Admito que hablar y juzgar a toro pasado es ventajista… y muy fácil. Nunca nos equivocamos. Por eso es un sano ejercicio poner en la mano derecha lo que se decíamos antes y en la izquierda lo que afirmamos ahora sobre un hecho concreto. Por ejemplo, con determinados jugadores del Barça.
Después del dramático resultado cosechado en Lisboa ante el Bayern Munich (8-2), la solución era ‘quemar’ en la pira a las llamadas ‘vacas sagradas’. De aquellas, Messi se fue como se fue. Y Piqué ya es historia.
Aquel Busquets que había que enviar al paredón, es hoy pieza básica e insustituible para Xavi, que ‘reza’ para que continúe un año más porque cree que no existe en el mercado un futbolista que lea e interprete mejor el sistema de juego del Barça.
Jordi Alba, en vez de hundirse o bajar su rendimiento por jugar menos y compartir la banda con Balde y Marcos Alonso (¿no decían que su problema era que no tenía competencia?), cada vez que salta al terreno de juego, marca diferencias. Está viviendo una segunda juventud. Sergi Roberto, otro ‘apestado’, está a punto de renovar una temporada más porque es el futbolista más polivalente de la plantilla y Xavi lo quiere a su lado a toda costa.
Y qué decir de Ousmane Dembélé. Había que expulsarle del Barça. Un sacrílego y mal profesional por no querer renovar. Ahora es una de las estrellas de este equipo que huele a campeón de Liga y hablan de él como uno de los mejores del mundo en su posición. Tiene enamorado por igual a Xavi, Laporta, Jordi Cruyff … ¿y Mateu Alemany?De todos, el caso más sangrante ha sido el de Frenkie de Jong. No voy a repetir lo que he venido opinando de él desde que el FCBarcelona intentó por tierra, mar y aire venderle en el pasado mercado de verano. Solo la obstinación del neerlandés en seguir vistiendo de azulgrana y triunfar en el Camp Nou evitó una salida que el club veía con buenos ojos para aliviar su ‘fair play’ y masa salarial. De Jong, como ha quedado demostrado, es intocable para Xavi y mucho más si al final Busquets acaba yéndose a la MLS.
Total, que este momento de euforia colectiva, justa y necesaria para el club y la autoestima del barcelonismo, también se ha construido gracias al rendimiento de futbolistas como Busquets, Alba, Sergi Roberto, Dembélé y Frenkie de Jong, otrora vilipendiados y hoy receptores de todo tipo de elogios. El cuento ha cambiado mucho en los últimos meses, sí, pero siempre es susceptible de volver a cambiar…