A ojos de Moscú, la disputada península de Crimea es Rusia y lo que se halla en ella, también. Las autoridades afines al Kremlin de este territorio han anunciado este viernes que planean nacionalizar las propiedades de ciudadanos de “países hostiles”. El presidente del Consejo Supremo de Crimea, Vladímir Konstantinov, publicó en redes que “parte de los beneficios irán para apoyar a los participantes” de la ofensiva rusa en Ucrania. El Gobierno regional afirma que el apoyo también se traducirá, en parte, en dar de forma gratuita parcelas de terreno a gente afín.
Según el propio Konstantinov, la lista de expropiaciones incluye “cerca de 500 instalaciones relacionadas con diferentes compañías y bancos, así como infraestructura turística y deportiva”. Esta región fue muy valorada por su clima y por su naturaleza tanto durante los tiempos de la Unión Soviética como de la Rusia moderna. Hasta 2014, año en el que Rusia se anexionó unilateralmente la península, los rusos de a pie solían atravesar la frontera en época de vacaciones. La mayor parte de países del mundo reconocen Crimea como parte de Ucrania, aunque de facto la controla Rusia y está habitada principalmente por rusos étnicos.
Oligarcas en el punto de mira
Entre los perjudicados se encontrarían principalmente ciudadanos ucranianos, entre ellos dos nombres importantes dentro del país como Rinat Ajmetóv e Igor Kolomoisky. El primero es el hombre más rico de Ucrania, mientras que el segundo es uno de los empresarios más conocidos del país, además de ser un importante apoyo del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, cuando este empezó su andadura en política. Ambos poseen empresas energéticas, medios de comunicación, un patrimonio de al menos 1.000 millones de euros y una fuerte influencia política en el país. También se han visto expropiadas propiedades del club de futbol del Dinamo de Kiev, así como 12 entidades bancarias y otras empresas ucranianas.
El pasado marzo de 2022 las autoridades rusas hicieron una lista de países “no amistosos“, respondiendo así a las sanciones impuestas por estos mismos estados, entre los cuales están todos los miembros de la Unión Europea, Ucrania, Estados Unidos, Reino Unido, Corea del Sur, Japón y Australia, entre otros. Aunque Moscú optó por nacionalizar propiedades de ciudadanos ucranianos, en esta ocasión no ha hecho público si hay afectados de otras nacionalidades. En Occidente previamente ya se han congelado miles de activos de oligarcas y políticos rusos y se ha amenazado con expropiar dichos activos.