PINAMAR (Enviado especial).– El lugar estaba pintado de negro, sin mucho esmero. Los grandes ventanales que podrían ofrecer una vista panorámica de la playa y el mar se veían opacos, tal vez porque los años de arena, viento y sal quedaron impregnados en los cristales. Anoche, la discoteca pinamarense no ofrecía ningún evento especial para recibir el Año Nuevo, pero a su vez marcó un momento histórico en la vida nocturna de esta ciudad balnearia.
“Estamos bailando y tomando en Ku, el viejo Ku Pinamar. Es cierto que tiene otro nombre y que es una parte chiquita la que abrió, pero se podría decir que volvió Ku”, señalaba Ignacio Santilli, de 29 años, que luego de brindar con amigos fue a Mirador Santos, el nuevo boliche que funciona en un sector del gran edificio que ocupaba el mítico y siempre polémico complejo Ku-El Alma.
Avenida Bunge y Avenida del Mar, punto de encuentro también durante la noche (Diego Medina/)
Miles de personas recibieron 2023 en Pinamar, que contó con toda su tradicional oferta nocturna, como la disco Super 15, Pink, UFO Point y las fiestas masivas en Boutique. Sin embargo, la gran novedad fue Mirador Santos, que generó cierta nostalgia entre los que iban a bailar a Ku cuando eran adolescentes.
Otro factor importante para tener en cuenta esta temporada de verano al momento de salir de noche es que empezó a regir la ley de alcohol cero al volante en la provincia de Buenos Aires, aunque luego cada municipio decide internamente mediante ordenanzas cuál será el límite de alcohol permitido. En el caso de Pinamar, rige la misma norma que en la Capital: 0,5 g/l para automovilistas, 0,20 g/l para motociclistas y 0 g/l para conductores profesionales.
Todo el complejo Ku Pinamar, que al lado cuenta con el parador y discoteca Boutique, pertenece al grupo Energy Group SA, vinculado al abogado Víctor Stinfale. LA NACION intentó contactarse, sin éxito, con representantes de la empresa para consultarles cuál será el público al que apuntará esta nueva propuesta que sorprendió a muchos.
El edificio del complejo Ku, un ícono de Pinamar (Matías Aimar/)
“Yo venía a bailar a Ku hace diez años y era un descontrol. Las mejores noches de mi vida las tuve adentro de este edificio. Me enteré de casualidad que hoy [por ayer] abría para Año Nuevo y vinimos con un par de amigos a ver qué onda. La verdad que no tiene mucha pinta, pero vale la pena tomarse un trago por los viejos tiempos”, afirmó Joaquín Novaro, de 33 años.
“Conocí a mi primera novia en Ku y mi mejor amigo está casado con una piba que conoció en Ku. Ese boliche marcó una generación entera. Todo lo que era joda y verano era sinónimo de venir a este lugar. De hecho, nuestras primeras vacaciones con amigos fueron en Pinamar porque estaba este boliche. Ahora lo veo bastante desmejorado, pero entiendo que es la primera vez que abren, todavía pueden repuntar”, opinó Alejandro Cáceres, de 34 años, que en un primer momento quiso entrar a Boutique, pero al no haber comprado una entrada anticipada decidió ingresar con sus amigos a Mirador Santos.
El ingreso a este viaje nostálgico se veía desde la calle Quintana. Hace ya varios años que en el edificio funcionan juegos de escape durante el día, pero los que quieran ir a Mirador Santos deberán pasar la entrada del Escape Room y dirigirse a la parte trasera de esa mole blanca que se levanta frente al mar.
Un sector de Ku fue demolido, pero otro reabrió anoche (Gentileza: Municipalidad de Pinamar/)
Uno de los grandes escándalos de la compleja historia de Ku Pinamar fue en 2008, cuando Roberto Porretti, el entonces intendente, fue destituido de su cargo por la aparición de un video en el que pedía una coima para habilitar el boliche. Lo cierto es que Ku siempre fue un símbolo dentro de esta ciudad, hasta su cierre en 2016. Por eso, que anoche haya reabierto sus puertas un pedacito de esa discoteca es una novedad relevante, aunque hoy Pinamar presente un enfoque totalmente distinto y apunte a un público familiar.
Sobre la apertura de Mirador Santos, Martín Yeza, intendente de Pinamar, señaló a LA NACION que su aspiración es que ese edificio se termine de demoler en algún momento. “Mi sueño es que esa estructura se termine de demoler completamente y se resignifique la zona con un nuevo concepto. Entiendo que lo de Mirador Santos es algo temporal para generar mejor oferta nocturna y por este verano está bien, pero espero que en el largo plazo se desarrolle allí otro tipo de emprendimiento”, dijo.
Las alternativas
Al lado de Mirador Santos, en Boutique, se realizó la fiesta más grande de Pinamar. Cientos de personas llegaron, la gran mayoría vestidas de blanco, para bailar hasta las 6. Estos megaeventos se repetirán a lo largo de toda la temporada y también comenzarán a sumar, tanto en Boutique como en otros paradores, los ya clásicos after beach. “Somos tucumanos y es la primera vez que estamos en Pinamar, el año pasado habíamos ido a Villa Gesell. Esta fiesta parece que va a estar linda, estamos disfrutando mucho del lugar”, contó Mariano Giménez, de 22 años, que estaba tomando fernet con Coca en un gigantesco vaso de plástico mientras hacía la fila para entrar a Boutique.
Largas filas para ingresar a la fiesta masiva que se hizo en Boutique anoche (Diego Medina/)
Otro hito importante de la noche pinamarense lo marca la discoteca Pink, que ayer ofrecía mesas VIP a $40.000 con $30.000 en consumo para diez personas o un combo de una botella de alcohol y una bebida cada tres personas; esta última opción sale alrededor de $8000. También existía la opción de comprar una entrada con una consumición por $2000. La modalidad se mantendrá en todas las noches de la temporada, aunque los precios pueden ir variando.
La noche de Año Nuevo en Pinamar se desarrolló con tranquilidad. El área de fiscalización del municipio recibió 21 denuncias por ruidos molestos, de los cuales en nueve casos los infractores accedieron a cesar la falta cuando llegaron las autoridades, y solo se labraron 2 actas. Mientras que en los controles de alcoholemia apenas retuvieron un vehículo. Según informaron las autoridades, no hubo detenidos ni heridos por algún incidente grave.
