Ya conocéis el dicho: los amigos son la familia que uno elige. Son aquellas personas con las que no compartimos sangre, pero sí nuestra vida: planes, risas, confidencias… Sin embargo, no siempre es así. En ocasiones damos con personas dañinas que dicen compartir con nosotros una amistad, pero tienen actitudes tóxicas que reflejan todo lo contrario.
Entonces, ¿cómo podemos detectar si tenemos un amigo con este tipo de actitudes?
Alejandra Gabaldón, psicóloga especializada en psicoterapia de adultos y adolescentes, psicología de la salud y terapia de pareja en El Prado Psicólogos, expone las señales a las que tienes que estar atento para saber si estás ante una persona tóxica:
1. Te ves aislado del resto del mundo porque tenéis una relación demasiado ‘exclusiva’. Al principio puede ser visto como algo especial, pero con el paso del tiempo te darás cuenta de que en realidad esta persona te impide establecer otras relaciones de amistad y se enfada si le dedicas tiempo a otros amigos.
2. Te sientes mal contigo mismo cuando estás con esa persona. «A veces, este malestar proviene de agresiones evidentes como insultos o humillaciones. Pero, en otros muchos casos, se trata de agresiones más sutiles y difíciles de detectar, como juicios negativos hacia todo aquello que hacemos o decimos, comentarios hirientes acerca de algún aspecto de nuestra forma de ser, bromas pesadas o sarcasmos constantes…», describe Gabaldón.
3. Muestra indiferencia o no se interesa por asuntos que son importantes para ti. Por ello, es normal que cambie de tema rápidamente cuando hablas sobre ti para acabar hablando sobre sí mismo. También puede que se muestre frío y distante cuando no te comportas como él desea o te haga sentir culpable con frecuencia.
4. Ves coartada tu libertad de manera reiterada. Llega un momento en el que acabas por no expresar tu opinión y te encuentras haciendo cosas que no deseas, pues no eres capaz de decir que no, porque sabes que cuando haces alguna de estas cosas, esta persona reacciona de manera agresiva o se hace la víctima.
¿Y si simplemente os habéis distanciado?
Muchos son los afortunados que conservan relaciones personales desde la infancia, pero para muchos otros estas amistades se terminan por enfriar o dejan de existir con el paso del tiempo.
Olga Fernández-Velilla, psicóloga en Instituto Cláritas, explica que las relaciones, bien sean de pareja, familiares o de amistad, se pueden enfriar por diferentes motivos: distancia física, falta de tiempo, diferencias en la manera de entender la vida, rutina, conflictos… «Cuando esto ocurre, tendemos a pensar que recuperar esa relación es muy difícil o incluso imposible, pero eso no tiene por qué ser así».
Si quieres retomar una amistad, puedes probar lo siguiente:
– Fomentar la comunicación. Parece evidente, pero el primer paso será tomar la iniciativa y tratar de comunicar cómo nos sentimos y por qué es importante para nosotros recuperar esa relación.
– Si hace mucho que no tienes contacto, comienza con una llamada o un mensaje interesándote por su vida actual. Así os podréis poner al día de las novedades y hacerle saber que te acuerdas de ella, abriendo la puerta a hablar en cualquier otro momento cuando os venga bien.
– Buscar puntos en común o actividades dónde se disfrute juntos. Compartir objetivos os ayudará a mantener la amistad.
– Solucionar el conflicto que generó el distanciamiento, en el caso de que hubiera alguno.
– Evitar achaques o reproches, tales como «por qué no me has llamado» o el típico «estás perdido». Puede no tener una mala intencionalidad, pero indirectamente estás culpando al otro del distanciamiento.
– Asume que ambos podéis haber cambiado, por tanto, ajusta tus expectativas y no esperes que todo vuelva a ser como antes. Aprovechad esta nueva oportunidad para redescubriros.
– No esperes que los demás cambien su vida por ti y no te frustres si no lo hacen. Cada persona está en un momento distinto.
– Piensa qué fue lo que fallo la última vez y qué podríais hacer diferente en esta segunda oportunidad.
Cómo es una amistad verdadera
Para el psicólogo y colaborador Tomás Navarro, la amistad es una relación simétrica en la que ambos dan y reciben. «Una relación en la que hay una cierta reciprocidad dinámica, en la que ambas partes se enriquecen del trato».
Muchas personas confunden la amistad con darlo todo a cambio de unas migajas de cariño y reconocimiento. Pero la amistad no es drama, entrega incondicional ni abusar de una persona y de sus recursos. «Huye de estos perfiles; la amistad debe ser algo sencillo y ligero», subraya Navarro.
«Siempre he pensado que es mejor estar aparentemente solo que aparentemente acompañado. Cuando queremos estar acompañados a cualquier precio, en realidad, estamos activando un cartel luminoso que actúa como un reclamo para personas que no van a dudar en aprovecharse de tu necesidad a cambio de algunas migajas», explica el psicólogo.
Y es que a veces nos cuesta encontrar amigos porque no estamos en el contexto adecuado y sufrimos por ello, necesitamos tener amigos a cualquier precio y somos capaces de hacer auténticas barbaridades para mantener ese ‘cariño’ y ‘amistad’. Sin embargo, no lo olvides, siempre es mejor estar solo que mal acompañado.