La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, considera que la limitación de vuelos de jets privados “es algo que está generando un respaldo social creciente”, dado que, “aunque sean una parte pequeña de los vuelos”, presentan una “intensidad alta” de emisiones de CO2 por viajero.
Para la ministra, existen dos debates sobre los jets privados en España. Uno de ellos es plantearse que sean este tipo de vuelos los que “financien la innovación en una aviación más limpia”. “Hay una presión importante en la que el enfoque es: que paguen el siguiente paso cualitativo. Que sea a través de estos vuelos y con este capital enormemente rico lo que financie los ensayos y la aparición de nuevos combustibles o técnicas de vuelo que nos permitan generar soluciones alternativas a un sector que crece de forma muy importante en emisiones, aunque represente una parte pequeña del conjunto de las emisiones globales”, ha declarado.
“Estamos hablando de personas que pueden pagar un precio mucho más elevado y pueden ser quienes financien la innovación en una aviación más limpia”, señala.
En una entrevista a Diario de Ibiza, Teresa Ribera afirma que el segundo elemento del debate existente sobre los jets privados “se resuelve de una forma mucho más sencilla: una restricción objetiva, cuantificada, de este tipo de vuelos”.
La ministra habla de “una restricción objetiva, cuantificada, de este tipo de vuelos”
A la pregunta de si eso equivaldría a una especie de ‘numerus clausus’ para dichos vuelos, la ministra señaló: “Sí, diarios, semanales y con una limitación mucho más importante, que es algo que creo que está generando un respaldo social creciente”. “La presión en contra de los vuelos privados va al alza”, agregó.
Parques fotovoltaicos y protección ambiental
En relación al reciente decreto que suaviza los controles medioambientales para las grandes plantas de energías renovables en España, la ministra para la Transición Ecológica asegura que “ha habido algunos malentendidos”. “Lo que se persigue es una tramitación más ágil, no menos garantía ambiental. Lo que hacemos es un procedimiento más ágil, temporal, siempre que el proyecto sea en un espacio que no cuente con ninguna figura de protección ambiental, siempre que cuente con un permiso de evacuación a la red, y además, siempre que tenga un estudio de impacto ambiental completo con todos los requerimientos que son hoy exigibles, y con una capacidad de control por parte de la Administración que, si no lo ve claro, pueda solicitar más información”.
La ministra admite la controversia que ha generado “la participación de información pública, que es quizá el punto que ha suscitado más sensibilidad”, por el hecho de que “no haya unos trámites de información pública abierta a todo el mundo, sino que solo lo hay cuando la autoridad ambiental considere que, a pesar de todo, se debe abrir a información pública”.
“Creo que es lo que quizás ha producido un poco más de alarma. ‘Si no hay información pública ¿cómo me voy a enterar?’. Por eso es importante el papel de los ayuntamientos, y también de los equipos de control ambiental en las administraciones”, añade.
“La alternativa ¿cuál es? ¿Abrimos nuevas centrales nucleares? ¿Térmicas de carbón?”
Al margen de ello, Teresa Ribera considera que “hay un debate de fondo”, que consiste en que “necesitamos cambiar de forma importante nuestro sistema y por ese necesitamos más presencia de energías renovables”.
“La alternativa ¿cuál es? ¿Abrimos nuevas centrales nucleares? ¿Térmicas de carbón? Es muy difícil pensar en una economía que no consuma energía. ¿De dónde la sacamos? Esos anclajes de los aerogeneradores, de las plantas fotovoltaicas, son instalaciones temporales que en diez o quince años se pueden levantar y no hay ni residuo nuclear, ni gente muriendo en una mina, ni contaminación del suelo, ni valles anegados de agua, ni mala calidad del aire… En términos relativos, con todo, es un avance muy importante desde el punto de vista de las afecciones ambientales”, afirma Ribera.
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