lula regresa al poder como líder izquierdista de un brasil políticamente polarizado

(Actualiza con discurso de Lula)

Por Anthony Boadle

BRASILIA, 1 ene (Reuters) – El líder izquierdista Luiz
Inácio Lula da Silva juró como presidente de Brasil el domingo
bajo estrictas medidas de seguridad en la capital brasileña tras
las amenazas de violencia de los partidarios de su predecesor de
extrema derecha, Jair Bolsonaro.

En un discurso ante el Congreso, Lula afirmó que estaba
recibiendo un país en ruinas donde el hambre había regresado
bajo Bolsonaro, cuyo gobierno dijo que había agotado los
recursos para la educación, la salud y la conservación de los
bosques, y socavado los derechos humanos.

Acusó al gobierno “negacionista” de Bolsonaro de cometer
“genocidio” al no responder adecuadamente a la pandemia de
COVID-19 que mató a más de 680.000 brasileños.

Lula dijo que ganó las elecciones de octubre contra
oponentes que habían atacado el sistema de votación elogiado
internacionalmente del país.

“Si estamos aquí es gracias a la conciencia política de la
sociedad brasileña y al frente democrático que formamos”, dijo.
“La democracia fue la gran vencedora, superando la mayor
movilización de recursos públicos y privados jamás vista, las
más violentas amenazas a la libertad de voto”.

Tras la ceremonia, Lula acudirá en un Rolls-Royce
descapotable al palacio del Planalto para enfundarse la banda
presidencial ante una multitud de 30.000 seguidores, mientras
decenas de miles se reunían para celebrar en la explanada de
Brasilia.

El estado de ánimo en la ciudad era tenso después de la
elección más disputada en una generación.

Lula, de 77 años, derrotó por poco a Bolsonaro en octubre
para ganar un tercer mandato presidencial, algo sin precedentes,
después de una pausa que lo vio pasar un año y medio preso por
condenas por corrupción que luego fueron anuladas.

Sus 580 días en prisión reforzaron su sentido de la justicia
social y lo convencieron de la necesidad de priorizar el fin de
la pobreza sobre el aumento de las ganancias, dijeron aliados.

En sus años anteriores como presidente del país y del
Partido de los Trabajadores (PT), de 2003 a 2010, el exlíder
sindical sacó a millones de brasileños de la pobreza durante un
auge de las materias primas que impulsó la economía.

Ahora, enfrenta el abrumador desafío de mejorar la economía
estancada de Brasil y al mismo tiempo unir a un país que se ha
polarizado dolorosamente bajo Bolsonaro.

“Se espera mucho de Lula. Tendrá la difícil misión de
restaurar la normalidad y la previsibilidad en Brasil y, sobre
todo, entregar rápidamente resultados que mejoren la calidad de
vida de sus habitantes”, dijo Creomar de Souza, director de la
consultoría Dharma Political Risk en Brasilia.

Rendir cuentas

Bolsonaro partió de Brasil hacia Florida el viernes,
evitando tener que entregar la banda a su rival, cuya victoria
aún no reconoce, y al mismo tiempo se eliminó de cualquier
riesgo legal inmediato relacionado con su tiempo en el cargo.

Sus partidarios han protestado durante dos meses porque
dicen que las elecciones fueron robadas y llamaron a un golpe
militar para evitar que Lula regrese al poder en un clima de
vandalismo y violencia.

La policía detuvo el domingo a un hombre que llevaba fuegos
artificiales y un cuchillo e intentó ingresar a la explanada de
la inauguración, dijo la policía de Brasilia.

En Nochebuena, un simpatizante fue detenido por fabricar una
bomba que fue descubierta en un camión cargado de combustible de
aviación en la entrada del aeropuerto de Brasilia, y confesó que
buscaba sembrar el caos para provocar una intervención militar.

Lula dijo que los responsables de actos antidemocráticos
rendirán cuentas, aunque no mencionó a Bolsonaro.

“No tenemos ningún espíritu de venganza contra quienes
intentaron subyugar a la nación a sus designios personales e
ideológicos, pero garantizaremos el estado de derecho”, aseveró.

En una crítica apenas disimulada, el presidente interino
Hamilton Mourao, quien fue vicepresidente de Bolsonaro, criticó
a su exjefe por no haber liderado el país y permitir que
prosperara el sentimiento antidemocrático después de su derrota
en las urnas en octubre.

“Líderes que debían tranquilizar y unir a la nación…
permitieron que el silencio o el protagonismo inoportuno y
deletéreo crearan una atmósfera de caos y desintegración
social”, dijo Mourao en un discurso el sábado por la noche.

Mourao defendió los cuatro años de Bolsonaro en el poder por
dejar una economía fuerte, pero criticó el retroceso ambiental
después de que la deforestación en el Amazonas alcanzara su
punto más alto en 15 años.

A medida que decenas de miles de simpatizantes de Lula
llegaron a Brasilia para las celebraciones del domingo, las
autoridades desplegaron 10.000 policías y tropas para reforzar
la seguridad y revisar a los participantes, que no pueden traer
botellas, latas, mástiles de banderas o pistolas de juguete.
También se prohibió temporalmente el porte de armas de fuego por
parte de civiles.

Los organizadores dijeron que delegaciones de 50 naciones y
19 jefes de estado y de Gobierno, incluido el rey de España, han
confirmado su asistencia.

El viernes, antes de volar a Florida, Bolsonaro pronunció un
discurso a la nación en el que condenó el complot de Nochebuena
como un “acto terrorista”, pero elogió a los manifestantes
acampados frente a los cuarteles del ejército en todo el país.
(Reporte de María Carolina Marcello, Ricardo Brito, Lissandra
Paraguassu, Anthony Boadle y Fernando Cardoso; Editado en
Español por Manuel Farías)

 

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