Neymar se queda, Messi sigue

Se quedó Neymar, sigue Messi. Se quedó Neymar en la cuneta del camino por el que sigue avanzando Messi. Sucumbió el brasileño en los penaltis, avanzó el argentino en los penaltis. No se van a encontrar en la semifinal para protagonizar el apasionante Brasil-Argentina que se imaginaban. Será un Argentina-Croacia. Al menos, uno no sacrificará al otro en el cruel fraticidio parisino que podría reproducirse si Kilyan Mbappé, que corre por otra senda, se plantara en la final.

Se quedó Neymar marcando un gol, sigue Messi con una asistencia a Nahuel Molina en el 1-0 y un gol de penalti, sin que le temblara el pie tras haber fallado uno ante Polonia mientras Noppert le comía la oreja. El tiro decidido a la esquina dejó petrificado al meta holandés y amplió el margen de ventaja para que la victoria no peligrara. Pero se esfumó.

Messi parece reclamar una falta al árbitro Mateu Lahoz durante el duelo Países Bajos-Argentina | KAI PFAFFENBACH

Weghorst, héroe sin premio

Weghorst marcó a ocho minutos del final y Argentina tiró de la épica, como en cada partido de Qatar. Defendió tan mal como Brasil, con el agravante de que encajó dos goles en el último cuarto de hora, y se metió en la prórroga. Argentina sobrevivió en los penaltis y Brasil cayó, en la segunda victoria seguida de Croacia en una tanda.

Sufrió Argentina la agonía de 120 minutos como sus vecinos, para echar a Países Bajos, que llegaba invicta en 11 partidos de Mundial, con 19 de racha bajo la dirección de Louis van Gaal, que a los 71 años abandona el cargo de la selección. Dijo una vez en Barcelona que cuando tuviera 55 se jubilaría. En un par de ruedas de prensa ha insinuado que tal vez continúe trabajando. Van Gaal sustituyó a Koeman en el banquillo naranja y Koeman le reemplazará a su vez en enero.

Los jugadores holandeses avasallan a Molina después de un balonazo del argentino al banquillo. | KAI PFAFFENBACH

La agonía que esperaba

Hasta que vuelvan a Francia no se verán Neymar y Messi, con el brasileño cargando con el dolor de un nuevo fiasco con la selección, escribiendo otro episodio de su incapacidad para dejar algo que perdure, algo tangible, algo que merezca ser recordado, un título grande, para que su carrera no haya sido solo un largo anuncio publicitario y que se le recuerde por haber sido mejor actor que futbolista.

Llorando en el vestuario del Ciudad de la Educación estaba Neymar, llorando en la cuneta por el tercer Mundial que se le escapa mientras Argentina celebraba ya media victoria por la eliminación de Brasil, sin calibrar que le aguardaba una agonía semejante al volar el triunfo en el minuto 101 antes de la prórroga.

Wout Wehgorst marcó un doblete ante Argentina y forzó la prórroga | AFP

Se cuela un espontáneo

Hasta ese momento los tambores y los cánticos no dejaban de sonar, felices, rítmicos, con las manos al aire balanceándose, celebrando el triunfo que iba a venir con nueve tipos afilando los tacos y uno frotándose el cogote para extraer ideas. Nueve actuando como extras en la batalla y el actor principal, el de siempre, convirtiendo la película en taquillera. Y Mateu Lahoz, con su compadreo habitual, alineado con los argentinos, hablando sin parar, tratando de colarse en la pantalla con sus ansias de protagonismo desquiciando a todo el mundo. Se coló, como se coló un espontáneo que necesitó tres agentes de seguridad para derribarlo al suelo, cuatro para poder llevárselo del césped.

Messi habla con Van Gaal y Davids al final del partido. | PAUL CHILDS

De octavos a semifinal

De los octavos de Rusia a la semifinal de Qatar ha escalado Messi, en las últimas rampas de la montaña que vuelve a abordar como hace cuatro años, ocho, doce, dieciséis. Solo una vez tocó con los dedos la cima y resbaló antes de colocar los dos pies. Fue en Brasil. Aún está lejos el pico, lo único que le dejará conforme. Es la última vez que lidera una cordada. Con menos ayuda que nunca, con el peor equipo que le ha acompañado jamás.

De ahí su grandeza. Él tiró de todos, como viene haciendo desde hace 17 años. Primero protegido por los mayores. Luego tutelando a los jóvenes que han ido renovando la albiceleste, alimentando el sueño de todo un país, al que solo el fútbol le evade de los problemas cotidianos. Lautaro falló tres ocasiones cuando salió pero acertó el penalti definitivo. El quinto. Sin Messi sería inaguantable la vida. 

 

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