Ole tus huevos, Luis Enrique

Esto no ha hecho más que empezar, pero la selección española ya ha impactado al mundo entero. El 7-0 a Costa Rica le ha puesto en todo lo alto del podio de los favoritos del Mundial, que es un podio que no vale para nada, cierto, pero más vale estar ahí que en el podio de los que en dos días pueden quedar eliminados, Argentina y Alemania, sin ir más lejos.

Quiero decir que este 7-0 vale para lo que vale, más para la cuestión anímica que para ganar el Mundial, desde luego. Para coger confianza y creer en lo que el equipo hace, un intangible, de acuerdo, pues certeza solo la dan los resultados, pero tener la autoestima a tope y convicción en lo que haces, también vale mucho. Por ejemplo, vale para que los jugadores no tengan dudas de Luis Enrique, que seguro que no las tenían antes del partido contra Costa Rica, pero después del 7-0 ya tienen clarísimo a quien escuchar y creer. Miren, a Luis Enrique le seguirá negando el pan y la sal media España, la madridista. Es una cuestión personal, de piel, no le perdonan que les dejara para irse al Barça, que triunfara en el Barça, que ganara un triplete como entrenador del Barça, que le guste más jugar como el Barça que como lo hace el Madrid, que no renuncie a sus ideas a pesar del bombardeo al que le someten…

Luis Enrique es más Luis Enrique y más del Barça que nunca en este Mundial. Es un tío valiente que, además, ha arriesgado hasta el límite desde el minuto cero, desde la convocatoria a su debut como streamer. ¡Con un par! Será por esos seis huevos que se come cada día. Lo tenía todo pensado. Mientras España entera hablaba de los huevos que se zampa el entrenador, nadie lo hacía de si tenía que jugar éste o aquél, de si Rodri iba a jugar de central, ¡qué pecado!, de si Morata o diez más, de si el seleccionador se iba a cargar a Carvajal, qué osadía… Mientras Luis Enrique se acercaba al pueblo y se alejaba todavía más de los que no tienen ningún interés en acercársele, los jugadores estaban tranquilos y veían a su seleccionador como colega más que como jefe.

Luis Enrique le ha echado huevos a todo esto, solo se fía de él mismo y de sus jugadores. De su concepto de fútbol y convivencia, jugadores jóvenes y con hambre de gloria, nada de resabiados que solo molestan (¿se imaginan que se lleva a Sergio Ramos y juega Rodri?) Y luego, el estilo, más Barça que nunca. Mil pases, tiqui-taca, veneno para sus enemigos. Dos extremos-extremos, un falso 9 que, aunque Asensio sea madridista, la idea es de la más pura raiz barcelonista. Y medio equipo culé. Ha recuperado a lo grande a Alba, ha sabido cómo apoyar a Busquets, ha lanzado al estrellato a Pedri y Gavi, Ferrán le marcó dos goles, Balde apareció con la fuerza de un vendaval… Le ha echado huevos, no se ha dejado influenciar, y no ha podido empezar mejor. El domingo, ante Alemania, más. Con su carácter y estilo. Siempre con valentía. Los jugadores le creen y le admiran. Lo demás no importa. 

 

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