Una de las estrellas más antiguas de la Vía Láctea en realidad son dos

Conocida como SMSS 1605-1443 y descubierta en 2018,  esta estrella situada a 35.000 años luz de la Tierra se trata de una de las más antiguas de la Vía Láctea. Poco se sabía sobre ella hasta hace poco, cuando un reciente estudio llevado a cabo por diversos grupos de investigación europeos y publicado en la revista Astronomy & Astrophysics, ha desvelado su origen.

Desde 2020, se estudia por medio del espectrógrafo ESPRESSO, pero los resultados de los últimos meses son los que han desconcertado a los científicos, pues permiten confirmar que, contra todo pronóstico, se trata en realidad de una estrella binaria.

Una estrella que nació poco después del Big Bang

Los investigadores ya habían obtenido información relevante de la composición de la estrella. En concreto, se sabía que su contenido era muy bajo en hierro, pero muy alto en carbono. Estrellas con este tipo de formación, un bajo índice de metal, se crearon solo unos cientos de millones de años después del Big Bang, lo cual las convierte en las más antiguas conocidas de la galaxia.

Este descubrimiento tiene una gran importancia para la comunidad científica, pues hasta este momento, no se sabía que las estrellas binarias podían ser tan antiguas. Los científicos tienen ahora la oportunidad de asomarse a los tiempos en los que el universo tenía solo unos pocos millones de años de formación y ampliar así el conocimiento sobre la evolución del Cosmos.

Estrellas binarias: dos mejor que una

El hallazgo de estrellas binarias es un hecho muy importante para los astrónomos, dado que son cuerpos con características muy interesantes. Se trata de conjuntos de dos estrellas que orbitan una alrededor de la otra debido a la atracción gravitatoria que sienten. Como es prácticamente imposible que estas estrellas comiencen a sentir esa atracción de repente y se ‘capturen’ mutuamente, todo apunta a que su nacimiento ocurre durante la formación del astro gracias al material que queda flotando alrededor en la nebulosa.

En muchas ocasiones, hay posibilidad de que esos conjuntos binarios lleguen a intercambiar material y componentes entre ellos. Pero en este caso, los científicos saben que no estamos ante tal caso: la composición conocida de la estrella, el bajo índice de metal y el nivel de los isótopos de carbono, corresponde a la que existía en etapas tempranas del Universo. Esto confirma que, además de ser de las más longevas, se ha mantenido intacta, convirtiéndose por completo en un fósil viviente.

El detector: la estrella de la investigación

El espectrógrafo ESPRESSO ha sido el gran protagonista del estudio. Este instrumento consigue detectar cambios en las constantes físicas de los astros, en sus velocidades y analizar las composiciones de una forma nunca antes vista.

Gracias al estudio de la longitud de onda, el espectrógrafo detectó cómo la estrella se acercaba y alejaba de la Tierra. Esto significaba que, obligatoriamente, se debía encontrar en órbita respecto a otro astro, de forma que al girar entorno al otro elemento, se vieran esos cambios en la distancia. Ese movimiento repetitivo fue el detonante para establecer que, efectivamente, se trataba de una estrella binaria.

 

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