Pedro Sánchez podría haber prorrogado los Presupuestos Generales y ahorrarse el trago de la negociación con sus socios parlamentarios, sobre todo con los independentistas de ERC y EH Bildu, con los que las derechas generan ruido, le azuzan y le tratan de desgastar. El presidente del Gobierno se podría haber ahorrado las cesiones (sobre todo la derogación del delito de sedición y la culminación de la transferencia de Tráfico a Navarra) a escasos seis meses de las elecciones municipales y autonómicas de mayo. Porque nada, ni los fondos europeos ni las rebajas fiscales ni las pensiones, nada le impedía alargar los Presupuestos porque podía acomodar los ingresos y gastos para el año siguiente mediante reales decretos.
Sin embargo, el dirigente socialista ha querido demostrar que los que le dieron su apoyo hace tres años siguen confiando en él pese a las dificultades que siempre enumera: una pandemia, una tormenta como ‘Filomena‘, un volcán, una crisis de refugiados por Afganistán y una guerra en suelo europeo que amenaza la estabilidad mundial. “Quiero expresar mi satisfacción por esa política útil que es más necesaria que nunca y reivindicar, en un contexto tan difícil como en el que estamos, la victoria del entendimiento entre dispares y que no es una victoria frente a nadie, sino frente a los desafíos que tiene por delante la sociedad española”, dijo tras salir eufórico del hemiciclo. En total, diez partidos que representan a 12 millones de españoles, apuntó, han respaldado los Presupuestos, “al anteponer el interés general a cualquier otro interés”.
El PSOE asegura que la reactivación de las leyes de vivienda y mordaza también llegará para movilizar al electorado antes de mayo
Pensiones y funcionarios
Las Cuentas de 2023 tienen un techo récord de 198.000 millones de euros e incluyen, entre otras medidas, la subida de las pensiones y los salarios del sector público, la ampliación de la gratuidad de los trenes de cercanías y el aumento del gasto en sanidad y educación. Según la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, seis euros de cada 10 se dedicarán a gasto social, con el fin de “ayudar a la sociedad española a transitar un momento de dificultad provocado por la guerra” en Ucrania, “especialmente, por la elevada inflación“.
Sánchez aprobó este jueves los terceros Presupuestos consecutivos, algo que ni él habría imaginado cuando su Gobierno de coalición echó a andar aquel enero de 2020 con Pablo Iglesias de vicepresidente por Unidas Podemos y una amalgama de socios en el Congreso. El dirigente socialista ha querido subrayar quiénes son sus compañeros de viaje este último año de legislatura que tiene por delante e incluso este jueves se fue del Congreso dando a entender que no ha cerrado la puerta a reformar el delito de malversación a través de una enmienda en la tramitación de la sedición. ERC dijo que la presentaría, algo que tendrá que hacer dentro de dos semanas, por los plazos del proceso que se inició este jueves, en una jornada parlamentaria maratoniana.
La izquierda troceada
Altos cargos del PSOE consideran que con el cariz social de las Cuentas, los nuevos impuestos sobre los grandes bancos y energéticas y patrimonio a partir de tres millones de euros y la reactivación de las leyes de vivienda y mordaza, lograrán movilizar a su electorado progresista para las elecciones de mayo. Más preocupación muestran por el enfrentamiento entre Iglesias y la vicepresidenta Yolanda Díaz, supuesta sucesora del exlíder de Podemos. Ella y los morados tendrían que captar juntos al votante de más a la izquierda al que no llega el PSOE. Si ese espacio se desgaja en tres, con la plataforma Sumar de Díaz como nuevo concurrente, la izquierda perdería muchos escaños a nivel global.
Pese a los mensajes de que España se rompe, el Gobierno se ha ganado una buena imagen en Bruselas y ha atraído 20.000 millones de euros en inversiones en los últimos meses
Porque todas las encuestas señalan que, tras las generales, previsiblemente a finales de 2023, Sánchez volverá a necesitar a todos sus socios para seguir en la Moncloa. Y los necesita fuertes. Por eso no escasea en mimos, aunque ponga en bandeja al PP su argumentario. “No me resigno a que mi país esté gobernado por coaliciones de partidos minoritarios radicales a los que los españoles les importan un comino”, se quejó Alberto Núñez Feijóo desde Badajoz.
Lo cierto es que pese a los habituales mensajes de las derechas de que España se rompe por las cesiones a los independentistas, el Gobierno de coalición se ha ganado una buena imagen en Bruselas, sobre todo por su papel en la crisis energética, y ha atraído a múltiples inversores en los últimos meses (Maersk, Google, Cisco, Volkswagen, Intel…) que han anunciado más de 20.000 millones de euros para los próximos años.
Sánchez se fue del Congreso con energía de sobras para encarar un 2023 que le regalará, además, la presidencia de turno de la Unión Europea. Por ahora, sigue con la baraka.