Han tenido que pasar casi 40 años para que, de la mano de Volkswagen, Sagunto vuelva a verse como un referente industrial de futuro tras ese largo túnel que se abrió en 1983 cuando se decretó el cierre de Altos Hornos del Mediterráneo (AHM). Desde entonces, la ciudad no ha dejado de pelear y prepararse para relanzar su economía; un camino no exento de obstáculos, pero también lleno de tesón y de una fe firme en su condición de enclave geoestratégico que le ha llevado a potenciar su puerto, convertirse en polo energético y atraer a un gigante de la logística como Mercadona, que hizo de locomotora en 2016 cuando aún pesaba la crisis de 2008.
Con una inversión de 4.500 millones de euros -que supondrá la creación de casi 4.200 empleos directos-, el ambicioso proyecto de Volkswagen, el mayor en la industria española, permitirá saldar una deuda histórica con la ciudad, como han coincidido políticos y analistas.
La población, de hecho, se ha sentido castigada durante décadas desde que, a finales de los años 70, la IV Planta Siderúrgica Integral que iba a crear más de 20.000 nuevos empleos, nunca pasó de una primera fase. Pero lo peor vino en 1983, cuando se decretó el traumático cierre de los Altos Hornos del Mediterráneo (AHM). Aquello se veía como la “muerte de todo un pueblo”, pues acababa con la fábrica que había impulsado el nacimiento del núcleo urbano del Port de Sagunt. Esto provocó 14 meses de movilizaciones constantes, 9 huelgas generales en la comarca, 24 en la factoría, manifestaciones en València y Madrid, cortes de la A7 y momentos de gran tensión. “En el cierre, las presiones políticas pesaron más que los informes técnicos pero, gracias a la lucha, se logró un plan de inversiones que permitió recolocar a la gran mayoría del personal y salvar la economía comarcal”, decía el secretario general de la Unión Comarcal de CCOO, Sergio Villalba, tras los 1.794 trabajadores suspendidos de los 4.000 de plantilla.
Fallido impulso
Las ayudas impulsaron la llegada de otras industrias y, según reconoce el exalcalde y expresidente de la Diputación de Valencia, Manuel Girona, “ninguno de nuestros temores iniciales se confirmó. Pocas ciudades europeas que también sufrieron el cierre de su siderurgia reaccionaron como Sagunto”.
Pero la diversificación, como remarca Villalba desde CCOO, “no llegó a apuntalar la economía comarcal realmente, pues parte de aquella reindustrialización se vio afectada por crisis posteriores”. Los casos más sangrantes, recuerda, fueron los de la deslocalización de firmas como Bosal y ThyssenKrup Galmed, aunque esta última retomó luego la actividad; a ellos se les añade Pilkington, que vio peligrar su futuro hasta el acuerdo en 2021 para modernizar la planta.
La apuesta por relanzar el puerto comercial también fue un factor de crecimiento a partir de 1985, cuando se integró en la actual Autoridad Portuaria de València (APV). Pero el definitivo paso se dio en 1999, con su ampliación. Aquello motivó críticas por el impacto ambiental, pero cimentó unas instalaciones con gran peso ahora en su actividad, pese a que el anuncio de la regasificadora y de una cercana central térmica de ciclo combinado fue recibido con protestas de las fuerzas políticas locales de izquierdas y de los ecologistas. Así, desde 2006, Sagunto se ha convertido en clave para el suministro energético y un referente con su terminal para automóviles además de lograr en este tiempo hasta llevar contenedores a Canadá y EE UU, mientras mantiene sus tradicionales tráficos siderúrgicos.
Como apunta la presidenta de la asociación comarcal de empresarios (Asecam), Cristina Plumed: “Sagunto cambió y, en lugar de tener todos los huevos en la misma cesta, ha tenido una industria multisectorial. Y eso nos ha hecho mantenernos mejor en las crisis”.
El impulso de Parc Sagunto por una empresa mixta de Generalitat-Estado hizo reflorecer en 2002 los planes industriales de futuro en 9,5 millones de m2 que, según el ex presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, iban a ser “el mayor parque empresarial de Europa”, creando entre 25.000 y 30.000 empleos nuevos. En octubre de 2007, el exjefe del Consell, Francisco Camps, inauguró la primera fase, denominada Parc Sagunt I, pero la urbanización de esos 3 millones de m² se paró justo ese año.
Aunque mientras tanto iban cobrando forma otras instalaciones claves, como la desalinizadora y el refuerzo de todo el sistema eléctrico, hubo que esperar a 2016 para que el Gobierno del Botànic encabezado por Ximo Puig desencallara un Parc Sagunt que en 2015 estaba en causa de disolución y con impagos. Un acuerdo con la Autoridad Portuaria dio con la clave, permitió acabar la urbanización de la primera fase y abrió la puerta al impulso definitivo de la zona en diciembre de ese año, cuando Mercadona anunció un megacentro que impulsó la llegada de firmas proveedoras y de otros sectores. Tras ese giro hacia la logística, “Parc Sagunt I comenzó a comercializarse con cierta celeridad hasta casi completar su venta e incluso en la pandemia eran constantes las llamadas de empresas para implantarse, pero no teníamos parcelas tan grandes”, admitía la presidenta de Asecam.
Ante la demanda empresarial, se decidió impulsar Parc Sagunt II cuando ya había un consenso socio-económico y político “en que lo deseable era que ese espacio lo ocupara la industria”, en palabras de Plumed.
Por ello, la llegada de la gigafactoría es lo que la ciudad llevaba anhelando y peleando desde hacía décadas, si bien desde UGT se recuerda el ADN industrial de la milenaria urbe y se subraya que “Volkswagen no es el inicio. Es el punto y seguido a lo que ya existe”, apunta Pilar Tarragón, secretaria general comarcal del sindicato.
Ahora, hay coincidencia en los grandes retos de futuro: “Estar preparados para poder tener profesionales formados, tener la conectividad adecuada y poder acceder a nuestras áreas industriales de forma sostenible, además del incremento de nuestro parque de vivienda y los servicios necesarios hoteleros, de restauración y comerciales”, sintetizaba Plumed.
El alcalde, Darío Moreno, insistía en la necesidad de “aprovechar esta grandísima oportunidad que supone la elección de Volkswagen y sacar el máximo provecho de ella”. En su opinión, hay que contar con las pymes del sector industrial “pero también con las de otros sectores, como el comercio y el turismo, aprovechando asimismo para ampliar al máximo el parque de vivienda y dimensionar los servicios públicos, principalmente, educación, sanidad y justicia para que todo este desarrollo se dé con el máximo impacto positivo”. “Desde esa capacidad de evolución, de adaptación, de reinvención demostrada desde los años 80, este municipio es y seguirá siendo un municipio referente”, afirma Moreno.