Una polilla amante del veneno

Bellas y venenosas, las polillas de la especie Utetheisa ornatrix –no tienen nombre común consensuado– lucen unas alas blancas con manchas que pueden ser rojas, naranjas o amarillas y marcas negras que advierten a los depredadores de su peligrosidad. No en vano, estos lepidópteros contienen en su organismo unas toxinas que desalientan a más de un potencial atacante. 

Esta mariposa tiene una estrecha relación con el veneno: cuando es oruga se alimenta de unas plantas del género Crotalaria que son ricas en alcaloides de pirrolizidina, unas toxinas naturales que las plantas sintetizan para disuadir a los herbívoros. Este mecanismo de defensa les funciona bien con mamíferos y otros vertebrados, pero no intimida en absoluto a las orugas. «Conformadas por un cuerpo segmentado y muy compartimentado, pueden almacenar el veneno ingerido en partes de su cuerpo que no interfieren para nada en su fisiología», dice Albert Masó, doctor en Ecología y Evolución por la Universidad de Barcelona.

Por este motivo, las orugas de esta especie ingieren sin temor estos alcaloides, gracias a los cuales sintetizan una feromona, denominada hidroxidanaidal, que las protege durante la fase larvaria y que también les resulta muy útil cuando son adultas: los machos la usan como perfume de amor. «Las hembras emiten feromonas para atraer a los machos y, cuando estos acuden en grupo, eligen a los que más sustancias tóxicas emiten, es decir, a los que más alcaloides han ingerido», explica Masó. Las hembras se aparean con varios machos, que las impregnan de ese «aroma venenoso» durante el cortejo y les entregan un poco más junto con el espermatóforo, la cápsula repleta de espermatozoides que la hembra almacena en su cuerpo. «Cuando esté lista para fertilizar los huevos, la hembra seleccionará el esperma más cargado de alcaloides, con lo cual la puesta tendrá más posibilidades de prosperar», apunta el ecólogo. ¡Dame más veneno!

Otros datos

A diferencia de la mayoría de las polillas, Utetheisa ornatrix es diurna. Vive
en la franja que va desde el sur de Estados Unidos hasta Argentina. Las orugas son de color naranja oscuro con amplias bandas negras irregulares y las pupas son negras con bandas anaranjadas. Los ejemplares adultos miden entre 30 y 45 milímetros y las hembras disponen la puesta sobre hojas de leguminosas del género Crotalaria, de las que se alimentarán las larvas al nacer. Estas obtendrán
los alcaloides de las plantas, que almacenarán en todas las fases de
la metamorfosis.

Este artículo pertenece al número de Marzo de 2023 de la revista National Geographic

 

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