La investigadora gallega Marisol Soengas (Agolada, Pontevedra, 1968) es una de las científicas más prestigiosas del mundo en la lucha contra el melanoma. En su laboratorio del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) de Madrid han identificado factores que ayudan a definir la identidad de este cáncer de piel, el más común y también el más agresivo, y a distinguirlo de muchos otros tipos de tumores. Acaba de ser nombrada presidenta de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (ASEICA), un cargo que afronta “con mucha ilusión”, cargada de ideas y con el firme propósito de “dar un paso más” para “ayudar y contribuir al desarrollo profesional de todos los investigadores en cáncer”. “Con protestar no es suficiente, hay que actuar”, considera.
¿Cuál es su diagnóstico de la situación de la investigación oncológica en España?Soy optimista, porque tenemos toda una cantera de investigadores e investigadoras jóvenes muy bien formados, contamos con laboratorios muy competitivos a nivel nacional e internacional y participamos, globalmente, en grandes proyectos colaborativos en muchos países. Se está haciendo trabajo básico y clínico de gran calidad. El problema es la incertidumbre. Dependemos de financiación, en parte a nivel nacional y autonómico, y esta suele ser bastante irregular y poco competitiva. Uno de los grandes retos que tenemos es la mejora de las condiciones en I+D+I.¿Qué aspectos concretos hay que mejorar? Por un lado, el presupuesto en I+D+I. Desde ASEICA pedimos que se doble. Parece mucho, pero no lo es. España dedica ahora en torno al 1,45% del Producto Interior Bruto (PIB), mientras que la media europea es del 2,5%. Eso es lo que tiene que aumentar. Pero no solo hay que mejorar la financiación. Existen muchas barreras burocráticas para poder atraer talento extranjero. Los jóvenes tienen también muchas dificultades para iniciar sus laboratorios. Las mujeres seguimos siendo una minoría. Los investigadores clínicos tienen problemas para que se reconozca la relevancia de su trabajo y se proteja el tiempo que pueden dedicar a esa labor cuando están en ambientes clínicos con mucha carga asistencial… Retos hay muchos, pero tenemos ideas, y esto es algo que me gusta especialmente de ASEICA. Somos un agente reivindicador y, al mismo tiempo, tratamos de poner nuestro granito de arena y contribuir con alternativas y soluciones.Hace un par de años, en otra entrevista, me confesó que confiaba en que la pandemia de SARS-CoV-2 fuese un punto de inflexión para la valoración y el impulso de la ciencia en España. ¿Lo ha sido? A nivel social, pienso que sí. Los investigadores estamos bastante bien considerados. El problema es que se nos conoce poco y muchas veces mal. A veces tengo la sensación de que a los científicos se nos ve como a personas extrañas, que se pasan el día encerradas en un laboratorio. ¡Como a una especie de bichos raros! Pero no es así. Somos personas curiosas, viajamos, nos interesa aprender cosas nuevas… en general, creo que somos gente interesante. En ASEICA desarrollamos una campaña, Conócelas, para visibilizar a las investigadoras, y cuando damos charlas en colegios e institutos, los alumnos se sorprenden al ver que somos mujeres activas y dinámicas. Igual que lo son, también, los hombres que hacen ciencia.Eso en cuanto a percepción social. ¿Y a nivel político? ¿Está la ciencia infravalorada?Lo que creo es que se suele utilizar de forma partidista, y esto es muy frustrante. A veces se habla de ciencia en los debates de campaña, cuando se acercan las elecciones, pero luego no vemos cambios reales significativos. Cierto es que, en los últimos años, ha habido un impulso a la ciencia, sobre todo con proyectos europeos, fondos-resiliencia, etc… pero nos preocupa que sean medidas muy transitorias. Tenemos financiación para este año que viene, ¿y luego qué? Desconocemos qué va a suceder más allá, y no deberíamos encontrarnos en esta situación. Urge una estabilidad a medio y largo plazo.Tras lo vivido en estos últimos tres años, resulta llamativo que todo siga prácticamente igual.Sorprende mucho. La inversión española en I+D+I ha crecido muy poco en la última década. Podría pensarse que es debido a que estamos en una crisis económica, pero esto es algo que sucede también en nuestro entorno. Y España, en cifras de innovación, está por detrás de países como Portugal, o incluso Grecia. Pienso que es por la falta de previsión que arrastramos desde hace años, y porque siempre se han desarrollado planes cortoplacistas y muy ligados a los periodos electorales, en lugar de pensar a medio plazo. Esto es algo que urge superar. A nivel político, creo que tampoco se ha valorado lo suficiente que la ciencia no solo es conocimiento. Es avance. Lo hemos visto durante la pandemia de SARS-CoV-2. Los países que habían invertido mucho dinero en investigación, y tenían ya tecnología desarrollada, fueron capaces de reaccionar muy rápido. Entender esto debería ser muy obvio. La ciencia es motor de futuro. No es un cliché. Es la realidad.La inteligencia artificial está revolucionando el campo de la Oncología. ¿Qué papel tendrá en la lucha contra el cáncer?La inteligencia artificial va a ser una herramienta clave en el diagnóstico del cáncer. Ya lo estamos viendo. Hay programas informáticos capaces de diferenciar lesiones benignas y malignas con una eficacia equivalente a la de los expertos en patología oncológica. Además, estos programas informáticos son capaces de aprender a distinguir lesiones sin instrucciones previas, y esto les permite detectar diferencias que los especialistas somos incapaces de encontrar a simple vista y con las herramientas que tenemos a nuestra disposición. Y también tendrán un papel muy importante los avances en integración de datos. ¿Cuál?La mayor parte de los estudios de frontera incluyen ahora análisis de cientos o miles de muestras, en las que se analizan múltiples parámetros, tanto con respecto a alteraciones en células tumorales, como en el entorno y a nivel de todo el organismo. Son investigaciones ya muy complejas, que implican el análisis de grandes bases de datos, y esto requiere integración de múltiples disciplinas: biología, farmacia, química, matemática, inteligencia artificial… por eso, cuando hablamos de la ciencia que se hace en un laboratorio, hay que pensar que existen muchos ámbitos, y esa es también su riqueza. Yo aprendo mucho de los compañeros de química médica o de los que trabajan en aspectos de desarrollo de nuevas plataformas y compuestos. Encontrarte, casi a diario, con algo nuevo que aprender es una de las grandes alegrías de ser científico.¿Qué le parece la elección de A Coruña como sede de la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial (AESIA)? Es una noticia fantástica que la ciudad de A Coruña vaya a albergar un centro con la relevancia internacional de la AESIA. Tanto por el impacto que tendrá para atraer talento a Galicia, como por el reconocimiento que supone para los profesionales que ya trabajan en la comunidad gallega.¿Cómo ve el futuro de los tratamientos contra el cáncer? ¿Es la inmunoterapia la gran esperanza?Es una de las grandes revoluciones, junto con la terapia genética dirigida o personalizada, orientada a las alteraciones particulares del tumor de cada paciente. La inmunoterapia consiste en que el propio sistema inmunitario del afectado reconozca selectivamente a las células malignas y las diferencie de las benignas. Se están obteniendo grandes respuestas clínicas en tumores tradicionalmente agresivos, como el melanoma, algunos tipos de cáncer de pulmón e incluso en páncreas. Hay dos avances importantes. Por un lado, se ha logrado desbloquear o desarmar las defensas de los tumores; por otro, se ha conseguido movilizar a las células de sistema inmune para eliminar esas células tumorales. El futuro irá encaminado hacia combinaciones de tratamientos de inmunoterapia y otros tipos de terapias, dirigidas tanto a las células, como al microambiente tumoral.La Asociación Española contra el Cáncer (AECC) denuncia que los avances no llegan por igual a todos los tipos de cáncer, ni mucho menos a todos los pacientes. Insisten, desde esta organización, en que “el cáncer es igual para todos, pero no todos somos iguales frente al cáncer”. ¿Está de acuerdo?Sin duda, y tanto a nivel particular, como desde ASEICA, nos preocupa muchísimo esta cuestión. No es justo que, dependiendo de la ciudad o la comunidad autónoma en la que uno viva, pueda tener acceso a un cribado, del tipo que sea, para la prevención, o a un tratamiento avanzado contra el cáncer. Y tampoco lo es que las oportunidades sean distintas en función del tumor que se padezca. Una de nuestras grandes reivindicaciones al Ministerio de Sanidad, y en general a todas las administraciones, es que se acelere la implementación de compuestos, aprobados ya a nivel internacional, para que lleguen a España cuanto antes, y lo hagan por igual a todos los pacientes.
“Siempre hay que arriesgar. Si no lo haces y no te equivocas, tampoco avanzas”
La investigadora Marisol Soengas es la tercera gallega al frente de Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (ASEICA), tras Xosé R. Bustelo y Luis Paz-Ares. También es la segunda mujer que preside esa organización. “La primera fue Rosario Perona”, apunta. ASEICA trabaja en cinco áreas: apoyar a científicos y científicas jóvenes, romper barreras de género, mejorar la interacción entre la investigación académica y clínica, contribuir a la formación y a nuevas vocaciones, y “hacer llegar a la sociedad y a los pacientes estos avances”. “Este año es el 40 aniversario de ASEICA, un motivo de alegría para una asociación que empezó con un número muy reducido de miembros muy convencidos de que había que lograr un cambio, y que hoy ronda los 1.300 socios, y creciendo”, reivindica.
¿El acceso de las mujeres al liderazgo científico sigue siendo una asignatura pendiente?
Sin duda. La presencia de científicas en puestos de alta responsabilidad apenas alcanza el 30%. Cierto es que en los últimos años se ha visto un cambio, tanto en centros de investigación, como en hospitales y asociaciones, pero continuamos siendo una minoría. Por eso en ASEICA tenemos un grupo muy activo, ASEICA Mujer, para impulsar el desarrollo profesional de investigadoras que comienzan y que, en algún momento determinado, deciden que es muy difícil dar ese paso. Existen muchos condicionantes que determinan que el techo de cristal siga ahí, aunque estamos avanzando. Protestar no es suficiente, hay que actuar. Y esto es aplicable, también, a los investigadores jóvenes.
¿A qué se refiere?
A que a veces uno se asusta, tiene miedo, le asaltan las dudas y se pregunta: “¿Estaré preparado?”. Pero hay que atreverse. Si no lo haces y no te equivocas, tampoco avanzas. Las personas a las que les suele ir bien son aquellas que, en un momento determinado, decidieron ir más allá de lo fácil, o de lo que se esperaba de ellas. Por eso a los investigadores jóvenes les aconsejo que se atrevan, sin duda, a arriesgar.