Más Madrid se mira en el espejo catalán y alemán para proponer su modelo de banca pública

La idea de crear una banca pública en el epicentro financiero del país sobrevuela la campaña electoral. Ni el concepto es nuevo ni es la primera vez que se escucha en periodo electoral en nuestro país, pero quien la lanza esta vez, Más Madrid, lo hace buscando el difícil equilibrio entre atraer al entramado empresarial de la región, no asustarlo con conceptos que puedan parecer extremadamente intervencionistas y convencer al mismo tiempo a una parte del electorado que siendo progresista prefirió votar a Isabel Díaz Ayuso en 2021.

Mónica García, candidata de Más Madrid al Gobierno de la Comunidad de Madrid, mencionó esta propuesta fugazmente durante una intervención centrada en lo que pretende que sea su apuesta principal en esta campaña, la inversión de 6.100 millones en sanidad. La referencia a esta nueva entidad la pronunció ligándola a la necesidad de crear 10.000 viviendas públicas a precios asequibles. Pero su propuesta de crear lo que llamó “Banca Madrileña de Inversión” no solo se dirige a los ciudadanos que podrían verse beneficiados por ese parque de vivienda social sino al sector empresarial, al que la formación necesita atraer para mantenerse como principal partido progresista en la Asamblea de Madrid y como partido de Gobierno. La vía más directa para la modernización del tejido industrial pasa, según esta formación, por que la financiación se facilite a través de esta banca pública.

“Escepticismo”

En la última campaña, el entonces candidato al Gobierno regional Pablo Iglesias también puso sobre la mesa las palabras “banca pública”, pero lo hacía para referirse a la creación de una entidad estatal. En el equipo de la dirigente de Más Madrid en la Comunidad aseguran que su propuesta es “más modesta” porque es de carácter regional, y la distinguen también diciendo que no lo proponen “porque el oligopolio bancario sea el mal, sino porque es un instrumento útil” con el que quieren impulsar las políticas económicas de la región.

El analista financiero Juan Ignacio Crespo ve con escepticismo la idea, aun siendo consciente de que no conoce los detalles de la propuesta concreta. “Desde Mesopotamia está todo inventado“, exclama. Y recuerda que las cajas de ahorro funcionaron un tiempo pero quedaron en el pasado tocadas además reputacionalmente.

Modelos viables

Pero en Más Madrid se resisten a esta creencia. “Ni es Avalmadrid ni es una caja de ahorros“, explican en la formación, que aseguran que han tomado como modelo los bancos regionales de los lander alemanes y también el Instituto Catalán de Finanzas. La idea es que a través de este Banco Madrileño de Inversión la Comunidad de Madrid pueda financiar proyectos e influir en sectores clave más allá de las ayudas que se pueden establecer vía presupuestos públicos. En definitiva, tener otra vía para financiar sus políticas públicas. Y esta formación tiene claro que quiere centrar sus políticas económicas en dos aspectos concretos: la vivienda y la innovación del tejido industrial en sectores como la logística, la movilidad sostenible o la construcción.

La candidata García apuntó al hablar de esta iniciativa durante el desayuno de Europa Press del pasado lunes que es necesaria porque las empresas de la región compiten ahora “con una mano atada en la espalda“. En su formación explican que el problema de muchas empresas, especialmente las pymes, es que no consiguen financiación para sus proyectos y cuando lo logran las condiciones no suelen ser favorables, porque los bancos procuran evitar riesgos y se aseguran el reintegro con intereses más costosos. En casos como estos es en los que Más Madrid considera que debería entrar su modelo de banca pública, que señalan que en ningún caso pretende “entrar a competir” con la banca privada o comercial.

Apuesta por la vivienda social

“Si el objetivo es que esta entidad regional cubra un espacio que la privada no cubre, sí tiene sentido; si es para competir con la banca comercial, no”, reflexiona Josep María Raya, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Pompeu Fabra, que también confiesa que toda iniciativa que sirva para dar un impulso a la vivienda social, de entrada, tiene su “aval”.

Fabra explica que el Instituto de Finanzas Catalán al que mira Más Madrid para lanzar esta propuesta electoral sirve precisamente para lo que él apunta: facilitar el acceso a la financiación al tejido empresarial catalán, donde son mayoría las pymes y los emprendedores, actuando como complemento del sector financiero. Pero señala que este banco público catalán concentra sus esfuerzos en ofrecer recursos a al sector industrial y no tiene entre sus objetivos, como prevé la formación de García, la creación de vivienda social.

En Cataluña, explica, las constructoras no quieren entrar en este sector porque se les obliga a destinar un 30% a la vivienda social y así no les sale rentable. No tiene dudas sobre la necesidad de crear esa bolsa de vivienda social pero las empresas “piden flexibilidad”, explica Raya, y si esa flexibilidad no llega a través de la variación del porcentaje pero sí a través de una financiación en mejores condiciones, como podrían tener a través de la Banca Madrileña de Inversión, entonces lo ve positivo.

Efecto tractor

El instituto catalán se financia en los mercados, actúa como capital riesgo “fondo de fondos” con el objetivo de “acelerar otras inversiones”, explica Raya, que detalla que el fin es que una vez que la Administración financia o apoya un proyecto a través de esta banca pública “de manera más ventajosa que la banca privada, se genere un efecto llamada para que se apoye financieramente estos proyectos”. El mismo modelo que pretende poner en marcha Más Madrid.

El caso de la banca pública de los lander alemanes en los que ha puesto el ojo Más Madrid es similar. Un informe de UGT de 2020 que defiende este modelo define a estas entidades financieras como “herramientas” para el desarrollo de las “políticas económicas” debido a su “anclaje territorial”. Esto es lo que propone Más Madrid, un órgano que sirva “como brazo ejecutor del Gobierno para las políticas de inversión” que permita “provocar cambios” y no conformarse con dar “regalos fiscales a quien no los necesita”. “No hace falta competir con los bancos comerciales, eso te lleva a cometer errores”, explican fuentes de la formación en referencia a lo ocurrido con las cajas de ahorro durante la crisis de las ‘hipotecas basura’ que las remató a partir de 2008.

Público objetivo

Aunque reconocen que esta iniciativa sería especialmente útil para pymes autónomos, también confían en que atraiga a las grandes empresas. Estas “no tienen problemas de pulmón financiero, pero sí reclaman un dirección clara por parte de las administraciones, una línea de inversión productiva clara que el Gobierno actual no tiene”, rematan aludiendo a su creencia de que “la idea de que el PP es un buen gestor es propaganda“.

Pero esto que ellos ven tan claro, y que aseguran que en muchas empresas con las que han estado en contacto ven también con buenos ojos, no en todos los sectores lo perciben igual. En opinión de Crespo, que además de analista financiero pertenece al Cuerpo Superior de Estadísticos del Estado, la banca pública solo tiene sentido “cuando se sale de una catástrofe” como ocurrió con la guerra civil y “es necesario impulsar la financiación de proyectos porque no hay capital privado suficiente”. Pero hoy en día no hay un problema de dinero, asegura. “Rebosa la liquidez por todas partes, el Estado cuenta con 75.000 millones de fondos europeos gratis; hay dinero, el problema es que no se ejecuta. Sobra dinero para invertir, lo que hace falta es encontrar proyectos sostenibles que generen más riqueza”, sentencia.

 

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