«Una persona que quiere dejar de fumar debe entender que el tabaco no le gusta»

Sabemos que fumar es malo, pero no por ello es más fácil dejarlo. Hay personas que lo prueban todo, desde parches, chicles e incluso hipnosis para acabar con este mal hábito. Sin embargo, hay ocasiones en las que nada de esto sirve.

«Una persona que quiere dejar de fumar debe entender que el tabaco no le gusta». Así de contundente se muestra José Capote, psicólogo especializado en adicciones y trastornos de ansiedad y exfumador.

Capote ha desarrollado ‘El último pitillo’, un programa para dejar de fumar en 40 minutos sin ningún tipo de medicación. «40 minutos es el tiempo en el que una persona adquiere las herramientas necesarias para no volver a coger un cigarrillo, entender qué le pasa, por qué fuma y ponerle remedio».

Es importante entender –señala el psicólogo– que no te estás privando de nada al dejar de fumar, sino al contrario. «No hay que sentir envidia hacia el que fuma, sino compasión, pues ya has entendido lo que te está pasando: fumas no porque te gusta, sino por adicción». Y manifiesta que las personas que recaen lo hacen porque no han reflexionado e interiorizado el contenido del curso.

Para superar la abstinencia…
Los expertos de la clínica FEMM comparten los siguientes consejos:

– Tener a mano caramelos o chicles poco calóricos. Masticar disminuye las ganas de fumar.

– Elegir comidas con sabores fuertes y especiadas (canela, jengibre…).

– Beber agua muy fría. Según diversos estudios, una gran ayuda para vencer la abstinencia es beber un vaso de agua bien fría.

– No negociar. Un cigarro es suficiente para desencadenar los efectos químicos y psicológicos de la adicción.

– No sustituir el cigarro por dulces, ya que eso puede producir un aumento de peso y generar mayor ansiedad.

Tabaco y ansiedad
Hay una gran relación entre la ansiedad y el mono, pues cuando dejamos de fumar, los niveles de nicotina en sangre disminuyen y nuestro cuerpo lo demanda. No obstante, «la ansiedad dura lo que tarda en morir el ‘bicho’», apunta Capote.

Ese sería el enganche físico, pero también hay otro psicológico: «Uno de los mayores problemas del tabaco son las asociaciones que se hacen con él: cuando tomas una cerveza, mientras conduces… Es aquello de ‘quedo con gente y me fumo un cigarro, pero si no quedo, no me lo fumo’», explica el psicólogo.

Los parches de nicotina o los chicles puede ayudar en un primer momento a romper estas asociaciones, pero igualmente habría que prescindir de ellos para no seguir dependiendo físicamente de la nicotina. Al final, el físico puede durar horas o días, dependiendo de la persona, pero el psicológico tarda mucho más porque se siente que se está perdiendo un privilegio. «Por ejemplo, si asocias el tabaco al alcohol, cuando llegue el fin de semana o una boda se va a despertar que te divertías haciendo eso, y te van a entrar ganas».

Por este motivo, el experto recomienda exponerse pronto a esas situaciones que tenemos relacionadas con el tabaco. Así será más fácil superarlo. 

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