¿Qué mide la escala de Turín de meteoritos?

Tal y como los geógrafos disponen de una escala que les permite medir la intensidad de un terremoto y clasificarlo con una correspondencia a un simple valor, la escala de Richter, los astrónomos también disponen de una para los objetos espaciales cercanos al planeta Tierra (los NEO). Esta es la escala de Turín.

Es un método que permite clasificar los asteroides y meteoros que se encuentran próximos según el peligro de impacto contra el planeta. Es decir, mide la peligrosidad del choque teniendo en cuenta, tanto la probabilidad estadística de que ocurra, como la energía cinética que poseería.

CÓMO MIDE LA ESCALA DE TURÍN

Para definir perfectamente la peligrosidad de cualquier objeto espacial cercano, la escala de Turín permite elaborar una correcta correspondencia entre un número del 0 al 10 y el riesgo de la colisión. El valor cero supondría una posibilidad prácticamente nula de impacto donde, en el caso de ocurrir, los efectos serían inapreciables (el material espacial se desintegraría al atravesar la atmosfera). En el otro extremo, el número 10 equivaldría a aquellos objetos con una colisión segura cuyos efectos serían devastadores y darían lugar a la completa destrucción del planeta Tierra.

La forma en la que se realiza esta correspondencia entre valor discreto y peligrosidad es mediante la expresión de los factores implicados en megatones, siendo el efecto de un megatón el equivalente al de 1 millón de toneladas de TNT. Para hacerse una idea, la bomba atómica que asoló Hiroshima, en Japón, produjo una explosión equivalente a 13 kilotones de TNT, por lo cual, el impacto de un megatón correspondería al efecto de 77 bombas atómicas.

LA ESCALA DE TURÍN ACTUAL

La escala de Turín fue ideada en el año 1995 por Richard P. Binzel, un científico residente en el departamento de Ciencias Planetarias del MIT, el Instituto de Tecnología de Massachusetts. Ese mismo año, el Instituto presentó la idea en una conferencia de la ONU bajo el nombre de “Índice de peligrosidad de los objetos NEO”. La propuesta fue un completo éxito y la escala se puso en funcionamiento como medida oficial entre la comunidad científica y de cara a la comunicación pública.

Unos años más tarde, en 1999, la ONU realizó una convención en Turín, Italia,  dedicada especialmente a la puesta en común entre grupos científicos de los avances en el estudio de objetos NEO. Aprovechando esta ocasión se realizó un ajuste para mejorar la escala y convertirla en la que se conoce actualmente. Así, con motivos de la remodelación, adoptó el nombre de “Escala de Turín” en honor a los esfuerzos puestos en la materia durante la propia convención.

Así, la escala se asentó según una división en colores correspondientemente al nivel de riesgo: blanco, verde, amarillo, naranja y rojo. Cada uno de ellos tiene un sentido descriptivo y equivale a unos valores determinados.

LA ESCALA DE PALERMO

Existe una escala de medición de la peligrosidad de los objetos mucho más técnica que la de Turín. Se trata de la escala de Palermo: un sistema de medida especializado orientado a los propios expertos en la materia y no al público general. En ella, los astrónomos valoran también la necesidad de atención que merecen ciertos objetos en función de la frecuencia de observación que requieren y del análisis de los datos.

Para elaborarla, los expertos utilizan una fórmula logarítmica que tiene en cuenta la probabilidad de impacto, el tiempo que falta hasta el evento y la frecuencia anual de impacto. De este modo, el sistema toma la siguiente forma: el valor -2 indica que el impacto potencial es sólo de un 1% sobre el flujo habitual, el 0 un peligro dentro del flujo habitual de meteroros y el valor 2 hace referencia a un evento que es 100 veces más peligroso que el riesgo habitual.

LOS OBJETOS DE ALTO RIESGO

Hasta día de hoy, solamente existe un asteroide que ha sobrepasado el nivel 1 en la escala de Turín. Se trata del asteroide 99942 Apophis, de 325 m de diámetro. Este meteoro fue visto por primera vez en junio de 2004, pero no se volvió a tener constancia de su existencia hasta diciembre de ese mismo año. Poco después de este momento, diversos sistemas de cálculo de trayectorias de objetos espaciales obtuvieron una posible aproximación en abril de 2029. Además, en ese momento fueron realizadas las correspondientes cómputos para saber su posibilidad de impacto, de las cuales se obtuvo 1 posibilidad entre 37, es decir, un 2,7% de probabilidad. Fue entonces cuando su nivel en la escala de Turín se incrementó a 4.

Sin embargo, posteriores alistamientos del meteoro permitieron perfeccionar el conocimiento de su órbita, eliminando cualquier posibilidad de colisión para el año 2029. Este afinamiento de datos también ayudó a estimar que Apophis volverá a pasar cercanamente a la Tierra en 2060, pero la posibilidad de impacto sigue siendo nula. Según lo últimos datos de la NASA, de octubre de 2014, el asteroide no provocará riesgo de impacto hasta abril de 2060, e incluso en este caso, las posibilidades son mínimas: 1 entre 10.000.000.

El resto de objetos potencialmente peligrosos descubiertos se encuentran todos en nivel 0 o 1 en la escala. Entre aquellos del primer nivel, destacan el asteroide 2011 AGS, que pasará cerca de la Tierra en 2040, pero con una posibilidad de impacto de menos del 1%, así como el 2007 VK184, con una única probabilidad entre 3.130 de impactar en junio de 2048. Aún así, en ambos casos se trata de asteroides de unos 100 metros, los cuales reducirían su tamaño con la entrada en la atmósfera y ocasionarían daños muy localizados.

Es probable que en el futuro aparezcan noticias de nuevos descubrimientos de meteoros pero, al menos durante los próximos 100 años, podemos estar tranquilos: el planeta no espera la visita de ningún asteroide lo suficientemente peligroso como para que exista una preocupación justificada.

 

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