Cerca del puerto de Rausu, en la isla japonesa de Hokkaido, varios cientos de gaviotas de alas glaucas –Larus glaucescens– esperaban el regreso de los pescadores. Era principios de marzo, hacía mucho frío y el aire estaba lleno de las estridentes llamadas.
Algunos de los pájaros comenzaron a asentarse, manteniendo sus ojos en el horizonte. Centrándose en una de estas aves costeras, Chloé Bès compuso un retrato minimalista, destacando el ojo y el pico de la gaviota. La mancha roja en el pico se manifiesta cuando las gaviotas son adultas y es en parte un reflejo de su salud. También es una ayuda esencial para los jóvenes: cuando los polluelos picotean el lugar desencadenan una reacción de regurgitación por parte de los padres.
Fotografía finalista en la categoría: People´s Choice del certamen Wildlife Photographer of the Year 2022 organizado por el Museo de Historia Natural de Londres.