Usa sillas de ruedas y viajó de Córdoba a Qatar para contar desde su Instagram si los estadios del Mundial son accesibles

Candelaria Sturniolo entró al estadio 974 acompañada por el sonido de la cumbia, la hinchada argentina, su papá Daniel y valiéndose de sus muletas. Al ingresar las cambió por una silla de ruedas y le agradeció a los voluntarios por guiarla a su lugar, detrás del arco donde más tarde Alexis Mac Allister y Julián Álvarez marcarían los goles de la victoria de Argentina frente a Polonia. A diferencia de la mayoría de los 44.089 espectadores que hubo ese día, Candelaria y su papá entraron por un acceso diferente: la entrada para personas que, como ella, tienen una discapacidad.

La familia Sturniolo recorrió los 13.737 kilómetros que separan la ciudad de Córdoba de Qatar para apoyar a la selección argentina mientras Candelaria lo comparte en su Instagram para comprobar si, como aseguró el mismo presidente de la FIFA, Gianni Infantino, es “uno de los mundiales con mayor accesibilidad de la historia”.

Le dicen “Cande”, pero en su cuenta de Instagram es @can_world. Y en su biografía actual se sitúa en “Doha, Qatar”. Es influencer de viajes, tiene 33 años y vive con una discapacidad motriz. En diálogo con LA NACIÓN, cuenta cómo es efectivamente la accesibilidad de este Mundial.

Hasta ahora Cande, junto a su papá y su hermano Valentino, vieron todos los partidos de Argentina y algunos más, como el debut entre el país anfitrión y Ecuador. En cada estadio, los accesos se dividen en categorías según el tipo de discapacidad o condición: hay entradas para personas que usan silla de ruedas y para personas con obesidad que necesitan asientos XL. Y está el “acceso fácil estándar” para quienes tienen “alguna discapacidad auditiva, visual o que usen bastones y muletas”, explica Cande y sigue: “Esas puertas están en lugares estratégicos, de forma tal que se puede entrar y salir del estadio de manera rápida y segura”. Además, cada entrada habilita a que pueda entrar un acompañante.

Qué vio en los estadios

Audiodescripción. Durante los partidos hay comentarios en audiodescripción en diferentes idiomas, como árabe e inglés, que están disponibles en las gradas y en una aplicación móvil específica para el resto de los aficionados de todo el mundo.Salas sensoriales. En los estadios de Lusail, Al Bait y Ciudad de la Educación existen “salas sensoriales” para personas que requieran espacios más tranquilos equipados con tecnología asistencial. Son gestionados por personal especializado. Candelaria explica que “buscan regular los sonidos y las luces” y tienen “zonas especializadas con juegos interactivos”.Colas con prioridad. “Hay personas con carteles que dicen que si necesitás asistencia, ellos te la dan ya sea para guiarte, ayudarte o acompañarte”, indica Cande.Transporte dentro del estadio. “Vi carritos adaptados para las sillas de ruedas y en las grandes distancias te podés subir ahí y te llevan. También ofrecen sillas de rueda para personas que no pueden caminar grandes distancias”, describe la influencer cordobesa.Baños para discapacitados. “Después, por supuesto están los baños recontra preparados donde no tenés que hacer cola”.

Qatar construyó ocho estadios para esta edición de la Copa Mundial. El proyecto trajo a algunos de los estudios arquitectónicos ingleses más famosos del mundo, como el de Zaha Hadid y Norman Foster, además de muchas polémicas y denuncias en torno a su construcción por las condiciones laborales en las que trabajaron los obreros, entre ellos muchos migrantes.

También se capacitó a un grupo de voluntarios de la FIFA para que asistan a los espectadores con discapacidad durante todo el evento. “Cuando te ven con la silla, te van abriendo las vallas, te hacen acortar camino y evitar todo el gentío”, cuenta la influencer.

Cuando terminó el partido en el que Argentina le ganó a México, iba a festejarlo con algunos amigos pero al tener una salida prioritaria ella llegó mucho antes a su alojamiento y se fue directamente a dormir “con toda la alegría del mundo” por el triunfo.

Viajar para comunicar sobre accesibilidad

A los 15 años, Cande viajó a Cuba y salió por primera vez de la Argentina. El nombre de ese primer país que visitó es ahora el nombre de su perra salchicha. Hoy lleva recorridos más de 20 países.

Uno de los motivos que la llevó a contar a sus seguidores qué tan accesible son los lugares que visita fue la falta de información con la que se encontraba cuando planeaba estos viajes. En la entrada de su blog se lee: “Viajar es poder, desafiá los límites”.

“Cuando armé mi proyecto me gustó apuntarlo hacia la accesibilidad porque sabía que era algo que estaba en falta”, explica. Antes, cuando buscaba en sitios web y canales de YouTube, jamás encontraba nada. “Por lo general no hay datos salvo que esa persona lo viva en primera persona”, dice mientras recuerda que lo único que podía hacer era preguntarle al alojamiento, leer las devoluciones en Tripadvisor y ver si entre esos comentarios se presentaba alguno que hablara aunque sea de una rampa en las instalaciones.

Los accesos de los estadios se dividen en categorías según el tipo de discapacidad o condición.

Una ciudad con menos barreras

Antes del partido de inauguración en el estadio de Al-Bayt, Faisal Al Kohaji, miembro del Foro de Accesibilidad y presidente del Club Cultural y Social para las Personas Ciegas de Qatar, afirmó que las reformas de accesibilidad que se hicieron para prepararse para el Mundial en el país cambiaron “la vida de la comunidad de discapacitados” y que estas se trasladaron al transporte, los museos, destinos de compras y espacios públicos.

En sus historias de Instagram, Cande compartió su llegada al país anfitrión del Mundial desde un colectivo rumbo a “La Cárcel”, un alojamiento también conocido como Barwa Baharat Al Janoub, pero que se ganó su apodo por las semejanzas que encontraron los argentinos entre este y una prisión. Se trata de un complejo ubicado a una hora de Doha donde se viralizaron videos de hinchas argentinos cocinando un asado en un carrito de supermercado.

Cande se topó con algún que otro colectivo sin acceso para su silla pero esto no fue un obstáculo: “Ahí nomás te dicen que esperes un ratito y viene otro colectivo al que se accede con rampa y que tiene los espacios para poner la silla de ruedas”.

Las estaciones de metro también la sorprendieron con ascensores, molinetes más anchos para sillas de ruedas y baños adaptados con puertas automáticas que se manejan a través de botones. Además, tienen circuitos y senderos marcados con sistemas podotáctiles para que las personas con discapacidad visual se guíen.

La mayoría de los colectivos tienen rampa para la silla de ruedas y si no llaman a otro y viene enseguida.

Contrastes con Rusia 2018 y Argentina

Este no es el primer Mundial que Cande presencia en vivo. En 2018 fue a Rusia y los estadios eran “superaccesibles” pero a diferencia de Qatar, las ciudades rusas no lo eran: “Parecía que no hubiera personas con discapacidad”.

Cuando fue a Moscú se encontró con una “ciudad subterránea” pero casi sin ascensores. A todo tenía que acceder por escalera mecánica y ella se preguntaba cómo hacían las personas en silla de ruedas para usar el metro: “La verdad es que Rusia era muy inaccesible, parecía que no había personas con discapacidad”, opina.

Los estadios a su vez eran todo un contraste: “Casi tan accesibles como los de este año”. Las únicas novedades que notó en la Copa 2022 fueron “las salas sensoriales y las colas con prioridad”.

Desde chica, Cande ha visto de todo en cuanto a la accesibilidad: “Hay algunos países que están muy bien preparados y otros que todavía no”, explica. A Argentina, por ejemplo, le parece que le falta mucho para ser accesible, “no solamente en lo físico sino también como sociedad”.

En el Mundial de 2018, Cande se asombró por el contraste entre la accesibilidad de los estadios y la inaccesibilidad de las ciudades rusas.

Mientras se prepara para presenciar el partido de este sábado, en el que Argentina se enfrenta a Australia en los octavos de final, no puede evitar la comparación con su país natal: “Hay destinos que están como nosotros o quizás peor, pero también hay modelos a seguir que estaría bueno que en algún momento los alcancemos”.

Para que un entorno sea amigable para personas con alguna discapacidad o condición, es necesario que haya más que “una rampa en una esquina”. Implica cuestiones como la comunicación, la educación y “saber cómo dirigirse a un otro”, afirma Cande.

 

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