Cuando llega diciembre, las casas se contagian espíritu navideño y muchas se llenan de luces y guirnaldas. Los aficionados de la festividad suelen dar un paso extra al frente y año a año se superan con decoraciones extraordinarias en las casas. Ciervos iluminados, árboles gigantes, pesebres, Papá Noel colgando del techo, trineos, estrellas iluminadas, duendes que se mueven y hasta bastones de caramelo clavados en el jardín, se pueden vislumbrar en los exteriores.
En algunos barrios, la magnitud de estas decoraciones es tal que hasta se organizan concursos con premios al mejor resultado. El año pasado, un youtuber llamado MrBeast incluso compró casas y más de un millón de luces navideñas y formó tres equipos para decorar casa por casa. El ganador que lograra la mejor composición se llevó de premio -nada más y nada menos- que la casa misma, valuada en US$300.000.
Esta forma de celebrar para algunos es divertida, pero a otros no les resulta tan agradable a la vista. Un usuario contó en la comunidad de Reddit cómo sus vecinos critican siempre las decoraciones que le hace a su casa. “Tengo una casa grande de tipo victoriano antiguo que restauré. Una pareja mayor se mudó al otro lado de la calle este verano y comenzó a quejarse de todo lo que hacía. No les gustó el revestimiento que estaba colocando, el color de mi puerta de entrada era feo, odiaban todas las flores de diferentes colores que planté”, contó sobre el deprecio de sus vecinos a sus decisiones decorativas.
Hasta el momento, la propietaria señala que hacía oídos sordos a las críticas innecesarias de sus vecinos poco amigables pero el colmo llegó en la época navideña. Al colgar los ornamentos verdes y rojos, el reclamo no tardó en llegar. “Traté de ignorarlos hasta Navidad. Puse luces y algunas decoraciones pero nada que no hagan los demás vecinos. Esta pareja comenzó a quejarse de inmediato. La Navidad los ofendió”, cuenta.
La dueña de casas se vengó de sus vecinos por criticar su decoración y siguió agregando ornamentos
La venganza es un plato que se sirve frío, y después de soportar una marea de ofensas hacia sus gustos en su propia casa, este vecino premeditó su respuesta. Si las decoraciones les irritaba, el retruco que les cantó los iba a inquietar aún más. Es por eso que decidió agregar más decoraciones por cada queja que le hacían sus vecinos: “Solo sonreí y agregué más”, cuenta.
Con humor, admite que se le fue un poco de las manos y que la cantidad de decoraciones es tal que “en este momento se puede ver mi casa desde Marte”, dijo con gracia en su posteo.
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