En poco más de un mes se habrá producido un estallido de clásicos. Y con la particularidad de que irán de menos a más en cuanto a importancia. Es evidente que la Ida de la Copa del Rey en el Bernabeu con toda la vuelta por disputarse era el choque menos trascendente de los tres pero el Barcelona lo solventó, sin brillantez, pero diezmado y logró una renta muy interesante para la vuelta. Quedan los dos que deben marcar, la liga y la final de la Copa del Rey y los dos en territorio Barça. Escenario ideal para que el equipo le dé una alegría a la afición que tanto necesita en los últimos tiempos.
Para que nada le falte será un clásico como los de antaño con la rivalidad encarnizada, sin amiguismos y volviendo a ver enfrentados a los dos clubes en todos los ámbitos, como siempre ha sido. Sin comidas de directivas. Ni falta que hacen.
De los anteriores disputados esta temporada, hay de todo. El Madrid en liga, en la primera vuelta fue muy superior y borró al Barcelona del campo en la primera derrota que sufrió en el campeonato. En enero, en Arabia Saudí, ya cambiaron las tornas, y de qué manera, el que bailó a su rival fue el Barcelona. En Rhyad jugó posiblemente el encuentro más completo de esta campaña, teniendo en cuenta el potencial del rival. Fue un triunfo inapelable y la sensación de un comienzo de cambio en la hegemonía del fútbol español.
El tercer envite, el copero, se saldó con victoria azulgrana que refleja ese cambio de tendencia pero fue una victoria tan sufrida que supo a poco. A pesar de mostrar las carencias en ataque de todo un Madrid que no lanzó ni una vez a puerta ante su público. Tremendo.
Y en estas llegamos al gran partido del domingo que puede decidir la liga. Últimamente a los blancos se les da mejor el Camp Nou, igual que el Barcelona en la última década obtiene mejores registros en la Castellana que en el Camp Nou.
Pero Xavi recupera efectivos y a excepción de Dembelé y de cómo se encuentre finalmente Pedri, casi puede contar con todo. Más garantías para tratar de jugar a lo que uno quiere. Es una oportunidad de oro. El Madrid llega de jugar entre semana ante el Liverpool y el Barcelona ha descansado lo suficiente como para afrontar el choque en ellas mejores condiciones. No hay excusas que valgan. El Barça no puede fallar, debe sentenciar esta liga por la vía rápida y por la puerta grande. Ante los suyos y frente al vigente campeón, el eterno rival blanco. No se puede pedir más.
Muerta la liga con una renta insalvable el equipo de Xavi podrá centrarse en el duelo de vuelta de la Copa del Rey también con todos los pronósticos a su favor. El escenario es el que quisiera cualquier entrenador, cualquier culer, ir sumando títulos e ir hundiendo al Madrid. Son tres clásicos para una temporada, tres clásicos para un triplete nacional. Sin excusas.
Ojo con Lamine Yamal y Jorge Mendes
No todo vale en el mundo de la representación deportiva. Si algo hay es respeto y confianza por encima de todas las cosas. Esta semana hemos sabido que Jorge Mendes es el nuevo representante de la perla de la cantera Lamine Yamal. No se si es buena noticia para el Barcelona.
Estaba representado por Ivan De La Peña, que aguantó la difícil situación económica del Barcelona en el caso Gavi porque el sevillano quería ciegamente triunfar en el Barça. Llevaba tiempo con Yamal, cuando era difícil apostar por él. Ahora todo es más fácil. Sobretodo para Mendes. Esperemos que no le ciegue al jugador y se complique la renovación para este verano que iba por buen camino.
El error del Barça con Gavi
El Barcelona cometió un error de cálculo y de confidencialidad al anunciar la petición de la cautelarisima a Gavi. En su comunicado público anunció que existía el peligro de que el jugador quedara en libertad si no se le inscribía el contrato profesional. Ha alertado a los buitres y a los equipos.
“Ante el riesgo de que terceros clubes pudieran realizar ofertas que llevaran al jugador a activar la cláusula de rescisión unilateral”. Lo dicho, o se arregla antes del 30 junio o a Gavi le pondrán a prueba desde todos los frentes. El Barcelona no se lo puede permitir. Descubrió sus cartas y ahora lo puede pagar caro.