Muere el humorista Manolo Vieira

El humorista Manolo Vieira ha muerto este miércoles por la noche, justo unas pocas horas después de que el Cabildo de Gran Canaria diera a conocer que sería uno de los protagonistas de su Acto de Honores y Distinciones de este año. El honor de Hijo Predilecto de Gran Canaria le llegó a Manolo Vieira tarde, como a Alexis Ravelo o a Jane Millares.

Con Manolo se va uno de los artistas más queridos dentro y fuera de Canarias. El último fin de año volvió a acompañarnos con su espectáculo, como había hecho en las últimas décadas desde Televisión Canaria. Durante 22 años consecutivos se coló a través del televisor en nuestras casas para amenizar la fiesta. El especial fin de año de Manolo Vieira era un clásico y ya no habrá más. Él había anunciado que sería el último, pero siempre cabía la esperanza de que fuera un hasta luego y no un adiós para siempre.

Finalmente se subió al árbol, como la madre del amigo del personaje de su chiste. Todo el que le oyó contarlo alguna vez sabe de qué va esto. Para el resto, lo destripamos. Eso de subirse al árbol era la forma en que un amigo tenía de decirle al otro que su madre había muerto “de manera suave”.

Despedida

El humorista anunció el pasado noviembre que abandonaba los escenarios con un último show, al que llamó ‘La última y nos vamos’. Lo estrenó el 18 de noviembre en el Teatro Pub Chistera, su casa de siempre, visitada por cientos de miles de canarios durante 42 años de trayectoria. Durante la presentación del espectáculo, con las emociones a flor de piel, confesaba un deseo que hoy se convierte en epitafio: “Que me recuerden como buena gente”.

“Me voy más feliz que el carajo”, dijo también aquel día. Hace menos de una semana, el pasado viernes, tuvo que suspender una actuación de su espectáculo ‘La última y nos vamos’, que tenía prevista en el terrero de lucha de Tías, en Lanzarote. Se dijo en ese momento que era por motivos de salud y que había tenido que ser atendido de urgencia en Gran Canaria. Finalmente, no pudo recuperarse del mal que le aquejaba y cinco días después ha fallecido. Casi muere con las botas puestas, sobre el escenario. Toda una despedida que seguramente habría convertido en chiste y que le hubiera gustado contar.

 

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