La teoría de la Evolución por Selección Natural de Charles Darwin marcó un antes y un después en el modo en que entendemos la vida en la Tierra. Desde su aparición, sin embargo, muchos fueron los detractores que buscaron refutarla o, al menos, ponerla a prueba. Tampoco faltaron defensores acérrimos de la misma que se encaminaron a apuntalar sus puntos más débiles. De entre todos ellos, no obstante, destaca el nombre de Lynn Margulis, una bióloga cuyo trabajo, por contradictorio que pueda resultar, conseguiría ambas cosas a la vez.
La historia de Margulis, considerada justamente una de las biólogas más importantes del siglo XX, comienza un 5 de marzo de 1938 en la ciudad de Chicago. Cursó sus primeros años de formación en el Instituto Hyde Park de su ciudad natal, tras lo cual, a la temprana edad de 16 años, sería aceptada en el programa de alumnos adelantados de la Universidad de Chicago donde, según la propia Margulis, adquiriría “un título, un marido -el astrónomo y divulgador científico Carl Sagan– y un mayor escepticismo crítico”.
Durante los años siguientes, en 1960, Margulis obtendría una maestría en zoología y genética en la Universidad de Wisconsin. Ocho años y dos hijos después, Sagan y Margulis se divorciarían en 1964. Al año siguiente, en 1665, la bióloga se doctoraría en genética por la Universidad de Berkeley y en 1966 se incorporaría al departamento de genética de la Universidad de Boston, donde ejerció de profesora durante más de 20 años.
Lynn Margulis y la Teoría Endosimbiótica
Desde muy temprano Margulis se sintió atraída por un campo que hasta el momento había sido objeto de escasa atención por parte de la biología: el mundo bacteriano. Entonces consideradas las bacterias poco más que gérmenes o agentes infecciosos, una de las mayores virtudes de la bióloga fue precisamente dirigir el foco del estudio de la evolución hacia la microbiología, dando, no con escasa oposición, una nueva vuelta de tuerca a la teoría propuesta por Charles Darwin.
Así, tras 15 intentos fallidos, Margulis consiguió en 1967 que su artículo Origin of Mitosing Cells, fuera publicado en la revista Journal of Theoretical Biology. Durante los años siguientes Margulis seguiría trabajando en la que el profesor experto en protistas de la Universidad de la Columbia Británica, Max Taylor, denominaría con el acrónimo de SET (Serial Endosymbiosis Theory o Teoría de la Endosimbiosis seriada), hasta que su trabajo adquirió las dimensiones de un libro, Origyn of Eukariotik cells, que, tras nuevos rechazos, sería publicado por la Universidad de Yale.
A grandes rasgos, lo que la teoría Endosimbiótica de Margulis proponía era que las células eucariotas, es decir las células con núcleo, evolucionaron a partir de la simbiosis entre bacterias que habían existido hasta el momento de manera independiente. Se trataba de una de las explicaciones a uno de los mayores dilemas de la biología, el “salto” de la célula procariota a eucariota.
Sin embargo, su teoría llegaba en un momento en el que la Síntesis evolutiva moderna, es decir, la integración de la teoría de la Evolución de las especies por selección natural de Charles Darwin, la teoría Genética de Gregor Mendel como base de la herencia genética, y el concepto de mutación aleatoria como fuente de variación genética en las poblaciones, estaban firmemente consolidados. También, además, en un momento en el que el evolucionismo estaba dominado por zoólogos y un profundo énfasis en el reino animal.
Por todo ello Margulis fue considerada durante mucho tiempo como una radical: su teoría, la cual postulaba la cooperación como uno de los principales motores de la evolución en una de las etapas más tempranas de la historia de la vida en la Tierra, chocaría de frente con los enfoques tradicionales darwinianos, que en un plano opuesto postulaban la supervivencia del más apto. Desde entonces, no obstante, la SET se ha ido abriendo camino hasta el día de hoy, y en la actualidad su validez respecto a la aparición de la célula eucariota es un hecho ampliamente aceptado.
La biología a través de los ojos de Lynn Margulis
Con sus trabajos Margulis no solo proponía un nuevo enfoque a la teoría de la Evolución, si no un modo completamente diferente de entender la biología, lo que se materializaría en otras de sus teorías más conocidas: la teoría simbiogenética, en la que defendía que animales y plantas, hasta entonces considerados organismo individuales, son en realidad comunidades de organismos menos complejos (células y bacterias) que cooperan para sobrevivir.
Sin embargo, aunque si bien es cierto, como decíamos unas líneas atrás, que en la actualidad la comunidad científica acepta la importancia de la endosimbiosis seriada en el salto de procariotas a eucariotas, también rechaza la simbiogénesis como un hecho generalizado en el proceso evolutivo.
Entre otros de los trabajos de Margulis, cabe destacar la publicación en 1982 de Five Kindoms, libro escrito en colaboración con la bióloga estadounidense, Karlene V. Schwartz, en el que clasificó la vida en la Tierra en cinco reinos, agrupados en dos grandes grupos: bacterias y eucariotas. Este modelo sería aceptado hasta el descubrimiento del dominio arqueobacteria, lo que postuló el sistema de tres dominios formado por Bacteria, Archaea y Eucarya empleado en la actualidad para la clasificación de los seres vivos.
Además de varias publicaciones académicas, Margulis escribiría también numerosos libros interpretando conceptos y dilemas científicos para una audiencia popular, como el caso de la controvertida Hipótesis Gaia de James Lovelock, que defiende que la Tierra es un super organismo.
Como reconocimiento a una vida dedicada a la ciencia y a sus valiosas aportaciones, fue elegida miembro de la Academia Nacional de Ciencias en 1983 y uno de los tres miembros estadounidenses de la Academia Rusa de Ciencias Naturales. También recibiría en 1999, el mismo año que el Premio William Procter de Sigma Xi, la Medalla Nacional de Ciencias de Estados Unidos, y en 2008 sería galardonada con la Medalla Darwin-Wallace de la Sociedad Linneana de Londres. Como consecuencia de un derrame cerebral sufrido mientras trabajaba con uno de sus estudiantes, fallecería 3 años después, en 2011, a la edad de 73 años, pasando a la historia como una de las figuras que puso patas arriba, para bien, la teoría de la Evolución.