El Congreso se prepara para debatir la sexta moción de censura de la democracia, un balance nada abultado para casi 45 años. Lo que ocurre es que las últimas cuatro se han presentado en solo seis años. Más que excepcionales, en esta última década de coaliciones, gobiernos en minoría, legislaturas fallidas y repeticiones electorales, las mociones de censura han pasado a ser una nueva rutina. De hecho, los dos últimos presidentes del Gobierno se han enfrentado a dos debates cada uno.
La moción de censura es un mecanismo constitucional del que dispone el Congreso para retirar su confianza al presidente del Gobierno. Es constructiva, por lo que no basta con censurar al presidente: el candidato que se presenta tiene que lograr apoyos suficientes para ocupar su puesto. Es la forma de evitar las temidas “mayorías negativas”, que se ponen de acuerdo para derribar un gobierno pero no son capaces de elegir a un sucesor.
La primera, en 1980, llevaba la firma del PSOE y a Felipe González de candidato. La anunció el líder socialista en un pleno en el que aseguró que la presentaban “con la convicción de que el voto de censura es sobre todo una fuerza moral” que los socialistas tenían que ejercer contra el líder de UCD, Adolfo Suárez. Su destino fue la derrota parlamentaria, pero pocos analistas la calificaron de fracaso. González logró el apoyo de 152 diputados (socialistas, comunistas, andalucistas y tres representantes del Grupo Mixto), el voto en contra de 166 y la abstención de 21: se quedó a solo 24 votos de convertirse en presidente y dejó al presidente Suárez tocado y hundido. “El señor Suárez ya no soporta más democracia. La democracia ya no soporta más a Suárez” se convirtió en una de las frases más memorables de aquel debate parlamentario y la pronunció Alfonso Guerra, el encargado de defender la moción.
Entre los requisitos de la moción de censura está que deben presentarla 35 diputados, la décima parte de la Cámara, y debe incluir la propuesta de un candidato que haya aceptado serlo, pero éste no tiene por qué ser un miembro de la Cámara. Es lo que ocurrió en 1987. El candidato de Alianza Popular, Antonio Hernández Mancha, era senador y no diputado, por lo que usó la moción de censura para poder enfrentarse a Felipe González, entonces presidente, en un debate parlamentario. Logró un resultado muy alejado del que había cosechado González siete años antes: solo 66 apoyos frente a 195 en contra y 71 abstenciones. Hernández Mancha no tenía ninguna posibilidad, puesto que González gobernaba con mayoría absoluta, pero agradeció al “cándido candidato” que se hubiera “dignado a bajar del olimpo” para responderle.
La de Tamames será la primera moción de censura con un candidato independiente, aunque ya ha habido otras dos con aspirantes que no eran diputados
Treinta años hasta la tercera moción
Si en los primeros siete años de democracia ya se habían debatido dos mociones de censura, después los diputados parecieron olvidar dicho instrumento. Quizás porque el bipartidismo y sus mayorías absolutas le quitaban todo el sentido, pasaron treinta años hasta que el Congreso volvió a vivir tan importante debate parlamentario.
Pablo Iglesias presentó una moción de censura contra Mariano Rajoy en 2017. Unidos Podemos sabía que, sin el PSOE, no le daban los números, pero entre sus argumentos habló del “deber ético inexcusable” de censurar al Gobierno del PP. Defendió la moción en el Congreso Irene Montero, con Iglesias como candidato, y escándalos como el caso Gürtel estuvieron en el centro del debate. “Usted va a pasar a la historia como el presidente de la corrupción”, aseguró Iglesias en su discurso, después de que Montero dedicara dos minutos a enumerar una a una y por orden alfabético todas las tramas corruptas que involucraban a miembros del PP.
La moción consiguió sumar 82 apoyos: a los diputados morados se sumaron los de ERC, Compromís y EH Bildu. En contra votaron PP, Ciudadanos, UPN, Foro Asturias y Coalición Canaria, sumando 170 votos, y PSOE, PDECat, PNV y Nueva Canarias se abstuvieron.
A la cuarta, la vencida
Solo un año después de la moción de censura fallida de Iglesias, Rajoy recibió un nuevo envite en el Congreso. Era la primera vez que se debatían dos mociones de censura contra el mismo presidente y en una misma legislatura. Pedro Sánchez había vuelto a la secretaría general del PSOE después de haber sido defenestrado por los suyos y no tenía escaño en el Congreso, al que había renunciado cuando se desató la crisis en su partido. Tras la sentencia de la Audiencia Nacional que condenaba al PP por el caso Gürtel, Iglesias apretó a Sánchez para que presentara él mismo una moción que, esta vez sí, tenía visos de prosperar.
Margarita Robles y otros diputados del PSOE registraron la iniciativa, que contó de nuevo con un candidato que no era miembro de la Cámara. La defendió José Luis Ábalos, aunque durante parte del debate el asiento de Rajoy lo ocupó el bolso de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. El presidente se había refugiado en un bar a un kilómetro del Congreso. Al día siguiente, los 180 votos de PSOE, Unidos Podemos, ERC, PDECat, PNV, Compromís, Bildu y Nueva Canarias convirtieron a Pedro Sánchez en presidente y a la moción de censura de 2018 en la primera con éxito de la democracia.
Aunque Sánchez había prometido que convocaría elecciones “cuanto antes”, también aseguró que primero quería “recuperar las instituciones”. Los comicios no llegaron hasta abril de 2019.
Vox, segundo intento
Después de aquella moción con final triunfal, Sánchez ha seguido los pasos de Rajoy al convertirse en el segundo presidente al que le presentan dos mociones de censura. Y tiene un récord propio: es el primero al que se la presenta dos veces el mismo partido.
En octubre de 2020 y en plena segunda ola de la pandemia, Vox presentó una moción de censura que estaba abocada al fracaso. Con Santiago Abascal como candidato, logró el doloroso récord de ser la que ha contado con más votos en contra (298) y menos a favor (52) de la democracia. La ultraderecha no logró ni siquiera que se abstuviera el principal partido de la oposición. Más bien al contrario, la moción sirvió para que Pablo Casado, entonces líder del PP, se lanzara contra Abascal y evidenciara el aislamiento de los ultras en el Congreso.
Han pasado poco más de dos años y Vox vuelve a la carga con una nueva moción de censura a meses de que termine la legislatura. Esta vez lo hará con un independiente como aspirante a presidir el Gobierno, la única novedad de este intento. Ramón Tamames, economista de 89 años que militó en el PCE en su juventud, será el candidato de la sexta moción de censura de la democracia. Abascal será solo quien la defienda, pero todo apunta a que el resultado volverá a ser el mismo.