Si internet es la imagen del mundo –aunque podría decirse al revés: que el mundo se va pareciendo cada vez más a la web–, la llamada Dark Web sería algo así como los arrabales de este mundo; como una de aquellas barriadas oscuras por las que pululan ladrones y estafadores. Aunque fue creada para que las personas pudieran ingresar a ella en forma anónima, esta red terminó convirtiéndose en el mejor lugar para hacer negocios ilegales.
Un gráfico publicado la semana pasada por el sitio privacyaffairs.com muestra cuáles son los productos más populares que están a la venta en esta Web Oscura. A la cabeza de la lista aparecen los tutoriales para cometer fraudes. Les siguen los programas de malware (software que sirve para deshabilitar sistemas informáticos), los datos de tarjetas de crédito robadas y las cuentas falsas de servicios de Netflix, Amazon o HBO.
La Dark Web es un mundo de no-cosas, como diría el filósofo coreano Byung-Chul Han. Agregamos nosotros: y no solo son no-cosas; encima, son no-cosas falsas.
Algo más…
Para ingresar a esta web hace falta un navegador especial (llamado Tor) y un portal especial que conecta a sus usuarios. Según las películas y las series, allí sería posible conseguir drogas, armas e incluso contratar un sicario. En la realidad es menos tortuosa, más virtual, siempre ilegal.