Pese a una dura sanción de EE.UU., la industria aceitera argentina le encontró la vuelta a un negocio

Después de más de cinco años que Estados Unidos trabara con altos aranceles durante la administración de Donald Trump el ingreso a su mercado para el biodiésel argentino, la industria exportadora local abrió otra veta: la colocación en ese mercado de aceite de soja sustentable que luego allí se transforma en biocombustible. En los últimos meses, llegaron a ese país unas 60.000 toneladas, valuadas en unos US$87 millones, del aceite que tiene trazabilidad certificada.

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En Estados Unidos hay una movida por avanzar en la producción de aceite de soja sustentable y, si bien este país es referente mundial en la oleaginosa, necesita consolidar la fabricación de este subproducto. Allí es donde se ve una oportunidad para la Argentina, líder en este rubro. En 2017, tras un largo proceso que sobrevino tras una denuncia de productores de biodiésel norteamericanos que objetaron que el biocombustible argentino entraba con precios que planteaban una supuesta competencia desleal, Estados Unidos aplicó aranceles que llegaron a superar el 70% para ese producto. El biodiésel se elabora a partir precisamente de aceite de soja. En EE.UU., el aceite de soja sustentable, que entra allí con un derecho de importación del 19%, luego se transforma en ese mercado en biodiésel.

Entre julio [cuando empezaron los embarques] y octubre pasado, la Argentina exportó unas 60.000 toneladas de aceite de soja sustentable. Mientras el aceite de soja común ronda los US$1300 FOB la tonelada, el sustentable vale US$1450 la tonelada, lo que da ya ventas por unos US$87 millones.

La diferencia está en que se trata de un subproducto con trazabilidad certificada, proveniente de establecimientos libres de deforestación y segregado. Se hace en lugares especiales, sin mezclar con la molienda común de soja.

Hasta ahora, hay tres empresas que han logrado aplicar a los regímenes de sustentabilidad en el Estado de California

En la actualidad, ya hay tres empresas [pese a consultas de este medio, en la industria exportadora no quisieron revelar sus nombres argumentando motivos de secreto comercial] que lograron aplicar a los regímenes de sustentabilidad en el Estado de California. De acuerdo con las fuentes consultadas, se espera que este número de firmas se amplíe en el corto tiempo.

La intención del sector aceitero es “pelear ese mercado”, por lo que, según anticiparon en la cadena, comenzaron a trabajar para llegar mejor al mercado norteamericano antes de que Estados Unidos haga sus propias inversiones y relegue los despachos nacionales.

En el sector reconocieron que “el flujo de envíos por ahora es bajo”, pero a las empresas les sirve para armar una nueva cartera de negocio mientras buscan aplicar a regímenes de otros Estados, como Oregón y Washington, aparte de California. En este último, “se está buscando que la Argentina sea reconocida como un origen sustentable en la producción de soja y aceite y que todas las empresas puedan ser autorizadas para poder aplicar”.

Estados Unidos y Europa son los destinos que más demandan productos con sustentabilidad

“Es el principio de un programa que podría crecer próximamente”, indicaron. El reconocimiento de producto sustentable se hace a través de entes reguladores de los respectivos Estados de ese país y mediante consultoras encargadas de certificar los productos y derivados.

Con la Argentina se ha llegado a un acuerdo para que se realice a través de cámaras y entidades que agrupan a los exportadores. Al margen de tres exportadoras, hay nueve elaboradoras de aceite de soja vinculadas con el negocio.

La Argentina exporta 1,2 millones toneladas de biodiésel a la Unión Europea, el gran mercado que tienen disponible las firmas argentinas. Ese volumen responden a un acuerdo que sobrevino hace unos años luego de intentos del bloque por volver a cerrar el mercado al producto nacional como ya ocurrió.

Aparte de la Argentina, Brasil es otro país de América Latina que está en proceso de certificaciones con Estados Unidos para posicionar su subproducto. Desde el sector explicaron que es indispensable “generar información de emisiones efectivas, crear un sistema de verificación que sea creíble” y transparente.

“La cadena de la soja es muy sustentable. En un radio de 300 kilómetros de Rosario se concentra gran parte de la producción, a diferencia de Brasil, donde las distancias y, por ende la huella ambiental, son otras”, sostuvo Claudio Molina, analista en biocombustibles.

Además, explicó que las prácticas conservacionistas de la Argentina, basadas en siembra directa y un paquete tecnológico de última generación en términos de sostenibilidad ambiental, son mucho más reconocidas. “En Brasil hay producciones lejos de los puertos y han avanzado sobre zonas de la selva de la Amazonia; eso juega muy en contra”, amplió.

También remarcó que la Argentina tiene la posibilidad de ocupar un espacio en el mercado de Estados Unidos con la producción de HVO (aceite vegetal hidrogenado).

“La Argentina empezó a desarrollar dando pasos cortos, pero sólidos, el mercado de exportación de aceite sostenible hacia el mercado norteamericano. Este negocio va a ir creciendo, se requiere incorporar a la producción mayores cantidades de soja certificada para producir la cantidad del aceite equivalente. Brasil todavía está lejos en materia de sostenibilidad en términos relativos a la Argentina”, dijo.

 

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