Encender tu cámara, asfixiarte con la ayuda de un objeto doméstico y esperar hasta que la falta de oxígeno te lleve al desmayo. Filmar como uno se corta la respiración y el chute de adrenalina que obtiene al recuperar la conciencia se ha convertido en un reto viral. Este desafío conocido como ‘Blackout challenge’ existe desde 2008 pero se ha popularizado en los dos últimos años entre menores de edad tras ser amplificado en TikTok, llevando a la muerte a al menos 20 niños y niñas en todo el mundo, 15 de ellos de menos de 12 años, según datos recopilados por ‘Bloomberg Businessweek’. Aunque no se trata de una tendencia generalizada, estas tragedias inquietan a los padres y a la propia plataforma. ¿Puede ser la red social de moda un peligro para los más pequeños?
En poco más de seis años de existencia, TikTok se ha convertido en una de las plataformas digitales más populares del mundo, acumulando más de 1.200 millones de usuarios activos al mes y 317 millones de descargas en los primeros seis meses de 2022, según datos de Apptopia. La red, propiedad de la compañía china ByteDance, se ha convertido todo un fenómeno social especialmente entre los miembros de la Generación Z. Aunque TikTok no especifica qué edad tienen sus usuarios, se calcula que un 43% de su audiencia global tiene 24 años o menos, según Datareportal. Informes internos filtrados a ‘The New York Times’ mostraron que en 2020 hasta un tercio de sus usuarios son menores de 14 años. Trece es la edad mínima para tener una cuenta.
Éxito entre los menores
¿Por qué triunfa tanto entre los pequeños? Parte esencial del éxito de TikTok se debe a su algoritmo. Este identifica los vídeos que más tiempo retienen a los usuarios pegados a la pantalla y los recompensa mostrándolos a cada vez más personas. Si el vídeo engancha podrá ser visto por millones de personas, aunque el usuario que lo haya hecho tenga pocos seguidores. Así, se democratiza el acceso a la deseada viralidad.
En este sistema, los desafíos se han convertido en una seña de identidad de la plataforma, un recurso al que también recurren las marcas con fines promocionales. Aunque la mayoría son divertidos e inofensivos, en los últimos años han surgido otros más extremos que van desde meter la cabeza en una bolsa de carbón hasta quemarse la cara, limarse los dientes o destrozar material en la escuela.
Sin conciencia de riesgo
Estos evidentes peligros pueden colarse en el móvil de los menores sin que ellos lo perciban como una amenaza. “Su cerebro es aún poco maduro y no son capaces de discernir entre la realidad y la ficción, entre lo que es moralmente correcto y lo que no”, advierte Agnès Brossa, psicóloga de familia. “Con un adulto al lado, el debate sobre lo que ven les puede enriquecer, pero muchos niños se sienten solos y terminan pegados a la pantalla”.
“Junto a un adulto, el debate sobre lo que ven en TikTok les puede enriquecer, pero muchos niños se sienten solos y terminan pegados a la pantalla”.
Como punta de lanza de la llamada economía de la atención, las redes sociales han acentuado la necesidad de los usuarios de hacer cosas para destacar, un fenómeno que se acentúa en entornos escolares. “En la prepubertad y la adolescencia los grupos de amigos tienen mucho poder y les lleva a buscar la aceptación de los demás”, señala la psicoterapeuta especializada en infancia Maria Bilbao, que achaca la posibilidad de caer en esos retos extremos a la “experimentación y a la ausencia de conciencia de riesgo”.
En España, la ley fija en 14 la edad mínima con la cual los menores pueden tener una cuenta propia sin la supervisión de los padres. TikTok la fija en 13. Sin embargo, las expertas consultadas señalan que ese límite no es suficiente. Mentir es una vía habitual para no perderse el fenómeno social de moda. “Con tan solo 10 años, los niños ya esquivan el control de los padres y se abren cuentas en TikTok”, apunta Brossa, que señala que, para ellos, no ver ese contenido puede llevarse a “quedarse marginados en el patio”. Aunque el uso del móvil se regule en casa, los niños pueden terminar viendo esos contenidos de riesgo junto a sus amigos.
Cambios forzados
La preocupación por el impacto que TikTok puede tener en los pequeños no es nueva. En octubre del año pasado, TikTok fue llamada a comparecer por primera vez ante el Congreso estadounidense para dar explicaciones sobre el impacto en la privacidad y la seguridad de los menores. Además del peligro de ciertos retos, la preocupación también gira en torno a la proliferación de contenidos sobre trastornos alimenticios, autolesiones o todo tipo de bulos.
La presión de los reguladores ha forzado a la compañía a tomar ciertas medidas. La muerte de una niña de 10 años en Italia mientras realizaba el reto de la autoasfixia llevó a TikTok a eliminar 400.000 cuentas que pertenecían a menores de 13. Durante el segundo trimestre de este año, eliminó casi 114 millones de vídeos y más de 20 millones de cuentas por debajo de la edad permitida.
En febrero, TikTok anunció un cambio de políticas para identificar y restringir el acceso de los adolescentes a ciertos contenidos y para dar más poder de control a los padres de los usuarios menores, restringiendo la búsqueda de ciertos contenidos y controlando su tiempo de exposición. Desde el pasado 23 de noviembre, solo aquellos con 18 años o más pueden realizar vídeos en directo en la plataforma, mientras que se permitirán retransmisiones restringidas solo para mayores.
Consultada por EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica, la compañía asegura que la seguridad no tiene una “línea de meta” y que seguirá trabajando para mejorarla. Sin embargo, parte de su responsabilidad se dirimirá en los tribunales. Y es que, entre las múltiples disputas legales que afronta TikTok, dos nuevas denuncias de este verano acusan directamente a la plataforma de amplificar esos peligros. La app ha bloqueado las búsquedas de retos extremos, pero las familias de las víctimas alegan que sus hijos no buscaron los vídeos de la asfixia, sino que estos fueron recomendados de forma personalizada por el algoritmo y que, por lo tanto, TikTok tuvo que considerarlos “apropiados y adecuados para niños pequeños”.