Marruecos jugó como una selección de veteranos, dominando el tempo del juego y sabiendo sufrir, y obtuvo una victoria de muchísimo mérito ante Brasil (2-1), en el primer amistoso postMundial.
El combinado de Walid Regragui se vistió otra vez de matagigantes y demostró que su cuarta posición en Qatar no fue ninguna casualidad. Brasil, que estaba dirigida por el interino Ramon Menezes, solo jugó a ratos y estuvo tan perdida como la propia CBF en la búsqueda del nuevo seleccionador.
La ‘Canarinha’, con presión alta, se hizo con el control del juego. Tocó bien el balón, con criterio, pero todas sus buenas intenciones se ahogaban cuando llegaba al último tercio del ataque, donde el trío Vinicius-Rodrygo-Rony chirriaba, ya que le costaba muchísimo entrar en juego.
Los locales, muy bien replegados, esperaron su momento. Mazraoui (que actuó como lateral izquierdo) avisó con un tiro cruzado (min. 23). Y Boufal marcó el 1-0 en una jugada de capicúa, en la que le robó la cartera al exblaugrana Emerson Royal, combinó con El Khanouss, y finalizó, tras un muy buen control, de forma imparable.
A partir del tanto, el encuentro entró en una nueva etapa, mucho más caliente y con más contacto y dos tarjetas para los marroquís, la última por una entrada de Amrabat, que sigue siendo un objetivo blaugrana para este próximo verano, sobre Vinicius Jr.. Ziyech estuvo a punto poner el segundo ante un Brasil que se desconcentró y perdió su dibujo táctico inicial.
Estaba claro que el invento de colocar a Rodrygo de falso ‘9’ no funcionó ante dos centrales de jerarquía como Saiss y Aguerd. Rony, muy voluntarioso, tampoco estuvo demasiado acertado.
DEL FALLO DE BONO AL ÉXTASIS FINAL
Brasil salió otra vez muy fuerte y Bono envió a córner un trallazo de Rodrygo. Esta fue de tónica de los segunda parte, con una Seleçao, que aunque sufrió en la zona ancha, se lanzó al ataque.
Ramon Menezes tuvo que retocar la delantera. Entraron Vitor Roque y Antony, y el palmeirense Raphael Veiga en lugar de un desdibujado Lucas Paquetá.
Y llegó el empate, que nada tuvo que ver con las intervenciones del técnico interino, porque un remate aparentemente sin peligro de Casemiro con el interior del pie derecho que se lo comió el cancerbero sevillista. Fue un error grotesco.
Poco duró la alegría de los brasileños, que en un desaguisado defensivo tomaron el 2-1, con Eder Militao no acertando un despeje y Sabiri sacándose un un misil imparable.
En el carrusel de cambios, Abde, que está ganándose la oportunidad de volver al Barça, también tuvo su oportunidad.
A la desesperada, Brasil se lanzó a buscar el empate… y de no jugar con ningún delantero centro nato, acabó el encuentro con una ‘dupla’ con Vitor Roque y el corinthiano Yuri Alberto.
De nada sirvió el invento táctico. Marruecos supo sufrir y administró bien la recta final del partido. Y acabó ganando. Lo celebró como si fuera un título ante la fervorosa hinchada local. No era para menos. Este triunfo legitima todo lo que hizo en Qatar.
Y la derrota para los brasileños es un severo correctivo para la dirección de la CBF, que ha lanzado a la basura los tres primeros meses del año a la espera de un nuevo seleccionador que vendrá del mercado europeo.