La selección de Marruecos, tras derrotar a Portugal por la mínima con un gol de En Nesyri, ha hecho historia convirtiéndose en el primer combinado africano que llega a las semifinales de un Mundial.
El grupo que dirige Walid Regragui sigue siendo un muro para sus rivales. Solo ha encajado un gol en todo el Mundial y fue en propia portería. Tras dejar fuera de las eliminatorias a Bélgica, ha eliminado a España y Portugal para meterse en la penúltima ronda del torneo.
Antes que Marruecos, otras tres selecciones africanas habían intentado llegar a semifinales, siempre sin suerte. La primera fue la selección de Camerún que enamoró a todo el mundo en el Mundial de Italia en 1990. Superaron a Argentina en la inauguración (1-0) con un gol de Oman Biyik. También a Rumanía en la primera fase, con dos goles de Roger Milla, y cayeron con la Unión Soviética. Eliminaron a Colombia (2-1) en octavos de final con otro doblete de Roger Milla y cayeron en cuartos ante Inglaterra en un partido que se resolvió en la prórroga y con mucha polémica, pues los ingleses se vieron favorecidos con dos penaltis.
Lo volvió a intentar Senegal en el Mundial de Corea y Japón en el Mundial 2002. Fueron segundos de grupo tras derrotar a Francia (1-0) con un gol de Papa Boupa Diop y empatar con Uruguay y Dinamarca y derrotaron a Suecia (2-1) en octavos de final con un gol de oro en la prórroga de Henri Camara. Cayeron ante Turquía en cuartos de final con otro gol de oro.
GHANA
Y la tercera selección africana que se había quedado en los cuartos de final había sido Ghana en el Mundial de Sudáfrica en el 2010, el que ganó España. Ganaron a Serbia, empataron con Australia y perdieron frente a Alemania en la primera fase para ser segundos de grupo y enfrentarse a Estados Unidos en los octavos de final. Ganaron los africanos (2-1) con goles de Boateng y Asamoah Gyan. En cuartos, cayeron ante Uruguay desde el punto de penalti. Pudieron haber hecho historia cuando Luis Suárez evitó el gol ghanés en el último minuto de la prórroga haciendo penalti por unas manos cuando el balón entraba. Asamoah Gyan lo falló.