Existen numerosos estudios que confirman que vivir cerca de árboles o bosques es mejor para nuestro bienestar y, de hecho, si preguntamos a quienes viven en plena naturaleza y a los que viven urbanizados, existen claras diferencias que tienen que ver con el estrés, la alimentación…
La arquitecta Laura Gärna, directora de Gärna Estudio, especializada en «integración natural», comenta que el ser humano, por tradición, necesita ese contacto con el medio, ya que es solo desde hace unos siglos cuando hacemos nuestra vida en espacios interiores cerrados. «Tenemos que volver a lo básico, poniendo plantas en casa, eligiendo diseños que nos evoquen a la naturaleza… y no solo debemos hacerlo con la decoración, sino también desde la arquitectura», añade
Y, además de esto, ¿por qué no vivir cerca de ella? La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el acceso a un espacio verde que mida al menos 0,5 hectáreas, a una distancia en línea recta de no más de 300 metros de cada domicilio. Una realidad que -a pesar de España ser el país con mayor biosfera de la Unión Europea- trasladada a las grandes ciudades españolas, apenas se cumple.
Regla 3-30-300
Para comprobar si los ciudadanos viven cerca de zonas con vegetación, el silvicultor urbano Cecil Koninjnendijk recomienda plantearse las siguientes preguntas: ¿puedes ver tres árboles?, ¿en tu barrio hay un 30% de cobertura vegetal?, ¿vives a menos de 300 metros de un parque? Cuestiones que corresponden a la regla 3-30-300 propuesta por el experto para desarrollar ciudades más saludables. De hecho, la OMS recomienda que en las grandes urbes se cumpla 1 de los 3 requisitos que comprende la regla, debido a los beneficios físicos y también en la salud mental que aporta el contacto directo con el medio natural: creatividad, aumento de concentración, reduce el estrés, nos relaja…
Por su parte, el paisajista Fernando Pozuelo complementa la regla 3-30-300 con la teoría del Trébol de cuatro hojas y la línea verde imaginaria, que destaca la alineación de los ciudadanos con la naturaleza. Así, esa relación entre el ser humano y los tres elementos -árboles, espacios verdes y parques o jardines- conlleva, además de ventajas para la salud, una implícita conciencia ecológica: «Esta línea verde imaginaria nos abre un sentido energético de la naturaleza dentro de las ciudades».
Además, el paisajista indica que «la naturaleza tiene la capacidad de ofrecer múltiples beneficios al ser humano, y muchas veces nos olvidamos de ello. En ocasiones, los lugares donde más tiempo pasamos en nuestro día a día, como nuestras casas o incluso los puestos de trabajo, están alejados de espacios verdes. No obstante, podemos acondicionarlos para contar con elementos naturales que nos permitan fomentar esa conexión tan necesaria».
Meditación con sonidos
Mikaella Yiasoumi, experta en musicoterapia y profesora de meditación, cuenta que las sesiones de meditación con sonido «son para aquellos a quienes les encantaría experimentar la relajación y el flujo de energía curativa: «Al relajarse profunda y pacíficamente, se permite que los bloqueos se disuelvan, se libera el estrés y las emociones, la mente, el cuerpo y se encuentra una nueva paz y un reinicio», comenta la experta para que todos los que no lo han probado puedan imaginárselo solo un poquito. Es decir, imaginas que te han puesto el sonido de una cascada cuando en realidad es ella la que consigue esa atmósfera con numerosos instrumentos. Este tipo de meditación es ideal para quienes tienen lejos la naturaleza y necesitan volver a conectar con ella.
Vivir lejos de la naturaleza
Pero, ¿qué sucede si nuestros hogares están alejados de parques o zonas ajardinadas? Fernando Pozuelo comparte tips paisajísticos para llevar a cabo en el interior de nuestras casas:
Evocar un paisaje desde nuestra ventana. Situar macetas en el alféizar de las ventanas ayuda a visualizar vegetación desde el interior de la casa. Especies como el Geranio y el Crisantemo -arbustos permanentes- o la Begoña y el Pensamiento -de temporada- son de fácil mantenimiento, destacan además por su capacidad de adaptarse a las condiciones climáticas cambiantes de las ciudades. Sus flores de tonalidades vivas o incluso sus aromas generan sensaciones de bienestar.
Sutiles bosques en balcones. Complementar los balcones con arbustos ayudan a realizar esta idea que la regla 3-30-300 recomienda. No solo mejora nuestro estado anímico, sino que amortigua el bullicio de la ciudad y reduce los niveles de estrés que estos ruidos ocasionan.
Incluir plantas en el interior de nuestro hogar influye en nuestro bienestar. El Poto, la Sanseviera o la Cinta son plantas muy resistentes que también tienen la capacidad de purificar el aire. En concreto, permiten respirar un ambiente limpio, que ayuda a rebajar la tensión y el estrés, generando una sensación de bienestar.
Otras como la Hierbabuena o la Menta permiten activar el metabolismo. Su cultivo y cuidado puede realizarse dentro de casa, como por ejemplo, en pequeños invernaderos.