Seguro que has escuchado la expresión “llevar más capas que una cebolla“, y es que este vegetal cuenta con varias capas, lo que pueda dar una falsa sensación de protección que hará que estén conservadas durante más tiempo. Pero nada más lejos de la realidad, pues son perecederas.
Aunque estén guardadas en la nevera o la despensa, pueden empezar a pudrirse. De hecho, si se almacenan junto otros alimentos puede llegar a acelerar ese proceso, como es el caso de las patatas. Si quieres saber como puedes comprobar si las cebollas están en buen o mal estado, sigue leyendo este artículo.
Lo primero es observar su aspecto, la cebolla no debe tener manchas oscuras ni signos de humedad. Lo segundo es fijarse en tacto, deben ser suaves pero firmes al cogerlas, si tienen puntos blandos es una mala señal.
Por último, uno de los mejores aliados es el olor, las cebollas que están podridas emiten un aroma muy desagradable. Si cualquiera de las cebollas reúne estas características, deshazte de ellas.
