La adjetivan una y otra vez. “Misteriosa y enigmática”, se la suele rotular con una buena dosis de facilismo y simplificación. Sin embargo, Elisa Montero nada tiene de todo eso que se le atribuye. La esposa de Lionel Scaloni, el actual director técnico de la Selección Nacional de fútbol, es una mujer que lleva una vida normal, muy enfocada en la crianza de sus hijos y en participar activamente de la vida escolar de los niños.
El pasado martes 22 de noviembre, cuando la casaca nacional perdió ante su par de Arabia Saudita, en el fallido debut del equipo argentino en el Mundial de Qatar, Elisa Montero fue la que tuvo las palabras más certeras, sinceras y profundas hacia su marido. Apoyo que, fiel a su estilo, dio en la más absoluta privacidad.
Lionel Scaloni comparte con Elisa Montero, su mujer, la pasión por los deportes (JUAN MABROMATA/)
Con una vida pública casi nula y la negativa a brindar entrevistas, sólo su círculo personal conoce su voz. Elisa Montero sabe cómo escabullirse en los estadios para no ser descubierta y prefiere mostrarse poco junto a su marido en restoranes y lugares muy concurridos. A los eventos sociales que impone la industria del fútbol, Scaloni suele asistir solo. No hay reclamos, ambos disfrutan de la vida apacible y de largos días encerrados en la mansión de Mallorca, disfrutando de los hijos, la piscina y unos pocos amigos. Ese es el mejor plan del matrimonio.
A diferencia de muchas esposas de jugadores, rechaza el mote de “botinera”, no le cabe. Detesta la vida de derroches, banalidades y opulencias desmedidas. Nada más lejos de ella. Los gustos sibaritas quedan resguardados entre su mesa chica. Tal es su deseo de pasar inadvertida que no cuenta con redes sociales. Rara avis esta mujer de la que casi no existen fotografías en los medios de comunicación.
El puntal
Ella siempre fue un sostén emocional para él y acaso la mayor responsable de la carrera como DT de Lionel Scaloni. En junio del 2015, luego de jugar 17 partidos en el Atalanta Calcio, un histórico club italiano, el jugador se retiró del campo de juego. Tenía 37 años, maduro para el fútbol y muy joven para la vida. Decisión tomada, pero con consecuencias anímicas graves.
El ahora exjugador pasaba largas horas sentado en un sillón de su casa sin saber qué hacer. Las manos sobre la cabeza, eran la señal inequívoca de un profundo estado depresivo. Para alguien que lleva la pasión del fútbol en la sangre, el ostracismo y la parálisis del retiro, a la temprana edad en la que se retiran los deportistas, al menos los que practican este juego, no es algo fácil de sobrellevar. ¿Qué hacer de la vida cuando uno de sus sentidos concluyó?
Scaloni jugando con sus hijos hace más de un año, en los tiempos más duros de la pandemia en España
Elisa Montero no es mujer de quedarse paralizada ante los inevitables escollos que plantea la vida y, ante la depresión de su esposo, puso manos a la obra para lograr superar la situación. A pesar del hermetismo característico, fue Lionel quien dio algunos indicios sobre cómo sobrellevó aquel duro trance personal, contando que Elisa Montero fue quien le sugirió que iniciara los estudios para seguir vinculado al fútbol, pero como director técnico. Aquel sabio consejo despertó en Scaloni un universo nuevo.
Luego de cursar los estudios correspondientes, en el Son Caliu debutó como DT de cadetes y, rápidamente, quedaron atrás esos momentos de parálisis y tristeza. El fútbol, otra vez el fútbol, volvió a atravesar la vida familiar. Ella lo hizo. Y él, por supuesto.
En familia
Lionel Scaloni nació en Pujato, provincia de Santa Fe, un pequeño pueblo donde todos se conocen. Allí realizó sus estudios, entre calles arboladas, siestas eternas y con los paseos infaltables a Rosario, la gran urbe distante a solo cincuenta kilómetros. Aquella vida marcó para siempre su esencia, el modo de ser, a pesar de la vida por el mundo, la fama y el dinero. Seguramente no es errado afirmar que encontró en Elisa Montero mucho de la esencia de la gente de su terruño.
La localidad santafesina de Pujato, orgullosa de Lionel Scaloni, su ciudadano ilustre (Marcelo Manera/)
Lionel y Elisa se conocieron en el 2008, gracias a los designios del fútbol. Ese año, Scaloni debutó en el Mallorca, luego de su paso por Lazio, la casaca italiana que lo había contratado y que se lo dio en préstamo al club español.
En Mallorca se produjo el flechazo. En la isla, ella jugó al vóley toda su vida, razón por la cual, la pasión por el deporte fue un gran punto de unión durante los primeros escarceos. Ya siendo familia, Elisa supo cómo manejar las emocionalidades de su marido, los sinsabores de la competencia deportiva y los sacrificios de una vida que requiere de concentración emocional y cuidados físicos.
“A Elisa la conocí en Mallorca. Fue muy loco porque me quedaban dos meses de préstamo antes de volver a Lazio y la conocí. Yo tenía 31 y ella, 29″, contó en una entrevista con Sebastián “El Pollo” Vignolo para ESPN. “Ella jugaba al vóley. Le dije: ‘Me gustás, todo bien, pero me tengo que volver a Italia. ¿Qué hacés? ¿Querés volver conmigo?’”, relató sobre aquellos años. “Al día siguiente me dijo que sí, dejaba todo y venía. Nos fuimos a Roma y llevamos 15 años juntos”, continuó.
En 2012 nació Ian, el primer hijo de la pareja y cuatro años después, ya con Scaloni como exjugador, Elisa dio a luz a Noah.
No son pocas las oportunidades en las que se los ve juntos en los actos escolares o compartiendo actividades en el colegio donde se educan sus hijos. Así como son reacios al jet set, se manejan con comodidad en los compromisos de la vida de familia.
¿Irá a Qatar?
Fue el propio Lionel Scaloni el que reconoció que prefirió comenzar el Mundial sin la presencia de su familia cerca. Este sábado, cuando la Selección Nacional vuelva a pisar el césped catarí, quizás Elisa Montero se encuentre camuflada en alguna de las plateas del estadio, aunque todo indica que el DT preferiría que los suyos llegaran cuando la casaca celeste y blanca se encuentre en instancias más avanzadas del campeonato de la FIFA.
Scaloni y su esposa, en un evento de tenis, en Mallorca
Ropa sobria, pero de muy buen gusto. El outfit de la primera dama de La Scaloneta, como se bautizó al equipo argentino, también puede ser deportivo, remedos de su época en el mundo del vóley.
Rubia y morocha, según las escasas fotos que circulan de ella. Contenedora, madraza y, dicen los que la conocen, amiga de sus amigos, un círculo selecto alejado del fútbol. Así es Elisa Montero, distinta. Con estilo propio. Reservada al extremo e inteligente. Sin dudas, el secreto mejor guardado de la Selección Nacional.