La familia de Iván, el hombre de 30 años que está siendo sometido a una terapia electroconvulsiva (TEC, un tratamiento de electroshocks) en el Hospital Provincial de Santiago por sus problemas mentales, aguarda que los escritos presentados ante el juzgado, dirección del hospital y Colegio Oficial de Médicos sirvan para detener la polémica terapia. La angustia de sus allegados, que este lunes comprobaron con desánimo cómo el paciente recibía el cuarto electroshock, está pues a la espera de un pronunciamiento de las partes involucradas, “pero no descarto en absoluto ponerme en huelga de hambre para que se nos escuche“, explica Juan Carlos, el progenitor.
La batalla de la familia de Iván se remonta al 9 de febrero, cuando trasladaron a su hijo al Hospital Clínico Universitario de Santiago (CHUS) tras sufrir un brote psicótico grave. El paciente fue derivado desde allí a la sección de Psiquiatría del Hospital Provincial de Conxo, en Santiago, donde la psiquiatra ordenó su internamiento y, ante la negativa del enfermo y la familia, pidió permiso a un juez para aplicarle una terapia de electroshock. Sus padres buscaron entonces un abogado y un procurador para frenar dicha terapia e intentaron obtener un permiso para trasladar a su hijo a otro hospital en régimen de internamiento y así contar con una segunda oposición. Pero la psiquiatra se opuso y recurrió al juez para que autorizase el tratamiento.
La pasada semana le pusieron su primera sesión, “y ni nos avisaron de la hora”, explica su padre, J.C.A. “Nos han dicho que son nueves sesiones, en días alternativos… Esto es una barbaridad. Otros psiquiatras nos han dicho que no es necesario. Están experimentando con mi hijo. Ese es mi pensamiento, porque esto no hay quien lo entienda”, explica el progenitor.
El escrito remitido al juez por el abogado de la familia, Francisco de Borja Gómez, para que lo eleve a la Audiencia Provincial y a los responsables del Hospital Provincial de Conxo, hace hincapié en que los padres del paciente “desean trasladarle urgentemente a la Clínica de Salud Mental Samu Welness”, donde cuentan con “una amplia cartera de servicios asistenciales”. Su versión choca con la de los médicos, que defienden el tratamiento indicado para los trastornos que padece, entre ellos el de ansiedad, además de haber sufrido un brote psicótico.
El juez que autorizó la terapia con electroshocks tiene claro, a partir de los informes facultativos, que el hombre de 30 años debe recibir los tratamientos de terapia electroconvulsiva por constar que no existe otro tratamiento posible y ante el “riesgo grave e inminente para la integridad física del paciente” en forma de suicidio. En su resolución, el magistrado explica que la medida se autoriza basándose en las conclusiones de un nuevo reconocimiento judicial y forense realizado al paciente, así como en el informe complementario emitido por una psiquiatra. Así, indica que la terapia está justificada “dada la insuficiente conciencia pasada y actual de enfermedad/trastorno mental de la persona precisada de apoyos” y, sobre todo, debido a la “ausencia de cualquier otra alternativa al tratamiento pautado de TEC, tanto por parte del paciente como por parte de sus progenitores”.
El padre de Iván continúa recabando testimonios del colegio de psicólogos de Galicia y de otros profesionales que consideran que el TEC “es un tratamiento agresivo” y que “es la última alternativa que se debe aplicar”. Para los defensores de esta práctica es “un tratamiento necesario” y para sus detractores “un abuso psiquiátrico”. En uso durante más de 80 años, el TEC es una de las terapias psiquiátricas más antiguas, aunque aún está rodeada de estigma. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el TEC como un “procedimiento mayor”. Como tal, debe aplicarse sólo “cuando lo permite la ley local y cuando se considere que es la opción más adecuada para la salud del paciente, y solamente cuando el paciente ha sido debidamente informado y ha dado su consentimiento”.
Cuando se introdujo esta terapia en la década de 1930 se utilizaba para tratar la psicosis y la esquizofrenia pero actualmente se emplea principalmente en casos de depresión y de desorden bipolar severo. Los críticos del electroshock sostienen que las investigaciones médicas sobre el TEC han ignorado sistemáticamente los efectos negativos de la terapia durante cuatro décadas.
Desde el Hospital Clínico Universitario de Santiago, explican que el TEC es una técnica que los psiquiatras utilizan de manera habitual para tratar trastornos psicóticos graves y que el Hospital de Conxo la aplica con extrema seguridad en unas instalaciones modernas y con personal cualificado.
“El problema no es el TEC, sino que exista una psiquiatría reaccionaria y paternalista que todavía cree que se puede acabar con el sufrimiento psíquico a la fuerza”, explica Martín Girón, pisquiatra formado en el Gregorio Marañón de Madrid