La geología es una ciencia en continua evolución que no para de descubrir detalles sobre la composición y la evolución de la Tierra. Por ejemplo, un estudio reciente, tras analizar cientos de terremotos, comprobó que el giro del núcleo de la Tierra se había ralentizado. Además, los científicos han llegado a escuchar el sonido del campo magnético terrestre y conocemos muchas certezas sobre los volcanes, su formación y desarrollo.
Precisamente, uno de los campos de investigación más interesantes para los científicos es el estudio de los terremotos, pues predecir los seísmos podría salvar miles de vidas. Descubrimos los detalles científicos que se conocen sobre los terremotos.
¿Qué es un terremoto y por qué ocurre?
En esencia, un terremoto es la consecuencia del deslizamiento de una placa tectónica sobre otra.
Y es que todo el subsuelo terrestre, conocido como corteza, está fragmentado en una docena de placas. Estos fragmentos se desplazan de forma habitual, siempre de manera muy lenta, dando forma a la superficie del planeta y originando los continentes y los distintos accidentes geográficos (montañas, cordilleras, mesetas…).
Ahora bien, hay ocasiones en las que las placas chocan y necesitan deslizarse por encima o debajo de otras para seguir avanzando. Precisamente estos sucesos son los que acaban provocando los temidos terremotos.
¿Por qué hay una zona donde el terremoto tiene mayor intensidad?
La zona donde el terremoto tiene mayor intensidad en la superficie terrestre se conoce como epicentro. Es el punto de la superficie terrestre que se encuentra directamente en la superficie de la zona de la corteza donde se produce una mayor liberación de energía en el terremoto, llamado hipocentro. Así, en el epicentro el temblor se sentirá con mucha más fuerza, de forma que al irnos alejando por la superficie, la intensidad del terremoto será cada vez menor.
¿Por qué se producen réplicas?
Las réplicas son los ‘pequeños terremotos’ que se producen tras un sismo de mayor intensidad. Son un indicativo de que las placas están tratando de “acomodarse” en la nueva situación geológica en la que se encuentran tras el terremoto principal. Por lo tanto, es normal que se produzcan numerosas réplicas mientras las placas se adaptan y la corteza terrestre vuelve a la normalidad.
A medida que pasa el tiempo, las posibilidades de que ocurra una réplica disminuyen. De hecho, a las 24 horas de un sismo, las probabilidades de réplica se reducen casi a la mitad.
La réplica es siempre de menor intensidad que el terremoto principal. De hecho, en el caso de que se produzca con mayor fuerza, se considera un nuevo terremoto.
¿Siempre ocurren en los mismos sitios?
Aunque puede haber excepciones, los terremotos suelen suceder en unas zonas determinadas, conocidas como zonas sísmicas. Esos puntos son aquellos que se encuentran sobre los límites entre placas, ya que se enfrentan a esos posibles choques y superposiciones que ocurren en las fronteras y que dan lugar a los terremotos.
Qué son las fallas
Además, hay la posibilidad de que existan zonas que no se encuentran directamente sobre límites entre-placas, pero que experimentan sismos ocasionales. Esto se debe a que existen placas que se han ido rompiendo a lo largo de los años, presentando ciertos cortes llamados fallas. Estas pueden presentar también desplazamientos y acumulación de tensión que desembocan en terremotos de menor o igual intensidad.
¿Cómo se pueden medir los terremotos?
Los científicos pueden medir los terremotos gracias a la utilización de aparatos conocidos como sismógrafos. Se componen de una base que va anclada al suelo, junto a un peso que cuelga de forma libre como si fuese un péndulo.
Cuando ocurre el sismo y tiembla la tierra, la base del sismógrafo también lo hará, pero el peso colgante no. Midiendo entonces el cambio de posición entre las dos partes, la que está en movimiento y la que no, es posible obtener un esquema del desplazamiento, conocido como sismograma. Este será el que permita a los científicos realizar estudios posteriores del sismo ocurrido.
¿Cómo saben los científicos cuál es la intensidad del terremoto?
La intensidad, o magnitud, del terremoto será posible obtenerla estudiando el sismograma. Las líneas que aparecen en él serán las perturbaciones que ha sufrido la tierra al temblar debido a la energía liberada. De esta forma, las líneas más cortas serán movimientos de menos intensidad, y por lo tanto, terremotos más pequeños. Por el contrario, si las líneas son largas, las perturbaciones serán mayores y será relacionado con un terremoto de mayor intensidad.
Para cuantificar esa intensidad, se usa habitualmente la escala de Ritcher, aunque existen otras escalas. Esta es una escala logarítmica que asigna un número a la intensidad del terremoto entre 2,0 y 6,9.
¿Los científicos pueden predecir los terremotos?
Hasta el momento, los científicos no han encontrado una manera de predecir un terremoto. Es cierto que existen diversos estudios cuyo objetivo era conseguir alguna herramienta previsora, pero no han sido fructíferos. Únicamente se ha conseguido delimitar geográficamente las zonas sísmicas peligrosas, es decir, aquellos lugares con mayor probabilidad de que se produzca un temblor.
¿Los animales o el clima nos pueden avisar de que va a ocurrir un terremoto?
No hay respuesta exacta a si el clima o ciertos animales pueden prevenir el terremoto. Aunque existen algunas evidencias al respecto, aún no hay una contestación afirmativa o negativa a esa cuestión.