Néstor Grindetti orbita cerca de Mauricio Macri y Patricia Bullrich en el universo ideológico de Pro. Después de atravesar un proceso de desencanto con Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli –fue su jefe de campaña en las legislativas pasadas–, el intendente de Lanús se convirtió en uno de los escuderos de Macri en la provincia de Buenos Aires. Lanzado en la carrera por la sucesión de Axel Kicillof, Grindetti relativiza las tensiones en Juntos por el Cambio por la estrategia electoral para reconquistar el poder en 2023.
¿Cristina condenada? La amenaza kirchnerista de una tormenta política
Más que la batalla interna por los liderazgos, a Grindetti le preocupa, sobre todo, que la sociedad esté al borde de la anomía en el conurbano y el brote de casos de violencia política. “Hay un decaimiento y una resignación. Y esto es muy peligroso”, dice.
–¿Cuánto más resiste el tejido social de Lanús y el conurbano este nivel de inflación?
–Es irresistible por las consecuencias de la inflación. El deterioro del poder adquisitivo del salario es tremendo. No sé cuánto se puede resistir porque no sé cuál es el piso. Hoy, gran parte de la población del conurbano está por debajo de la línea de pobreza. Los salarios no cubren las necesidades mínimas. Estamos en el borde del abismo o ya cayendo.
–¿Puede haber un estallido social con el PJ gobernando en la provincia y la Nación?
–Se está dando un fenómeno de protesta social que es distinto a los de otras épocas. Hay mucha gente hastiada, cansada y resignada. Es una gran parte de la población, una clase media empobrecida y que no está acostumbrada a reclamar en la calle. Entonces, veo a todo el mundo en una especie de anomía, decaimiento y resignación. Y eso es muy peligroso. No vamos a tener lío en la calle, pero esto es un problema serio.
–¿Por qué es peligrosa esa “anomía”? ¿Hará impredecibles las preferencias del electorado?
–No lo estoy pensando tanto por lo electoral, sino por la posibilidad de salir adelante. Necesitamos compartir un sueño: se puede salir de esta crisis que estamos inmersos. Justificadamente, después de tantos años de problemas, veo una resignación complicada en la gente. Dicen: “Esto es lo que nos tocó”.
–¿Es el peor clima social que le tocó desde que está en política?
–Viví la hiperinflación de [Raúl] Alfonsín, el Rodrigazo o el 2001. Hoy, siento que hay resignación. Me preocupa llevar un mensaje de esperanza: hay alternativa. En lo posible, entre otras, cosas tenemos que cambiar el gobierno el año próximo.
Grindetti pide un acuerdo en Pro para no dividir la oferta electoral en Buenos Aires (Ignacio Sanchez/)
–Cristina Kirchner pidió por la inseguridad. ¿Ese reclamo perforó en la base electoral del oficialismo?
–Sí, definitivamente. En estos distritos compite la preocupación por la inflación y la inseguridad. Ahora, hay una cosa llamativa: la vicepresidenta hace comentarios sobre la inseguridad cuando está a tiro de levantar el teléfono y llamar al ministro y decirle que manden a Prefectura o que coordinen entre las fuerzas nacionales y provinciales y municipios para analizar el mapa del delito. Es lo que hicimos en 2015–2019 y con eso bajó el delito.
–¿Hay menos gendarmes en su municipio respecto de la gestión de Bullrich y Ritondo?
–Sí, hay menos. Desde ya, prácticamente no hay fuerzas nacionales en Lanús. Pero, más allá de la presencia, lo importante es la coordinación. Acá cada uno hace lo que puede.
–¿Cómo se mueve el delito en la actualidad?
–Hay dos fenómenos que se vienen dando. En primer lugar, volvió el narcomenudeo. Con Diego Kravetz habíamos volteado 75 búnkeres de venta minorista. Muchos de esos volvieron a vender. Gracias a Diego ahora no hay puestos fijos de venta, porque los tratamos de correr. Pero se vende. Y lo que se ve este año es muchas “entraderas” a adultos mayores. Lo que hicimos fue desplegar la fuerza de seguridad ciudadana, que es de prevención, de una forma estratégica y entregamos botones antipánico. Ya van 13.000. En el primer semestre hubo un promedio de una “entradera” por día a adultos mayores.
–¿Sergio Berni debería renunciar?
–Si lo llamamos y requerimos, Berni está. Lo que reclamamos es que haya un trabajo más metódico y estructural. Se necesita una articulación, que hemos probado que es efectiva. Si es Berni o no, eso se verá, pero lo importante es que haya una metodología coordinada. Eso hoy no hay.
–¿Le preocupan los hechos de violencia política con este clima social y la profundización de la crisis económica?
–Me preocupa mucho, porque yo viví los años 70. Ni remotamente estamos en eso, gracias a Dios, pero me da temor la naturalización de la violencia. Te puedo asegurar que naturalizar la violencia es de terror. Me dan miedo los hechos de violencia política, no por mí, sino por la desnaturalización del desarrollo de la política en una sociedad.
–¿La clase dirigente también es responsable de esto?
–Hay una serie de componentes… Hay un caldo de cultivo para eso. Pero nosotros –y la dirigencia en general– tenemos la responsabilidad de combatir y denostar la violencia política.
–¿El país necesita diálogo entre los máximos dirigentes o con Macri y Cristina es imposible llegar a consensos?
–Sin diálogo ni políticas públicas efectivas, el país no sale. Hay lineamientos y leyes en las que hay que ponerse de acuerdo. Eso es fundamental, pero también sé que hay límites para el diálogo. Con el kirchnerismo no compartimos valores y es muy difícil ponerse de acuerdo. Obviamente, hay que intentarlo. Hay que abrir y escuchar a todos, pero también debemos tener límites. Y los límites insoslayables son los valores. No compartimos eso con el kirchnerismo.
Néstor Grindetti, intendente de Lanús (Ignacio Sanchez/)
–¿Se puede ganar en el conurbano en 2023 con un relato centrado en el ajuste?
–La Argentina tiene que definir cosas para que nos saquen de esta situación. Por ejemplo, la inflación. Salvo en el kirchnerismo, hay un consenso total que el déficit público y la emisión monetaria generan inflación. La diferencia con 2015 es que la situación está mucho más jodida. Y la gente va a estar más predispuesta a escuchar las medidas que hay que tomar. Y la política tiene que explicarlas. Hay que tener la capacidad de transmitir un rumbo.
–Macri está sin filtro y promueve la doctrina del shock de derecha. ¿Hay una mayor tolerancia en la sociedad al ajuste? ¿Aguantaría el conurbano?
–Para salir de esta, es en entre todos. Hay sectores más vulnerables que otros. Por ejemplo, yo tengo la idea de que hay que terminar tajantemente con los planes sociales. Ahora el primer día no podemos dejar a millones de personas a la intemperie. Tiene que haber un plan con una secuencia de ejecución de medidas muy claras, que se implementen muy rápido. Hay situaciones que la gente las va a entender porque, insisto, estamos al borde del abismo o cayendo.
–Patricia Bullrich, su aliada, dice que hay que eliminar los planes en seis meses. ¿Es un error que ponga un plazo?
–No soy quién para interpretar a Patricia. Pero creo que se refiere a empezar a resolver el tema de los planes, con capacitación y trabajo activo eso se puede empezar a resolver. No sé si es en seis meses o en un año y medio, pero lo importante es que el mundo vea que empezamos.
–¿Por qué cree que Macri aún no dice si quiere ser o no candidato? ¿Está especulando?
–No. A Mauricio lo conozco hace cuarenta años. Creo que tomar una decisión de ser presidente en esta situación es algo muy profundo, que trasciende la política y tiene que ver con la familia y un estilo de vida. No hay que presionarlo y dejarlo tranquilo. Creo que lo está evaluando profundamente. No es un problema de especulación.
–¿Macri puede remontar en el conurbano o es muy difícil que eso ocurra en estos meses?
–Sí. Mucho se dan cuenta que las cosas que proponía Mauricio eran buenas. Por ejemplo, el aeropuerto de El Palomar. Después del cierre, todos los vecinos dicen: “Esto era bueno y Macri tenía razón”. De esos ejemplos hay muchos. Mauricio también hace autocrítica y admite que hay cosas en la economía que no salieron.
–¿Macri también resurge porque le va mal a Cristina?
–Están las dos cosas. Por un lado, un gobierno que dijo que iba a llenar la heladera y fracasó. Y, por otro, cuestiones que con el paso del tiempo la gente se da cuenta que no estaban mal. En la calle está cambiando la consideración sobre Macri.
–¿Larreta y Bullrich pueden enfrentar a Macri en una interna o sería un error?
–Si Macri compite, es el candidato del Pro. Después habrá una interna con la UCR y la CC. Mauricio es un expresidente, fundó el partido y porque hay un montón de cosas que se hicieron bien en el gobierno. Hay otras que se pueden hacer mejor y él tiene todas las capacidades para hacerlo. Además, tenemos que ponernos de acuerdo en Pro para ir a una interna entre espacio políticos. Si Macri no juega, es lógico que haya una interna entre Horacio y Patricia. Bullrich está más cerca del pensamiento de Macri.
–¿Larreta es más competitivo en los distritos clave de Buenos Aires, como dicen en la Ciudad?
–Percibo en la calle que hay una pendiente ascendiente muy importante de Patricia. La sociedad la está viendo como una persona que llegaría al Gobierno con un nivel de decisión muy fuerte. Toma gran parte de los votos que serían de Mauricio si no es.
–¿La interna nacional de Pro puede complicar la gobernabilidad o poner en riesgo un triunfo de JxC en Buenos Aires?
–Si nos dividimos mucho, es matemático.
–¿El Pro no puede competir con tres candidatos a gobernador porque sería funcional al peronismo?
–Claro. Primero, los liderazgos que surgen en Pro tienen la capacidad de ponerse de acuerdo desde el sentido común. No es tan difícil sentarnos y ver quién está mejor. Recorramos este camino y después nos ponernos de acuerdo.
–¿Con qué método se pueden poner acuerdo?
–El mejor método es el sentido común y el deseo de ganar. Aspiro a que nos pongamos de acuerdo.
Grindetti se alió a Macri y Bullrich para enfrentar a Larreta (Ignacio Sanchez/)
–¿Usted se siente el candidato a gobernador de Macri?
–No voy a hablar por Macri. Tengo un importante apoyo de él. Hemos charlado sobre esto y él me respalda para que lo sea.
–¿Exploraría una alianza con Milei en Buenos Aires para ganarle al kirchnerismo o eso sería contraproducente para JxC?
–Me gusta hablar de las ideas. Y no tanto de las personas. Comulgo con muchas ideas de Milei, pero me separa el concepto del Estado. Javier plantea prácticamente un “no Estado” y eso no existe en ningún lugar del mundo. El Estado debe administrar las tensiones entre las corporaciones y los deseos de la gente. Debe tener el tamaño que corresponda y haciendo una distribución de la riqueza ecuánime y justa. Si se mantiene en esa postura, no estamos de acuerdo. Después veremos si hay posibilidades de acercar posiciones.
–Macri también habla de un Estado mínimo, no “paternalista”.
–Bueno, por eso, ahí está la dicotomía entre el espacio de Milei y el nuestro. El Estado tiene que tener un tamaño justo, no ser una mochila para la sociedad.
–¿Macri está más cerca de la ideología de Milei que de los radicales?
–No, en política hay que buscar promedios. Yo tomo cosas buenas de Milei y de los radicales. Extremar la ideología no suma. Hay que ser abiertos y poner límites en los valores. Ahí el kirchnerismo no entra.
–¿El experimento de “Hacemos” para sumar peronistas a JxC no funcionó, como dicen Larreta y Santilli?
–No solo funcionó –entraron quince concejales–, sino que muchos de los que se acercaron con Hacemos están trabajando con Larreta.
–¿Lo dice por Guillermo Viñuales?
–Claro, es el caso más conocido. Fue un buen continente para un peronismo no kirchnerista y vio una posibilidad de caminar por un andarivel de valores compartidos con JxC. Es un peronismo clásico, de Perón, no kirchnerismo.
–¿Macri no veta esas incorporaciones del PJ?
–No, Mauricio no veta al peronismo. En todo caso, todos vetamos al kirchnerismo. Hay que separarlo. Los peronistas que siguen la doctrina son muy distintos del kirchnerismo. Son más parecidos al pensamiento de Pro.
–Macri habló de que si viviera, Perón se afiliaría a JxC.
–Coincido. El peronismo nunca propuso cobrar por no laburar. Creen en desarrollo y generar trabajo. Nunca dijo “no laburen que el Estado los mantiene”.
–Usted fue jefe de campaña de Santilli. ¿Por qué no se instaló como el candidato único de Pro después de ganar?
–No sé las falencias, pero el bonaerense promedio está buscando gente con experiencia, que conozca el conurbano y el interior. La elección simultánea hace que nunca se discutan los temas bonaerenses en la campaña. Hay problemas, por ejemplo, en la educación. No es que Diego tenga una falencia, sino que el bonaerense busca experiencia en la provincia.
–¿Usted acompañaría a Larreta–Santilli si pierde las PASO?
–Sí, definitivamente. Una vez que uno acepta las reglas de juego, es pato o gallareta. Lo que salga, vamos a acompañar porque es nuestro espacio político.
–¿Van a avalar el presupuesto de Kicillof?
–Tiene que cambiar cosas, como la masiva incorporación de gente para el año que viene. Incrementa el gasto público. Y hay que leer la letra chica para que no haya incrementos de impuestos encubiertos. Y ver cómo se van a distribuir los fondos de obras públicas a los municipios, que este año fue muy deficiente. La plata llegó después de diez meses y cuando la inflación ya se la comió. Tiene que haber mecanismos automáticos. No puede ser discrecional el reparto de fondos que la provincia recibe de la Nación.
–¿La crisis nacional no le pega a Kicillof por los fondos que baja el Gobierno?
–La inflación no es un problema de la provincia. Pero de la inseguridad o la educación es responsable el gobierno de Kicillof. Hay que ser propositivo.
–¿Si Cristina Kirchner es candidata a senadora en Buenos Aires, complica a JxC?
–Cristina tiene un voto duro. El piso es alto pero el techo es bajito. Entonces, no es difícil ganarle. No tenemos que cometer errores no forzados.
–¿Milei es para JxC lo que fue Massa para el Frente de Todos en 2015?
–Es interesante. No solo le sacaría a Cambiemos, sino también al kirchnerismo. Porque hay ver cuánto hay de liberalismo y cuánto de enojo con la política. Yo, si fuera del Frente de Todos, estaría mirando eso con atención.
A Grindetti le preocupa el clima social y la ola de hechos de violencia política (Ignacio Sanchez/)
–¿JxC gana la elección yendo por los extremos o si se mantiene en el centro?
–Hemos llegado a una situación en la que el medio es un camino que la mayoría de la gente no quiere tomar. Hay una grieta profunda entre el estilo kirchnerista, el populismo berreta, y el sistema más republicano, democrático y que plantea los temas de frente, como la necesidad de bajar el gasto público. Los extremos se están alejando y la elección del año que viene se define entre ratificar el “populismo berreta” o vamos un país más serio en términos democráticos.
–Si Macri juega, ¿explota JxC?
–No. Todo se va a resolver en una interna. Si respetamos que la UCR diga “éste es nuestro candidato”, el radicalismo va a respetar si el postulante de Pro es Mauricio y va a tratar de ganarle. No veo que si el candidato es Mauricio haya una posibilidad de ruptura. Nos amalgaman los valores democráticos y republicanos. Y todos sabemos que si nos rompemos, no vamos a llegar al poder. Y eso nos mantendrá juntos.