Preocupación en el PP por que los restos de Cs frustren el vuelco en varias CCAA

Mientras la crisis interna de Ciudadanos termina de resolverse con un nuevo liderazgo y con el PP manifestando su “respeto por el proceso interno” mientras insiste en que mantiene las puertas abiertas “al talento” de algunos de sus dirigentes, en Génova reconocen una cierta preocupación por las implicaciones que podría llegar a tener el voto que consiga el partido naranja el próximo mayo. La aspiración de los populares sería que Ciudadanos renunciara a presentarse como opción propia, pero son conscientes de que nada apunta en ese momento a que tal cosa pueda ocurrir.

Es cierto, como publicó El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica, que el desenlace que tenga la guerra abierta en el partido de Inés Arrimadas podría tener consecuencias directas en el panorama de centro derecha. Pero en el PP trabajan con el escenario de que habrá papeleta de Ciudadanos el 28 de mayo en autonómicas y municipales. Y es algo que inquieta mucho, sobre todo mirando a algunos territorios donde los resultados serán ajustados y cada voto puede ser esencial.

“Como Azcón no gobierne en Aragón o Mazón no lo consiga en la Comunidad Valenciana por los restos que se van a Ciudadanos tendremos un problema importante”, dicen en el entorno de Alberto Núñez Feijóo asumiendo el riesgo que puede tener el votante que aún se mantiene fiel a los naranjas. Los cálculos de Génova es que no superan el 2% en la mayoría de autonomías y, a pesar de que el porcentaje es muy pequeño, también puede ser suficiente para frustrar el vuelco en un gobierno autonómico.

No es un asunto menor para Génova, que tiene todas sus esperanzas puestas en el próximo mayo como arranque de un ciclo electoral que debe terminar, dicen, con Feijóo en la Moncloa. Las encuestas siguen situando a los populares como primera fuerza en muchos territorios, y también los sondeos que manejan en la dirección popular caminan en esa dirección. En otros la victoria podría estar muy apretada con el PSOE y será la suma de los bloques lo que decida quién ocupará la presidencia.

Y eso será clave porque en el PP reconocen que para que se visualice un cambio de tendencia real y la ciudadanía asuma que habrá nuevo gobierno a nivel nacional con sello popular, se hace indispensable arrebatar alguna plaza a los socialistas. Los conservadores reeditarán los gobiernos de Madrid y Murcia y el resto de autonomías que gobiernan (Andalucía, Galicia y Castilla y León) no se examinan el próximo año. En realidad es el PSOE quien más se juega en esa cita: nueve ejecutivos que necesita mantener.

Los dos grandes partidos saben que su éxito depende en gran medida de los partidos que tienen al lado. Por eso en algunas CCAA socialistas preocupa tanto la debilidad de Podemos (como por ejemplo en la Comunidad Valenciana), mientras que al PP le interesa que Vox aguante (aunque con la mínima fuerza) y que ningún voto se pierda en la papeleta de Ciudadanos.

Como ya publicó este diario, la Comunidad Valenciana es la joya de la corona en ambos lados. Ximo Puig aspira a preservar el Gobierno, pero la situación de sus socios a la izquierda no garantiza nada en este momento. Y el PP necesita “un empujón fuerte”, como ellos mismos manifiestan. 

En Aragón, donde Feijóo ya dio por segura la candidatura de Jorge Azcón (aunque debe ser el alcalde de Zaragoza el que lo confirme a final de año), ocurre algo parecido. El presidente, Javier Lambán, confía en que está consolidado, pero los populares creen que le pueden fallar algunos números a la hora de asociarse con otras formaciones. “Es una pena que haya votos a Ciudadanos que se vayan a perder”, repiten en Génova. En Castilla-La Mancha la situación es parecida: Emiliano García-Page aspira a reeditar, pero el PP tiene sondeos en los que la suma le da con Vox.

 

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