En un Mundial de Qatar repleto de sorpresas, la eliminación de Uruguay en la fase de grupos quedó algo “relegada” por otras despedidas tempranas mucho más impactantes, como las que sufrieron Bélgica y Alemania. De hecho, si se considera estrictamente el rendimiento de la Celeste dentro de la cancha, su caída ni siquiera se podría describir como sorprendente: ni siquiera había llegado a la última fecha dependiendo de sí misma para pasar a octavos de final. Pero el dolor que siente la nación charrúa está en lo cerca que estuvieron a pesar de todo, condenados por un gol de Corea del Sur contra Portugal en tiempo cumplido, y por tratarse de un muy amargo adiós a una de las generaciones más exitosas de la historia del país, compuesta por históricos como Luis Suárez, Edinson Cavani, Diego Godín, Martín Cáceres, Sebastián Coates, y Fernando Muslera, todos campeones de la Copa América 2011.
El equipo de Diego Alonso fue sin duda una de las grandes decepciones del torneo. Llegado en una situación extrema, con el legendario Oscar Tabárez despedido cuando peligraba la clasificación a la Copa del Mundo, el “Tornado” reencauzó su eliminatoria y consiguió cuatro triunfos en las últimas fechas a base de un fútbol más propositivo y directo que el que proponía el “Maestro”. Pero cuando llegó el Mundial, el ex entrenador de Inter Miami y Monterrey sorprendió al plantear en Qatar partidos donde su equipo cedió casi por completo la pelota y la iniciativa, al contrario de sus primeros meses en el cargo. Los resultados fueron muy negativos: empate sin goles contra Corea del Sur, caída por 2-0 ante Portugal y críticas públicas de sus dirigidos por el cambio de estilo repentino.
Diego Alonso recibió críticas hasta de los propios jugadores uruguayos por sus tácticas durante el Mundial de Qatar (KHALED DESOUKI/)
Sin embargo, cuando llegó el partido clave contra Ghana, Alonso volvió a las bases. Regresaron al once inicial Facundo Pellistri y Giorgian de Arrascaeta, sus dos grandes aciertos en las eliminatorias, así como también Suárez, cuya historia previa con la selección africana (incluyendo el gol que evitó con sus manos en los cuartos de final de Sudáfrica 2010) fue sin dudas un factor motivante. Y los resultados fueron inmediatos: a pesar de cometer un penal a los 15 minutos, que luego tapó Sergio Rochet, Uruguay dominó durante el primer tiempo y consiguió dos goles clave juntando a Suárez y De Arrascaeta. Pero en la segunda parte se resguardó de nuevo en su área, y solo retomó los esfuerzos cuando llegó el gol de Corea para arrebatarle la clasificación. Para entonces, ya era demasiado tarde.
La otra sorpresa fue la falta de autocrítica por parte de Alonso y los jugadores uruguayos, que salieron encolerizados por la decisión del árbitro alemán Daniel Siebert de no sancionar dos presuntos penales sobre Darwin Núñez y Cavani. El delantero de Valencia le pegó una trompada a la cabina de VAR cuando se retiraba al vestuario. El DT contó que no tiene nada que reprocharles a sus jugadores, y manifestó que la despedida temprana no fue por sus rendimientos: “Todo el mundo habló de lo que pasó el partido pasado. Nos eliminó el penal de Portugal, la diferencia de gol, eso nos eliminó. No nos eliminó el punto (con Corea), nos eliminó el penal en la adición, que la FIFA dice que no es penal”.
Suárez, por su parte, fue aún más allá: “Nos están cobrando penales increíbles. Ahí está el Comité de Árbitros y la FIFA de nuevo, que tiene que explicarse. Te preguntás por qué siempre contra Uruguay, parece que Uruguay tiene que tener otro poder mediático pero así es la FIFA”. El capitán Godín también lo acompañó: “Todos vieron las jugadas polémicas de los penales, que fueron penales, y por más que lloremos y protestemos ahora no vamos a cambiar el resultado. Pero duele que no hayan tenido el criterio que se viene teniendo para cobrar dos penales”.
El llanto de Luis Suárez tras la eliminación de Uruguay (FIFA/)
De todos modos, es una muy amarga despedida para aquella generación de campeones de América, aquellos que devolvieron a un gigante dormido a los primeros planos del fútbol internacional con la histórica semifinal en Sudáfrica. Es oportuno recordar todo el terreno que Uruguay había perdido previo a aquellos gloriosos 2010 y 2011. Entre 1994 y 2006, el seleccionado charrúa ganó la Copa América de 1995, pero jugó apenas uno de cuatro Mundiales, culminando en una eliminación en primera ronda en 2002, la última antes de la debacle en Qatar. Por el contrario, aquella campaña memorable hace 12 años dio comienzo a un período en el que la Celeste no se perdió de ninguna Copa del Mundo y ubicó a varios de sus jugadores, en especial Suárez, Cavani, Godín y luego José María Giménez, entre los mejores de toda una generación en sus puestos.
La despedida temprana en Medio Oriente marca lo que muy probablemente sea el final de este período. Suárez llegó a este último Mundial con 35 años y jugando en su país, Cavani y Cáceres tienen la misma edad, Muslera ya perdió su puesto en el arco a los 36 y Godín contempla incluso su retiro como profesional. No todo está perdido: A Giménez, de 27, le queda mucho camino por delante, y jugadores del calibre de De Arrascaeta, Núñez, Pellistri, Nicolás de la Cruz, Ronald Araújo, Rodrigo Bentancur, Manuel Ugarte, Facundo Torres y en especial Federico Valverde marcan el camino de lo que puede ser la selección uruguaya en un futuro cercano. No obstante, si no quiere volver a los años oscuros, primero debe definir su identidad futbolística y conciliarla con los jugadores a su disposición y las exigencias que impone un Mundial.
El resumen de la victoria de Uruguay que no alcanzó