativos en su canal de YouTube e Instagram.