En el seno de la selección argentina existe una sensación compartida por jugadores y cuerpo técnico: el partido de semifinales ante Croacia será una de las batallas más duras del torneo, por la extraordinaria competitividad del equipo balcánico.
Así lo asumen los argentinos, con Leo Messi a la cabeza. El ’10’ conoce bien a la selección croata, que en el pasado Mundial ya logró ganar con contundencia a Argentina, un 3-0 en la fase de grupos que acabó por laminar las posibilidades de la albiceleste en el torneo.
De Croacia, los argentinos destacan sobre todo su oficio: saben manejar el ‘tempo’ del partido, compiten hasta el último aliento (lo demostraron en la prórroga ante Brasil) y tienen como aliciente repetir presencia en la final, tras perder la de 2018 ante Francia.
Como los argentinos, los croatas juegan con un país detrás: Croacia tiene 3,8 millones de habitantes, frente a los 45 de Argentina, pero el conjunto ajedrezado ya ha demostrado que su fútbol no entiende de números.
Gimnasio, fisioterapia y familia
En el día posterior al intenso partido ante Países Bajos, Messi intentó desconectar en familia: como la mayoría de sus compañeros, recibió la visita de su mujer y sus hijos en las instalaciones de la Universidad de Qatar donde se concentra Argentina.
Como suele ser habitual, trabajó en el gimnasio y se puso en manos de los fisioterapeutas y recuperadores (kinesiólogos, los suelen llamar en Argentina). Después, pasó unas horas en familia.
Lionel Scaloni, técnico de la albiceleste, ya prepara el choque ante Croacia: lo hace con dos bajas ya confirmadas, las de Acuña y Montiel, sancionados, y con dos dudas, De Paul y Di María, que arrastran problemas físicos.
